Mauricio y Ana Belén: "El amor fluye con el vino"
Compartir el mismo sueño los llevó a dejar UN camino laboral que parecía ya trazado.
Sonreír mientras disfrutan de una copa de vino es uno de los pequeños placeres en la vida en el matrimonio de la guayaquileña Ana Belén Marín (39) y el quiteño Mauricio Rodríguez (49).
Confiesan que han compartido el gusto por esa bebida a lo largo de la relación, ya que para ambos, un tinto es la mejor excusa para compartir experiencias y momentos.
Esa pasión los ha llevado a conocer viñedos de ensueño, no solo en Latinoamérica sino también en Europa, en los diferentes viajes que hacen en familia.
Y fue durante el inicio de la pandemia que decidieron hacer realidad uno de sus sueños: crear un espacio para más aficionados que ven en el vino mucho más que una simple licor. Así nació Wine & Gifts.
Esto no se dio de repente. Ambos tenían la expertise que les dio trabajar en el mundo de la moda masculina. Ella durante más de quince años. Él se dedicó en los últimos tiempos a la parte comercial del sector de seguros. Pero estaban tan convencidos del potencial de su emprendimiento, que decidieron dedicarse a él en un 100 %.
“Mientras estábamos encerrados en la cuarentena, una tía que vive en Estados Unidos me llamó para comentarme sobre unos accesorios relacionados al vino, entonces me los mandó y abrí una página en Instagram para comenzarlos a vender. Luego incorporé las bebidas, gracias a una amiga que importa a muy buen nivel”.
Al poco tiempo, con la llegada de lo que muchos llamaron la nueva normalidad, todo comenzó a ir como viento en popa. “Fue una locura, cada vez comenzaron a pedirnos más vinos", relata Ana Belén y agrega que el espacio les empezaba a quedar pequeño. “En la sala de la casa, armábamos canastas entre mi esposo, mi papá y la señora que nos ayuda en la casa. En Navidad de ese año, por ejemplo, hicimos casi trescientas. Fue un éxito solo gracias a la venta por Instagram y WhastApp”, agrega.
Y para dar un servicio completo, ellos mismos eran los encargados de hacer la labor de delivery. “Mi esposo y mi papá se encargaban de hacer las entregas que eran aquí mismo en la ciudad”, precisa.
El futuro se avizoraba prometedor. Tanto que Mauricio decidió renunciar a su cargo gerencial en una multinacional para apostarle de lleno al proyecto. “Para mí fue lo máximo, porque somos cómplices, esposos, amigos y confidentes. Y compartir esta pasión nos une más cada día”, añade Mauricio.
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La complicidad entre ambos fue determinante para sacar adelante el proyecto. La confianza en lo que hacían fue determinante para decidir que, al juntar los ahorros de ambos, la marca podría crecer. Estaban convencidos de que esta era una oportunidad para formar una comunidad de apasionados por el vino en la ciudad. “Es lindo reunirte a catar, es realmente una poesía”, concuerdan.
A finales del 2021, ya tenían registrada la marca y abrieron las puertas de su local en un centro comercial de Samborondón. “No solo lo hicimos por la venta de este licor y sus accesorios, también queríamos brindar contenido de valor, que conozcan desde la cata hasta el maridaje. Para eso tenemos el apoyo de un sommelier”, explican.
Los resultados son halagüeños. Han abierto plazas de trabajo, pero también se han convertido en testigos de la magia que provoca esta bebida en las diferentes parejas que los visitan. “El amor fluye con el vino. Es bonito ser parte de los momentos felices de las personas”, asegura Ana Belén sobre las sorpresas que ha habido durante las catas.
EL RESPETO, SECRETO DEL ÉXITO
Aunque hay quienes creen que emprender en pareja es complicado, ambos demuestran que la fórmula no es tan complicada, aunque cada día tengan personalidades diferentes.
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Leer más“Es fundamental dejar las cosas claras si vas a emprender con tu esposo, el respeto es la fórmula. Él no puede desvalorizar tu opinión ni tú la de él. Aunque hayan diferencias, tienen que encontrar el equilibrio”, sugiere ella.
Es por eso que mientras Ana Belén se encarga de generar contenidos en las redes sociales, Mauricio se ocupa en cambio de la parte administrativa y comercial.
El amor es como el vino, mientras más añejo y mejor conservado, mejor.
En ese camino no dejan de crecer juntos. Como pareja han recorrido varios viñedos en pro de su emprendimiento. “Cada etiqueta te cuenta una historia. De Argentina amamos Catena; en Chile, en cambio, Viña Montes”, ejemplifican y añaden que ya están planeando un viaje a España y Francia para visitar bodegas.
“La renovación de votos incluso creo que la haré en un viñedo”, bromea Ana Belén. No es de extrañarse, porque, afirma, “el amor es como el vino, mientras más añejo y mejor conservado, mejor. Si no conservas la relación, si no la tienes bien cuidada, entonces será un problema. El amor es un trabajo de todos los días”, concluyen.
CADA COSA EN SU LUGAR
La experiencia les ha enseñado a priorizar las cosas esenciales de la vida. En casa, acordaron que no se mezcla temas laborales y se dedican exclusivamente a su familia y a ellos como pareja.
Están casados desde el 2012. Fruto de su relación, nació su pequeño hijo que hoy tiene siete años. “Ahora, más que esposos, somos un equipo y nos encanta contar nuestra historia. Independientemente de lo que pase en el futuro con la marca, lo que estamos viviendo es tan hermoso, es una aventura. De eso se trata; de disfrutar cada día de lo que haces”, dicen.