
Edificios capitalinos, bajo amenaza por las rentas temporales sin control
Propietarios alertan sobre ingreso de desconocidos sin control a través de alquileres por horas o días
La inseguridad en Quito ya no viene solo de la calle. Ahora se esconde en los pasillos, toma el ascensor y se instala en los departamentos de al lado.
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En varios barrios de la capital, los comités de propietarios y administradores de edificios encienden las alarmas: el alquiler de departamentos por horas o pocos días, muchas veces sin regulación ni filtros, se ha convertido en un canal de entrada para el abuso, la delincuencia y el crimen organizado.
“Nos llaman a cada rato para tratar este problema, nos invitan a las asambleas, porque la inseguridad ya no está afuera, está dentro del mismo edificio”, afirma Pao Burbano, presidenta del Comité Promejoras de la avenida República de El Salvador y La Carolina.
Su testimonio, respaldado por varios casos documentados, pone en evidencia una práctica que crece en silencio en la urbe: las rentas temporales en edificios que no fueron diseñados para ello, sin reglas, sin control y, sobre todo, sin garantías.
“Algunos propietarios alquilan por WhatsApp, por plataformas, sin pedir cédula, referencias o antecedentes. Entran personas sin rostro, sin historia. Y cuando uno se da cuenta, ya hubo robos, escándalos o, peor aún, vínculos con bandas criminales”, dice.
En uno de los edificios que administra, se depuraron quince departamentos tras una revisión minuciosa de placas y perfiles: varios inquilinos estaban vinculados a casos de estafa, robo y hasta homicidio. “La Policía de Inteligencia me mostró las fotos. Me dijeron: ‘Mira lo que tienes allí’”, reveló.

El problema se presenta cuando edificios residenciales convencionales, sin preparación ni estructura, intentan copiar este modelo para obtener ingresos rápidos, pero sin asumir las responsabilidades que esto implica.
“No se puede tratar igual un edificio de familias que uno que recibe turistas todos los días. No es lo mismo, y la inseguridad aparece cuando no se hace esa diferencia”, remarca Isabel Vinueza, vicepresidenta del comité de seguridad del barrio.
Los comités buscan normativas municipales que regulen estas prácticas. Piden límites claros, requisitos de verificación y la posibilidad de rechazar este tipo de arriendos en asambleas de copropietarios. “Esto no es un tema menor. Ya no es solo por ruido o molestias. Estamos hablando de delitos graves, de bandas que usan estos espacios como puntos de paso o escondite”, alerta.
Una renta sin seguridades
El sistema de renta temporal no ofrece seguridades ni permite conocer el perfil de quien arrienda. Generalmente, se hace la transacción a través de plataformas. El interesado cancela de antemano y se le deja la llave en portería.
Sin embargo, excepcionalmente, existen modelos que sí funcionan, como los edificios creados específicamente para renta temporal, que cuentan con resguardos adicionales, guardianía reforzada, control de acceso y protocolos específicos para este tipo de uso.
“Los edificios como XOE, por ejemplo, fueron diseñados desde la constructora con este objetivo. Tienen una lógica distinta: más personal, más seguridad, mayor vigilancia. Son conscientes del perfil de sus huéspedes y lo gestionan de forma profesional”, explica la dirigente Burbano.
El abogado Marcos Ortiz, especialista en el tema, sostiene que cuando no hay control ni filtros, el problema es tan grave que se conocen casos de ciudadanos que se dedican a trata de personas, prostitución, incluso pornografía infantil. Sin embargo, los propietarios, quienes en ocasiones saben de estos hechos que ocurren en sus departamentos, no presentan la denuncia respectiva.
Ortiz propone reestructurar el reglamento para establecer filtros que permitan a las personas ejercer su actividad económica. En muchas edificaciones se ha optado por intentar prohibir el sistema de arriendos temporales; pero en la práctica, lo que ha ocurrido es que algunos propietarios han presentado acciones de protección “contra los edificios”. A veces ganan, otras pierden, pero el problema de fondo sigue sin resolverse.
Una propuesta para el Concejo Metropolitano
Otro camino es solicitar al Concejo Metropolitano una ordenanza que regule el uso del suelo, a pesar de que en otras ciudades del mundo donde se ha restringido la renta temporal, no tardó en surgir el mercado negro de este tipo de alquiler.
Mientras tanto, crece el temor. “El país está así, el mundo está así y lo que más nos duele es que ya ni en casa uno se siente seguro”, concluye Burbano.
Y es así, la amenaza ya no siempre viene del desconocido. A veces, se cuela silenciosa entre los pisos. Los edificios, que alguna vez fueron sinónimo de resguardo, hoy exigen nuevas reglas, nuevas vigilancias y, sobre todo, mayor conciencia. Porque en esta ciudad que todavía lucha por sentirse segura, el enemigo puede estar incluso al otro lado de la pared.
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