
30 obreros albañiles se certifican como técnicos en Santa Elena
Los nuevos técnicos aprendieron a interpretar planos y a aplicar técnicas antisísmicas en un curso de formación profesional
Durante más de una década, Marcos Morales trabajó como albañil guiado por la experiencia empírica, el aprendizaje cotidiano y la tradición oral del oficio. Hoy, su mirada se ha transformado. Sosteniendo con firmeza su diploma de “Técnico en Albañilería”, afirma con orgullo: “Yo no sabía leer planos, ahora puedo hacerlo y estoy listo para demostrar mi aprendizaje en distintas obras donde me contraten.
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Morales es parte de un grupo de treinta trabajadores de la construcción que participaron en una inédita capacitación desarrollada en la provincia de Santa Elena, que durante tres meses combinó teoría y práctica con el objetivo de profesionalizar un oficio históricamente aprendido sobre la marcha.
Uno de los aspectos más significativos del curso fue que permitió a los albañiles comprender que su labor va mucho más allá de levantar paredes.
“Ahora sé que ser albañil no es solo pegar bloques, sino también entender presupuestos, calcular materiales, aplicar normas técnicas y trabajar de la mano con ingenieros o arquitectos”, explicó Manuel Reyes, otro de los participantes, quien también ejercía su labor de forma autodidacta.
La iniciativa fue impulsada por la empresa privada, específicamente Berriot Corp., que vio en la formación técnica una oportunidad para mejorar la calidad de las obras y abrir nuevas puertas para el talento local. “Encontramos en Santa Elena un personal con muchas ganas de aprender y superarse. Nos aliamos con el Instituto Tecnoecuatoriano y dimos el primer paso hacia la profesionalización de este sector”, afirmó Angello Berriot, representante de la compañía.
Aprendieron técnicas profesionales
Durante el programa, los participantes aprendieron a interpretar planos estructurales, aplicar técnicas modernas de construcción como edificaciones antisísmicas o casas inteligentes, y cumplir con normas de seguridad laboral. Al finalizar, recibieron una certificación que los avala como técnicos calificados.
En Santa Elena, donde un gran porcentaje de jóvenes se dedican a la construcción sin formación técnica formal, este tipo de programas representa una ventana de oportunidad para mejorar su situación laboral y dignificar el oficio. Para muchos de ellos, tener un título no sólo abre nuevas posibilidades de empleo, sino también eleva su autoestima y los motiva a seguir formándose.
“Nunca pensé que a mi edad volvería a estudiar. Me siento orgulloso de lo que he logrado”, cuenta entre sonrisas uno de los participantes más veteranos del curso
Tecnólogos en construcción
El éxito de esta primera edición ha despertado el interés de más personas que quieren sumarse. Por eso, los organizadores ya tienen en la mira un nuevo objetivo: presentar el modelo de capacitación ante el Ministerio de Educación Superior y las universidades técnicas del país, con la intención de que, en el futuro, los egresados puedan acceder a una titulación de tercer nivel como tecnólogos en construcción.
La provincia peninsular, muchas veces marginada de los grandes procesos educativos del país, comienza a sentar las bases de una nueva historia: la de albañiles que, con casco, nivel, flexómetros y ahora también con conocimientos técnicos, edifican no sólo casas, sino su propio porvenir.
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