Ocio

LA NOTA OBRA DE TEATRO
La obra de la dramaturga francesa Audrey Schebat tiene como protagonistas a un psicoanalista y a una famosa pianista.Cortesía

“La Nota”, la historia de una pareja al borde del caos se estrena en Guayaquil

Alejandro Fajardo y Alejandra Paredes protagonizan la obra, que aborda el pasado y las segundas oportunidades

La noche comienza como cualquiera en la casa de Julián, un respetado psicoanalista, y Magda, una pianista de renombre. Han construido su vida entre aeropuertos, conciertos, consultas y silencios que se acumulan como polvo en rincones que ya nadie mira con atención. Él se mueve entre libros subrayados y sesiones que lo dejan pensando más en sí mismo que en sus pacientes.

 Ella regresa de un viaje con el cansancio apoyado en los hombros y la urgencia de una pausa que nunca llega. Todo parece seguir su curso habitual hasta que un acto desesperado lo trastoca todo: la rutina se quiebra y la casa deja de ser un simple refugio para convertirse en el escenario de un inventario emocional donde afloran reproches antiguos, ternuras extraviadas y silencios que han pesado más de lo que ambos estaban dispuestos a admitir.

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Así arranca La Nota, la pieza de la dramaturga francesa Audrey Schebat que desembarca en el Puerto Principal en una versión dirigida y protagonizada por Alejandro Fajardo, acompañado en escena por Alejandra Paredes. Para Fajardo, el proyecto cristaliza después de varios años de conversaciones con Arnaldo Gálvez, productor guayaquileño y director de la Casa Cino Fabiani. 

“Era una obra cuyo montaje veníamos hablando desde hace tiempo, pero no fue hasta este año que realmente le pusimos cabeza”, cuenta. Del texto, subraya su mezcla particular de humor y hondura: “Es una comedia que toca temas profundos, sí, pero los toca con humor. Te hace reír y te hace reflexionar porque te identificas con lo que está pasando”.

La Nota se estrena el 21 de noviembre y estará en temporada hasta el 7 de diciembre. Las funciones serán los viernes y sábados a las 20:00 y los domingos a las 17:30 en la Casa Cino Fabiani, ubicada en la calle Numa Pompilio Llona #196 del Barrio Las Peñas. El costo de ingreso es de $20.

Un escenario, dos roles

El artista señala que, más allá de su temática —más liviana que la de otras piezas en las que ha participado en los últimos años—, La Nota también se distingue por un reto particular: asumir simultáneamente la dirección y la actuación. “Es muy difícil, porque estando en escena te quieres salir del personaje y ser el director, y después volver al actor. Estoy aprendiendo; no sé si lo vuelva a hacer”, reconoce entre risas. Para equilibrar ambos oficios, cuenta con el apoyo de un asistente de dirección y con la complicidad constante de Paredes, con quien comparte una dinámica de trabajo afianzada a lo largo de muchos años. “En los ensayos encontramos momentos que nos vuelan la cabeza y nos mandan a reír. A veces te sales un poquito del personaje y lo ves desde afuera. Es liberador”.

La dramaturgia de Schebat se sostiene en las convenciones del teatro de boulevard: unidad de tiempo, de lugar y de acción; diálogos amplios que avanzan como pequeñas confesiones; y objetos cotidianos que adquieren un peso decisivo, como el teléfono que conecta a Julián con sus pacientes y termina convertido en un personaje más. A lo largo de la obra, una pregunta atraviesa todo: ¿por qué, en el momento más álgido de la pareja, la ausencia pesó más que las palabras?

LA NOTA OBRA DE TEATRO
La pieza abrirá sus puertas en la Casa Cino Fabiani de Guayaquil el viernes 21 de noviembre.Cortesía

Un esperado reencuentro

El reencuentro entre Fajardo y Paredes suma otra capa al montaje. En 2009, ambos inauguraron la  Cino Fabiani con El amante, de Harold Pinter, dirigida por Jaime Tamariz, un hito que marcó una nueva etapa para la casa como escenario teatral. Volver a ese espacio, más de una década después, tiene para los dos un aire de celebración íntima. “Fue mi primera obra protagónica ahí. Este reencuentro lo celebramos también”, recuerda Fajardo.

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La propuesta mantiene una escenografía mínima y se apoya en la tensión emocional entre los intérpretes, un pulso contenido que permite que la obra sea fácil de mover y adaptable a distintos espacios. Ese despojo visual, explica el director, ayuda a que la atención caiga por completo en la relación que la pieza expone y en las capas que van revelando las actuaciones.

Mirar hacia el futuro

El equipo ya mira más allá de la temporada porteña. La idea es que La nota se mueva por otras ciudades en 2026, empezando por Quito y Cuenca, cuyas fechas y espacios están en proceso de cerrarse. Fajardo cuenta que la naturaleza misma del montaje —dos actores, escenografía mínima, una historia que se sostiene en el ritmo y la química— facilita imaginarla viajando de sala en sala.

“Queremos llevarla a otros espacios y que conecte con otros públicos. Como se trata de una obra con poca escenografía y dos actores, es más fácil de transportar. Siempre hay expectativas y nervios cuando uno estrena un nuevo proyecto, pero al ser una comedia, creemos que va a conectar con la gente”, adelanta.

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