Como hemos demostrado ya en estas páginas, la escena subterránea no solo abarca música agresiva. Basta rascar un poco la superficie para descubrir un sinnúmero de propuestas que aunque tienen una estética y mensaje ‘transgresores’, perfectamente pueden ser disfrutadas por públicos no habituados a ritmos extremos.

Es el caso del subgénero llamado dungeon synth, al que podríamos definir como una rama entre el black metal y la música ambiental. Usualmente, se trata de proyectos en solitario, es decir en los que un artista se suele encargar de toda la instrumentación, lo cual le da un carácter bastante íntimo e introspectivo.

Como parte de este movimiento, surge en 2018 en Ecuador el proyecto Urku Llanthu, del quiteño Pablo Mesías, quien conversó con EXPRESIONES sobre el lanzamiento de Ayapampa, su más reciente disco.

Defines tu proyecto como una mixtura entre el dungeon y el dark ambient. ¿Pero como explicarías tu música a quienes no conocen esta terminología?

Urku Llanthu enmarca su sonido en atmósferas hipnotizantes con melodías sombrías y ancestrales de los Andes, usando diversos instrumentos procedentes de esta región. Amalgamo todo esto con sonidos de la naturaleza y la compañía del piano, que da forma a este género musical.

La propuesta de Urku Llanthu puede ser apreciada por un público más allá de la escena under. ¿Qué opinas sobre diversificar las audiencias?

Si nos remontamos al origen del género, la fuerza del black y el doom metal son bases importantes, en conjunto con el dungeon synth. De ahí que el espectro de audiencia es amplio, aunque sin duda guarda mucho sincretismo hacia el lado underground.

Además, la difusión a través de las redes sociales permite que esa música no se quede solo en nichos reducidos.

Obviamente, dada la diversidad actual de medios de comunicación, se ha extendido el espacio y difusión para trabajos artísticos como el que represento. Cada vez más oyentes tienen ahora entre sus preferencias este tipo de propuestas. Eso sin lugar a dudas abrirá más ese sentimiento de búsqueda e investigación musical.

Te encargas además de la producción audiovisual, diseño gráfico, difusión, etc. Es un trabajo extenuante...

Así es,. Pero es muy satisfactorio también el proceso, desde la composición musical, grabar uno a uno los instrumentos hasta alcanzar el sonido deseado. Muchas veces para un solo tema hay que repetir la grabación cinco o más veces, hasta encontrar el equilibrio entre el lado escrito y el sonoro.

De todas formas, siempre es necesaria la retroalimentación. ¿Qué tan importante es recibir la opinión de otros durante el proceso de creación y grabación?

Tiene mucha validez la apreciación musical de quienes han llegado a escuchar Urku Llanthu. La participación activa tanto del artista como de los oyentes y los medios de difusión, conlleva una sinergia completa que mantiene vigentes las expresiones artísticas.

Cuéntanos sobre tu experiencia interpretando música folclórica andina.

Mis raíces musicales vienen de mis parientes indígenas. En mi época de adolescencia pertenecía a un grupo instrumental folclórico, en el cual tocaba la zampoña, zancas y quena. Todo lo que gira en torno al trabajo que presento lleva bastante influencia musical del folclor.

Eso incluye el uso del quichua...

Pese a ser en su mayoría instrumental, mis tres álbumes mantienen como eje de raíz el kichwa (en el nombre de los discos y temas). Ese es el pilar y soporte de esta figura de ritos ancestrales y parajes místicos, además del manto amplio de creencias originarias de los territorios cobijados por la cordillera de los Andes.

• CUATRO CLAVES

1. Su nombre artístico completo es Atuk Urku Llanthu.
2. Ha sido vocalista de los thrash death Nekropsia y de los grupos de heavy thrash Acracia, Blasfemo y Alkitran, todos de la escena capitalina.
3. Con su proyecto personal tiene tres discos: Urku Llanthu (2020), Waka Isku (2022) y Ayapampa (2023).
4. Para dar soporte profesional a su obra, creó el sello Takiri Producciones Independientes.