Indígenas
La fuerza indígena, a 35 años del primer levantamiento.Gloria Taco

Levantamiento indígena de 1990 en Ecuador: así cambió la historia hace 35 años

En junio se cumple más de tres décadas del primer paro. Respeto, obras y educación, de las mayores conquistas

A 35 años del primer levantamiento indígena de junio de 1990 en Ecuador, dos representantes e integrantes de la comisión organizadora de esa histórica movilización, comparten una mirada de los logros alcanzados y de lo que se vivió en ese crucial episodio.

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“Lo primero que ganamos fue el respeto. Antes, para pedir una audiencia con una autoridad, había que esperar meses. Hoy ya no es así. Hay una apertura distinta”, reflexiona Vicente Chato Chango, quien recuerda con nitidez cómo la lucha se tradujo en avances concretos: carreteras asfaltadas, servicios básicos, y acceso a la educación para mujeres y jóvenes indígenas. “Antes las mamitas no podían ir a la escuela. Ahora tenemos compañeras con estudios de cuarto nivel y hasta PhD. Eso es fruto de la lucha”, destaca.

la inclusión del carácter intercultural y plurinacional

Daniel Noboa

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En el plano jurídico, el también dirigente del movimiento indígena de Tungurahua, resalta la inclusión del carácter intercultural y plurinacional del Estado ecuatoriano en la Constitución de 2008, así como la ratificación del Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. “En esos cuatro frentes —respeto, obras, educación y ley— hemos avanzado bastante”, afirma.

El también dirigente indígena, Leónidas Iza Quinatoa, otro de los protagonistas de esa primera movilización, recuerda que ese histórico paro no fue un hecho aislado, sino la consecuencia de una larga historia de exclusión. “Desde la invasión española hubo rebeliones. El de 1990 fue un punto de quiebre, porque se acumuló demasiado maltrato, desigualdad y marginación hacia los pueblos y nacionalidades indígenas”, cuenta.

Aunque recuerda Chato que él no participó directamente en la toma de Quito en ese primer levantamiento, sí lo hizo en movilizaciones posteriores. En una de ellas, fue delegado a portar la wiphala (bandera indígena) al ingresar al Palacio de Gobierno. “Del cansancio casi me caigo, y los ministros pensaban que estaba alterando el orden”, recordó entre risas. También guarda con especial emoción el gesto de una señora mayor que, sin tener nada, le ofreció una botella de agua: “Ustedes son más importantes, porque luchan por todos”, le dijo.

Entre los principales motivos que impulsaron ese levantamiento, Iza destaca la lucha por la recuperación de los territorios ancestrales, el derecho a la educación bilingüe intercultural, y la necesidad de defender la identidad y cultura indígena frente a los constantes insultos y estigmas. “Nos decían indio burro, indio tonto, indio verdugo. Era un trato indigno”, rememora.

Y es que la situación económica del momento también jugó un papel clave, dicen los líderes indígenas. “Había una fuerte carestía de la vida. Los precios subían constantemente y los agricultores, sobre todo indígenas, sufrimos los abusos de la especulación”, recuerda Iza. Esto motivó la gran movilización que, destaca, marcó un antes y un después en la historia del país.

Chato añade que el levantamiento no surgió de la noche a la mañana. “Hubo mucha discusión. Se hablaba de huelgas de hambre, paros, movilizaciones. Hasta que decidimos: cerremos todas las vías, no dejemos entrar un solo grano a los mercados”. La respuesta fue contundente y desde entonces, la voz indígena en el país se ha hecho escuchar fuerte.

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