
La Malamaña nos prepara para recibir el apocalipsis bailando salsa
La agrupación quiteña nos cuenta detalles de su nuevo disco, 8 pasos para vivir el fin del mundo, grabado en La Bulla Records
Quito ofrece un escenario único para un género tropical como la salsa. Es una ciudad que pertenece a un país en pleno trópico, en la zona tórrida, pero a una altitud de 2.850 metros sobre el nivel del mar. Además de eso, en un contexto andino, un mundo con su propia cosmovisión, estética y musicalidad.
Nos atrevemos a decir que esa es la causa del sonido particular de La Malamaña, agrupación quiteña con integrantes de diversos puntos del país, otro factor que añade colorido a su propuesta.
Porque como bien dice Jamshid Gordon, bajista fundador del grupo, estar en la altura de la capital, con su clima variante, juega para que el sonido de La Malamaña sea diferente pero contagioso y al mismo tiempo universal, para que el bailador lo goce y disfrute. Y también reflexione.
Recuerdo que en 2011 supe de ellos cuando escuché su álbum debut, Manual de urbanidad y buenas costumbres. Por eso fue una alegría saber que publicaron en mayo pasado su nuevo disco, 8 pasos para vivir el fin del mundo, que trabajaron en La Bulla Records.
Renato Arias y Omar Miranda fueron los ingenieros de grabación, con Edwin Lozano colaborando en mezclas y Juan Pablo Rivas en masterización.
“Fue muy interesante volver al estudio con La Malamaña. La base rítmica grabó casi todo el disco en una semana, pero los temas Secreto, Tiempo, Rincones, Sapos y El mar (este último con La Mafiandina y Pedro Mo) tuvieron muchos cambios en estos dos años desde que entramos al estudio de grabación”, nos dice Edgar Granda, su compositor y director.
Les debíamos desde hace tiempo un espacio en nuestras páginas, así que aprovechamos este lanzamiento para conversar con ellos.
La masificación del reguetón y el trap ha despertado el interés por otros géneros tropicales latinos, como por ejemplo la salsa o el merengue.
Sebastián Segovia (saxofonista): Creo que la salsa es un género que siempre ha estado vivo, con sus picos de popularidad.
Bad Bunny y De La Gheto han incluido sonidos salseros y de merengue en sus recientes grabaciones. Un tributo a la música tropical popular de décadas anteriores.
Diego Minda (conguero): El que artistas más ‘mainstream’ como Bad Bunny hayan usado temas salseros ha ocasionado que otro público, sobre todo el más joven, regrese a ver la salsa. A la final los géneros como el reguetón o el trap también vienen de una raíz popular de barrio, como la salsa.
¿Cómo ha sido la recepción cuando han tocado ante audiencias europeas?
SS: En nuestros inicios en el Seseribó (recordada salsoteca de la capital) tuvimos un grupo de fans franceses bastante grande. Incluso uno de ellos está inmortalizado en una increíble foto que sirvió de inspiración para crear el mural que luego formó parte del arte de nuestro primer disco.
¿Cómo definirían su salsa?
SS: Multidimensional: es música, danza, poesía, y eso trasciende fronteras e idiomas. Ha sido hermoso ver cómo la gente en Europa y Asia se conecta con el ritmo, la melodía, el baile y el mensaje. Desde Italia, Francia, España hasta China.
¿Han considerado jugar aún más con otros estilos? En la canción América meten voces rapeadas.
DM: Estamos experimentando con otras sonoridades también en busca de otros públicos. Si bien hay un público salsero que le gusta lo clásico, también queremos jugar con nuevas propuestas, como el rap en el tema América. Buscamos este nuevo público joven. Si se identifica con las líricas o con la salsa dura, estamos satisfechos de haber llegado con nuestro mensaje a cada vez más gente.
Sobre el nombre del disco
Abordan diversos temas en sus canciones. No solo celebran la fiesta, el baile o el amor.
Edgar Granda: Para nosotros, una de las motivaciones para hacer música es poder expresar cuestiones que a veces no se abordan. Ahora el mundo tiene un montón de situaciones que nos hacen cuestionar incluso el rumbo de la civilización, de la sociedad, del capitalismo, de los modelos ‘democráticos’ entre comillas.
La salsa puede ser también un vehículo de reflexión o crítica social.
EG: En estos tiempos es importante tomar una postura, no necesariamente partidista o de una bandera u otra, pero sí la postura de la humanidad. Nosotros hemos acompañado y celebrado la resistencia por la defensa de la naturaleza. Es de locos tener que hablar sobre eso, cuando es evidente que somos parte de la naturaleza y que, por ejemplo, el agua y los bosques cumplen una función primordial en su equilibrio. Como civilización, con cada vez más gente viviendo en urbes, hemos perdido bastante esta relación del ser humano con la naturaleza y la vida.
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