
Orfeo en los infiernos, la ópera que desafía la solemnidad
La emblemática obra se presentará en Quito, en una producción que reúne a más de un centenar de artistas
El mito de Orfeo y Eurídice ha inspirado a poetas, músicos y dramaturgos durante siglos, pero pocos se atrevieron a tratarlo con la irreverencia de Jacques Offenbach. Su opereta Orfeo en los infiernos, estrenada en 1858, marcó una ruptura con la solemnidad de la ópera clásica para dar paso a un espectáculo vibrante, lleno de humor, ironía y crítica social.
Este mes, la pieza llega al escenario del Teatro Nacional Sucre bajo la dirección escénica de Javier Andrade Córdova y la dirección musical de Luis Alberto Castro. La producción contará con el Coro Mixto Ciudad de Quito, el ensamble del Coro Juvenil, la Escuela Lírica, la Banda Sinfónica Metropolitana, un ensamble de cuerdas y un cuerpo de baile.
Desde sus primeras funciones en París, Orfeo en los infiernos dividió a la crítica. Mientras algunos la consideraron una parodia “vulgar y grotesca”, otros la celebraron como una obra “ingeniosa, deliciosa y perfecta”. Offenbach, considerado el padre de la opereta francesa, transformó el mito clásico en una sátira de la sociedad del Segundo Imperio, burlándose tanto de los dioses del Olimpo como de los hombres comunes. En su versión, Orfeo no es el hijo de Apolo, sino un violinista provinciano que celebra la desaparición de su esposa Eurídice, secuestrada por Plutón. La Opinión Pública, personificada como un personaje manipulador y moralista, lo obliga a emprender su rescate. Todo culmina con el célebre “Galop infernal”, el mismo que décadas más tarde inspiraría el can-can del Moulin Rouge.
“La opinión pública contemporánea ya no es esa instancia moralizadora de esta ópera de mediados del XIX, es hoy una instancia de escándalo: está en las redes, es amarillista. Como personaje, es veleidosa, chantajista, comprable, volátil”, explica Andrade Córdova. En su versión, esta figura se convierte en una cazadora de escándalos, acompañada por influencers que funcionan como sabuesos mediáticos. “Así, en un teatro en penumbras, con pantallas, proyecciones y juegos de luces, se despierta esta historia que se burla con sarcasmo de los líos matrimoniales y de las intrigas de las clases poderosas de la sociedad”.
Una mirada inesperada
En la mitología griega, Orfeo es el músico por excelencia, capaz de conmover con su canto a los hombres, los animales y los dioses. Su historia de amor con Eurídice se convierte en tragedia cuando ella muere tras ser mordida por una serpiente.
Desgarrado, Orfeo desciende al inframundo para recuperarla y, conmovido por su música, Hades accede a dejarla ir con una sola condición: que no la mire hasta llegar al mundo de los vivos. Pero la impaciencia y el amor lo traicionan; Orfeo se vuelve antes de tiempo y pierde a Eurídice para siempre. El mito, símbolo del arte que desafía la muerte y del poder redentor de la música, ha sido contado y reinterpretado durante siglos, desde Ovidio hasta Gluck.
Sin embargo, al reinterpretarlo, Offenbach se hizo varias preguntas que transforman el relato original: ¿Qué ocurre si los protagonistas son una pareja de casados que no se soportan más y viven en permanentes pleitos? ¿Qué pasa si la desaparición de Eurídice es voluntaria y si Orfeo deseaba en secreto su muerte? ¿Y qué ocurre si el Olimpo solo aparenta ser un mundo de nobleza y dignidad?
Una pieza, cuatro escenarios
La puesta en escena propone cuatro ámbitos visuales: el mundo de la opinión pública, el hogar de Orfeo y Eurídice, el Olimpo de los dioses y los infiernos de Plutón. Cada uno cuenta con su propio universo escenográfico y lumínico. Andrade Córdova busca que el público transite por esos espacios como si se tratara de un gran espectáculo multimedia, donde lo cotidiano y lo mítico se entrecruzan con ironía. “Estrenar esta ópera en Quito es una oportunidad para acercar al público a un género que mezcla lirismo, sátira y humor, sin abandonar la elegancia musical”, comentó.
La producción rescata el espíritu crítico de Offenbach, quien usó la mitología para ridiculizar las convenciones sociales. En el Olimpo, los dioses representan la hipocresía de las élites: se presentan como nobles y justos, pero en realidad son caprichosos y corruptos. En la tierra, los esposos se engañan mutuamente. En el infierno, en cambio, reina la autenticidad: allí nadie finge. Este contraste -entre la apariencia y la verdad- sostiene la estructura cómica y filosófica de la obra. “Ser irónico no es ser vulgar. Offenbach no tiene ni una nota que no sea elegante. Aquí no cabe el mal gusto”, recordó la directora musical Mercè Baiget en una versión previa de la opereta, subrayando el equilibrio entre humor y refinamiento que define su estilo.

Otra de las apuestas de la pieza es el vestuario. Este refuerza el enfoque híbrido: mezcla campos realistas y fantásticos para cruzar épocas y estéticas. Los trajes de Orfeo y Eurídice evocan la elegancia conservadora de los años cincuenta; los dioses del Olimpo lucen la sofisticación informal de las elites millennial, y los habitantes del inframundo adoptan una estética urbana, en la que influye el hip hop y la cultura posmoderna.
A lo largo de más de siglo y medio, Orfeo en los infiernos ha mantenido un lugar destacado en los repertorios internacionales. Entre 2005 y 2010 ocupó el puesto 71 entre las óperas más representadas del mundo y la segunda más interpretada de Offenbach, que elaboró un centenar de piezas a lo largo de su vida.
Su crítica mordaz, su ritmo vertiginoso y su mezcla de géneros la han convertido en una pieza esencial para entender cómo la ópera puede dialogar con su tiempo sin perder vigencia. En Quito, esta versión se propone justamente eso: revivir el mito clásico desde el prisma de una sociedad contemporánea que, entre risas, sigue reconociéndose en los espejos deformantes de los dioses y los hombres.
Orfeo en los infiernos se presentará en el Teatro Nacional Sucre el viernes 21 y sábado 22 de noviembre a las 19:30, y el domingo 23 de noviembre a las 18:00. Las entradas pueden adquirirse en la boletería del teatro o a través de su sitio web.