
Robos en locales y temor por secuestros al norte de Ambato
En la parroquia Atahualpa solo hay una cámara del ECU-911. Solicitan más presencia policial.
La inseguridad se ha convertido en una preocupación constante para los habitantes de la parroquia Atahualpa, ubicada al norte de Ambato.
En este territorio conformado por cerca de 29 barrios, la falta de presencia policial permanente y la escasa cobertura de videovigilancia mantienen en alerta a sus aproximadamente 12 mil habitantes.
Dimitrov Ortiz, vocal del Gobierno Parroquial de Atahualpa, advierte que la parroquia cuenta apenas con una cámara de seguridad integrada al sistema de emergencias del ECU-911, una cifra insuficiente para la extensión del territorio y la cantidad de barrios. Esta limitación, asegura el representante, agrava la sensación de abandono institucional frente a un problema que va en aumento.
Los vecinos reportan robos en negocios y viviendas, hechos que han afectado la tranquilidad comunitaria. A ello se suma un fenómeno que genera aún mayor temor: el uso de sectores alejados del centro urbano para abandonar cadáveres, situación que ha marcado emocionalmente a la población y refuerza la percepción de inseguridad.
Margarita Carranza, moradora del barrio Macasto, relata que caminar por las noches se ha vuelto una experiencia intimidante. “Desde finales del año anterior (2024) el miedo ha aumentado. Ya no es lo mismo salir cuando oscurece, ni dejar que los niños vayan solos a la escuela o a alguna actividad”, comenta. El temor, dice la moradora, se ha instalado en la rutina de las familias.
Ese mismo sentir lo comparte Gonzalo Carrión, quien vive desde hace más de 20 años en el barrio Las Palmas. A sus 55 años, asegura que la presencia de personas desconocidas que circulan en motocicletas genera inquietud entre los vecinos. “Aunque no se ha escuchado de secuestros en el norte, preocupa que esos delitos ocurran en Ambato y que a las víctimas las escondan en la ciudad”, señala.
Aunque en varios barrios los moradores han optado por organizarse y aplicar medidas de seguridad comunitaria, el incremento de la delincuencia provoca malestar e incomodidad.
Para los habitantes de Atahualpa, la exigencia es clara: mayor presencia policial y acciones preventivas que devuelvan la tranquilidad a esta parroquia de Tungurahua.
Anhelo de seguridad y obras clave
En contraste con esa preocupación, empezaron obras públicas, que habían sido gestionadas durante años por los habitantes de Atahualpa, como los proyectos de alcantarillado y asfaltado.
En la calle Hugo Valencia se asfalta a lo largo de 150 metros, se instala alcantarillado y se implementan luminarias. La obra cuesta unos 65 mil dólares y se ejecutará por 40 días.
Una obra similar se realiza en la calle Remigio Carrión, con una inversión de 165.449,01 dólares, a lo largo de 172 metros cuadrados.
Los trabajos incluyen la construcción de un muro de contención para estabilizar el terreno, la instalación de sistemas de alcantarillado, la ejecución de bordillos y aceras, y el asfaltado de la vía.
Para los habitantes de Atahualpa, sin embargo, el reto sigue siendo doble: contar con infraestructura digna y, al mismo tiempo, recuperar la seguridad, que ha sido amenazada por los constantes delitos que acechan a lo largo del país.
