
Luis Antonio Ruiz: "La enfermedad me hizo madurar en muchos sentidos"
Tras su cirugía cerebral, espera el alta médica para retomar sus actividades laborales
El 28 de abril, Luis Antonio Ruiz (49) fue operado del cerebro en el hospital Teodoro Maldonado Carbo tras ser diagnosticado con hidrocefalia. El martes 20 de mayo esperaba que le dieran el alta médica, pero la falta de energía eléctrica en el centro de salud ha impedido que lo atiendan.
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Tiene casi 30 años en el periodismo, de los cuales aproximadamente 20 laboró en Teleamazonas, una empresa televisiva a la que considera su escuela. Hasta marzo estuvo en la revista En contacto al frente del segmento comunitario. Quiere volver a su trabajo en We canal y WQ radio.
EXPRESIONES conversó con él en su casa, donde en un rincón de ella hay varias cruces que ha traído de sus diferentes viajes.
¿Por qué era necesaria esa cirugía?
Todos tenemos líquido cefalorraquideo, el exceso se diluye solo. En mi caso, creemos que no ocurrió así por la quimioterapia que me aplicaron debido al cáncer (linfoma no Hodgkin) que padecí hace seis años. Seguramente fue una consecuencia. Si ese líquido no se lo sacaba, corría el riesgo de que mi cabeza se hinchara u oprimiera el cerebro. Aquello me causaría daño. Hace más de un año lo detectaron los médicos, pero no le di mucha importancia. Hasta que hubo un momento en que ya no pude esperar más. Era necesaria la cirugía en la que me colocaron una válvula.
¿Cómo se siente en estos momentos?
La operación era algo pendiente. Estoy tranquilo, recuperándome. A veces siento punzadas en la cabeza, sobre todo cuando me estreso. Antes tenía lagunas mentales, me olvidaba de algunas cosas. Una de mis hermanas empezó a notarlo.
Seguramente sintió miedo, algo que es normal cuando se trata de nuestra salud.
Por supuesto. Cuando yo fui a una cita médica, el doctor me dijo que me quedara en ese instante para la operación. Fue lo mejor, pero la impresión me bloqueó. Me dejé llevar. Los doctores me han dicho que una cirugía cerebral no es cualquier cosa. No ha sido fácil lidiar con tantas enfermedades. Cada una de ellas representa una incertidumbre, no sabes en qué va a terminar o qué pasará.
¿Qué ha sido lo peor en estos procesos?
Estar alejado de la actividad diaria. No puedo darme ese lujo, de eso vivo. El resto ha sido llevadero. El tratamiento de cáncer me postró, estuve un año en España. Las quimios fueron muy fuertes, pero las soporté. No sé cómo pude, me encontraba lejos de mi país y la única compañera era mi tía Gladys. Quizá fue mi deseo de seguir adelante, porque creo que todavía tengo cosas por hacer, existen pendientes.
"Yo decidí luchar"
¿Qué le falta hacer cerca de los 50 años?
Quiero ver bien a mis sobrinos. Todavía son pequeños. Soy soltero y ellos son como mis hijos. Eduardo, José Miguel e Isabelita son hijos de mi hermana Olga María. Tengo otra que se llama María Paulina. Aspiro a verlos crecer y establecidos. Siempre quise vivir fuera del país, cuando he tenido las oportunidades, de manera irónica he extrañado. Soy muy territorial, no es fácil dejar tu entorno.

¿Es de los que no se acopla fácilmente en otro lado?
Mis hermanas se han ido, yo vivo en la casa que perteneció a mis padres (Olga María y Luis Antonio), que ya es mía. Me han dicho que me mude a otro sector, pero no quiero. Prefiero mi barrio (centro sur). En esta vivienda nací y crecí.
Tras la intervención, seguramente le han dado ciertas recomendaciones…
La recomendación es que evite ciertos ejercicios en el gimnasio por un año. Se me colocó una válvula en el cerebro, así que es mejor que no se haga ningún tipo de presión. Puedo comer de todo y hacer mi vida normal. No tengo vicios. De vez en cuando en una reunión me tomaba un trago, nada de excesos ni farras locas. Lo más importante es evitar el estrés. No puedo tentar a la suerte.
¿Más de una vez habrá renegado?
Al principio me pregunté por qué yo. Pero el mismo proceso nos da las respuestas, muestra que las circunstancias no tienen nada de particular en contra tuyo. Así es la vida. Las pruebas definen quiénes somos. Si yo hubiese sido un cobarde y no le hubiese dado cara a la enfermedad, qué imagen tendrían mis sobrinos de mí. Yo decidí luchar. Agarrar el problema, ponérmelo al hombro y seguir.
¿Su fe sigue intacta?
La vida me ha demostrado que es necesario creer. Respeto las creencias del resto, pero la mía es la perfecta, la ideal. Soy católico. Hace seis años pregunté qué hice mal para merecer un cáncer, pero me di cuenta de que las pruebas son una bendición, aunque muchos piensen que lo que digo es una ridiculez. Tienes la oportunidad de medirte como ser humano, además en el lecho del dolor reflexionas. La enfermedad me hizo madurar en muchos sentidos. Son pruebas que fortalecen el carácter, el espíritu y la perspectiva de vida. Son rutinas de mi existir, a cada enfermedad le he dado la cara.
¿De qué manera y de qué se dio cuenta?
Que hay que ser bueno en la vida para trascender.
¿Alguna vez fue malo?
Tal vez indiferente. Creo que hay un momento en que todos somos así.
“Lo que menos se puede hacer es tirar la toalla”
¿Lloró muchas veces?
Claro que sí porque se vienen a la cabeza muchas preguntas. Es algo que carcome o sientes que quema.
Es inevitable pensar en la muerte. ¿Le teme?
No es algo que he profundizado, no es porque no me interese, creo que todavía no ha llegado el tiempo. Aún hay Luis Antonio para rato, tengo guerras en la vida por las que debo luchar. Aquello me anima. Lo que menos se puede hacer es tirar la toalla, bajar los brazos y entregarse al destino.
Cuando aparece la adversidad en nuestras vidas, generalmente muchos se van y solo se quedan los verdaderos amigos.
Tengo la suerte de contar con verdaderos amigos. Son contados con una mano. Una de ellas, Gaby Pazmiño Yépez. Sé que están conmigo de manera incondicional. Me preocupé por tener un grupo selecto y leal, siempre están. Ellos también cuentan conmigo en las buenas y en las malas. Mi familia ha estado en todo, sobre todo mis hermanas. Hemos sido muy unidos. Cuando algo nos pasa, nos pasa a todos.
“Me di cuenta de que las pruebas son una bendición”
Usted fue parte de ese equipo. ¿Quién cree que deba ser el nuevo presentador de En contacto?
Si es alguien para la comunidad, tiene que ser alguien que conecte con los habitantes de los barrios y que sea muy sensible a los problemas de la sociedad. Nunca pensé que iba a dedicar parte de mi vida a los temas comunitarios. Yo viví en Quito durante cinco años y manejé temas políticos. En Teleamazonas aprendí el orden laboral, fue una experiencia enriquecedora.
¿En su barrio lo buscarán para que los ayude a resolver los problemas comunitarios?
(Risas) Soy el presidente del barrio. Cuando me tocan la puerta o buscan, a veces se los puede ayudar, otras no. Gracias a Dios es un barrio tranquilo y bueno.
Hablando de problemas sociales, usted está esperando el alta médica, se ha complicado aquello porque no hay luz en el hospital Teodoro Maldonado Carbo.
Me parece terrible que no exista luz en un hospital del IESS. Las más afectadas son las áreas sensibles. Vi gente corriendo con baterías de carro para conectar ciertos aparatos. Las operaciones se suspendieron.
María Teresa Guerrero vive un proceso complejo de salud por un cáncer de ovarios. ¿Qué le diría?
Seguramente ha experimentado lo que yo sentí. Todo dependerá del ánimo que le ponga, así que a darle, a ponerle ganas. No es el fin. Es una competencia más.

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