Violencia en Machala
Ataques simultáneos dejaron seis muertos en menos de 30 minutos.cortesía

Violencia en Machala: seis muertos en 30 minutos y una ciudad que se encierra

Seis personas fueron asesinadas en tres ataques simultáneos y la ciudad se mantiene desierta por temor

La violencia estremeció a Machala la noche del martes 26 de agosto: tres ataques simultáneos dejaron seis muertos en menos de 30 minutos. Entre las víctimas hubo taxistas, catequistas y una pareja de jóvenes. Los atentados, atribuidos a la banda criminal Los Lobos, sumieron a la ciudad en miedo y calles vacías. Las autoridades respondieron con un plan de seguridad urgente, patrullajes conjuntos y más videovigilancia, mientras los ciudadanos viven como si existiera un toque de queda no declarado.

Machala vive días de miedo. La capital mundial del banano, siempre ruidosa y llena de vida, hoy se repliega tras las paredes de sus casas. Desde la noche del martes 26 de agosto, cuando seis personas fueron asesinadas en menos de 30 minutos, las calles lucen vacías, las luces se apagan temprano y las conversaciones se llenan de susurros. La sensación es la de un toque de queda no declarado.

Una noche de terror

La ciudad nunca olvidará aquella noche. En distintos puntos del norte de Machala, tres ataques simultáneos dejaron a la comunidad en shock. Los sicarios, presuntamente vinculados a la organización criminal Los Lobos, dispararon al azar. Entre las víctimas estaban dos taxistas, una pareja de jóvenes y dos catequistas que salían de una congregación cristiana.

“Antes uno decía que se mataban entre bandas, pero esto confirma que no es así. Mejor nos encerramos desde temprano”, confesó un tendero, mientras bajaba la reja de su local al caer la tarde.

Amenazas cumplidas

Días antes, la advertencia ya circulaba. Panfletos y mensajes de WhatsApp se compartían entre vecinos:

“Todo taxista informal y formal será parado y revisado, si hacen caso omiso actuaremos de la manera más violenta. Lo mismo con las motos”.

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Muchos lo tomaron como un rumor más. Pero la madrugada del martes, las amenazas se cumplieron. Los disparos rompieron el silencio y la ciudad se sumió en el miedo.

Machala desierta

Un día después, Machala parecía otra ciudad. Los restaurantes cerraron antes de la cena, el transporte redujo recorridos y las tiendas bajaron sus persianas. Solo los trabajadores de limpieza barriendo las calles recordaban que el reloj seguía corriendo.

“Parece que estuviéramos en tiempos del COVID-19”, murmuró una madre que apresuraba a sus hijos para llegar a casa antes del anochecer.

Machala desierta
Las calles de Machala lucen vacías tras los ataques armados que dejaron seis muertos en menos de 30 minutos. El miedo obliga a los ciudadanos a refugiarse en sus casas.Fabricio Cruz

Reacción urgente de las autoridades

La magnitud de la tragedia obligó a una reunión de emergencia en el ECU 911. Frente a frente, el gobernador Jimmy Blacio, el prefecto Clemente Bravo, los 14 alcaldes de El Oro, la Policía y las Fuerzas Armadas trazaron un plan inmediato:

  • Nuevas cámaras de videovigilancia en sectores críticos.
  • Patrullajes conjuntos entre Policía y militares.
  • Instalación de una Unidad de Flagrancia para respuestas judiciales rápidas.
  • Mesas técnicas para frenar el reclutamiento de menores por grupos criminales.

“No permitiremos que la violencia fracture la tranquilidad de nuestras familias. Estamos redoblando esfuerzos y acciones concretas para recuperar la paz”, aseguró el gobernador Blacio.

Un silencio que pesa

Mientras tanto, la ciudad continúa inmóvil. Cada anochecer, las persianas bajan, las luces se apagan y el miedo se instala. En Machala, la violencia dejó de ser una noticia lejana: ahora es parte de la vida cotidiana.

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