
El transporte público es deuda en la zona rural de Ambato
Habitantes caminan grandes distancias ante la falta de buses; camionetas transportan pasajeros con incomodidad
En las comunidades rurales de Ambato, la movilidad no es un derecho, es un reto diario. Los pobladores no esperan en paradas formales, porque en muchas ni siquiera existen. Su esperanza está en que algún vehículo pase por la vía principal y, con suerte, el conductor acceda a detenerse. Si no, simplemente caminan.
Así viven en zonas apartadas de Picaihua, Pinllo, Unamuncho y otras localidades rurales donde el transporte público es escaso y las rutas no cubren todas las necesidades. Y cuando llegan las vacaciones escolares, el problema se agrava aún más, porque las pocas frecuencias que existen desaparecen casi por completo.
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Para Cinthya Ocaña, quien reside en Mollepamba, el regreso a casa después de hacer compras o de llevar a sus hijos a una cita médica significa recorrer largas distancias a pie o pagar un taxi que cobra desde $3,50 hasta Ambato.
“A veces no tenemos ni para el bus (el pasaje vale $0,30). No es que queramos caminar, es que no hay otra”, comenta con resignación.
En el sector hay una línea de buses urbanos, pero circula cada 30 minutos y después de las 17:00 es casi inexistente. Durante los fines de semana, la situación es más crítica.
Zonas rurales de Ambato sin rutas desde el centro urbano
En Angamarquillo, sector de la parroquia Pinllo, ni siquiera hay rutas urbanas desde el centro de Ambato. Los vecinos deben esperar camionetas, que muchas veces priorizan la carga antes que los pasajeros.
“La plata no alcanza para taxi todos los días, entonces uno levanta el dedo esperando que alguien lo lleve, y si no, pues toca caminar”, cuenta José Vallejo, quien baja todas las mañanas a vender hortalizas en la ciudad.
Un panorama parecido viven los habitantes de Jesús del Gran Poder, en Unamuncho, donde la opción más rápida es el taxi, pero no siempre hay para pagar entre $1,50 y $2. “Con ese dinero mejor compramos el pan y la leche”, afirma Carlos Trajano, agricultor del sector.
¿Qué dice el Municipio de Ambato?
Desde el Municipio de Ambato, la directora de Movilidad, Cristina Montero, reconoce el problema. Explica que se están realizando estudios técnicos para ampliar las rutas existentes y establecer paradas en zonas rurales. El objetivo es que siete compañías, que actualmente están en proceso de obtener permisos, puedan operar en sectores como Izamba, Juan Benigno Vela, Totoras, Unamuncho y Ambatillo.
Pero estas soluciones todavía tardarán. El Plan Maestro de Movilidad Urbana Sostenible, cuyo presupuesto asciende a 400 mil dólares, apenas se encuentra en proceso contractual. Una vez adjudicado, tomará 12 meses para ser elaborado, indicó la funcionaria.

Otra alternativa que los pobladores mencionan es el transporte mixto, camionetas que transportan carga y pasajeros, pero su regularización depende de la Agencia Nacional de Tránsito, no del Municipio.
Mientras tanto, Montero aclara que en la zona rural hay taxis legales que deben cobrar con taxímetro y no pueden exigir recargos por recoger pasajeros fuera del casco urbano.
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Sin embargo, muchos habitantes señalan que no siempre encuentran taxis disponibles o que, cuando los llaman, los valores son más altos de lo establecido por las autoridades.
“No pedimos nada extraordinario, solo que el bus llegue más seguido o que no nos toque caminar tanto”, dice María Chiluisa, vecina de San Juan.
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