Los comuneros de Barcelona se preparan para su festival en honor a la paja toquilla
Desfile. Jóvenes destacan la paja toquilla en un pregón, en Barcelona.Joffre Lino

Paja toquilla: la comuna Barcelona y su rol clave en el sombrero patrimonial

El accesorio celebra en diciembre 13 años como Patrimonio Cultural

El sombrero de paja toquilla celebra en diciembre trece años desde que fue reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En la provincia de Santa Elena, existe una comuna que conserva un rol fundamental en esta historia: Barcelona, conocida como ‘la capital toquillera de la península’, donde nace la fibra que se convierte en los célebres sombreros ecuatorianos.

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En las montañas de esta comunidad, asentada en las faldas de la cordillera Chongón–Colonche, se extienden vastas plantaciones de paja toquilla. Se estima que alrededor de mil hectáreas están destinadas a este cultivo. Nadie puede asegurar con certeza cómo llegó la planta a estas tierras, pero los habitantes han convertido su manejo en un oficio heredado, logrando que la comuna se convierta en una de las principales proveedoras de materia prima para las zonas donde se elaboran los sombreros.

carbonero

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“Se llevan la paja en bultos a las provincias del Azuay y Manabí. Una parte también se queda acá para nuestras mujeres que tejen sombreros y otras artesanías”, comenta Felipe Orrala, comunero.

Cordeles repletos de paja toquilla

En Barcelona, es común observar los cordeles repletos de paja toquilla en proceso de secado, o a familias enteras sentadas frente a sus viviendas limpiando y clasificando los cogollos. “El 80 % de quienes vivimos aquí trabajamos con la paja toquilla”, asegura Pedro Panchana, otro de los pobladores.

El talento de los artesanos de Barcelona cautiva a visitantes y especialistas. Conocer el proceso de preparación de la fibra, su lavado, secado, cocido y selección y observar cómo manos experimentadas convierten hebras finísimas en sombreros y figuras decorativas, despierta admiración y orgullo.

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