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Kabuto the Kid
Kabuto the Kid.Cortesía

Kabuto the Kid: “El rap y el metal no son tan distintos”

El artista guayaco inicia su faceta de beatmaker con su otra identidad secreta, además de sus inicios en la escena ‘under’ como baterista de metal.

Ricardo Mendoza se inició en la escena underground tocando batería para bandas de metal, como Ácaro (heavy) y Moulin Rouge (thrash), en el Guayaquil de la primera década de este siglo.

Por eso, cuando en 2018 incursionó en la escena rap con el nombre de MQNT (Maquinante), la noticia fue recibida con cierta extrañeza en los círculos metaleros, por el prejuicio de que se trata de mundos antagónicos y mutuamente excluyentes. Sin embargo, como él mismo explica, “la música subterránea a la larga te conduce a los mismos caminos”.

Ahora nos presenta su faceta de beatmaker (creador de beats) bajo el seudónimo Kabuto The Kid, con el cual ha lanzado ya dos EP y es el proyecto al que más tiempo le está dedicando actualmente. Ricardo atendió las preguntas de EXPRESIONES desde Quito, ciudad donde lleva radicado varios años y es su centro de operaciones.

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  • “La escritura me llevó al rap”

¿Cómo se involucró en el hiphop después de haberse iniciado en la música tocando metal?

Siempre me gustó la música gogotera. Antes de tener mis primeros CD piratas de Iron Maiden, ya tenía mis casetes de Vico-C, por ejemplo. Sonoramente puede que el rap y el metal sean diferentes. Ambos tienen una cultura distinta, pero ninguno es mejor que el otro. Las dos escuelas son buenas y me gustan. Y la oscuridad que hay en los dos géneros me encanta.

Ese acercamiento al rap se da por el lado de la escritura.

Así es. Me gusta la escritura y lo que pasa entre líneas de la escritura. Cuando hacía metal ya escribía las letras de las canciones. El rap no tiene que ver necesariamente con la poesía, pero sí con la esencia de escribir. Como yo no sé cantar, rapeo. El rap es un formato que te deja expresar muchas cosas en menos tiempo.

Aparte de que el rap involucra menos recursos que hacer rock, que requiere invertir en instrumentos o en una producción dentro de un estudio.

El rap lo haces con los recursos que tienes a la mano. Un ‘mancito’ de 17 rapea con sus amigos en el parque o en las batallas de free-style; ahí desarrolla técnicas, flow, su performance y su personaje. Si realmente le apasiona la música, se atreverá a escribir. Y si es lo suficientemente ‘pilas’, solo necesitará un micrófono y una interfaz. Obviamente un rapero más completo también debe hacer sus beats. Todos deben saber hacer de todo.

Como guayaco rapeando en Quito, ¿qué diferencias y similitudes percibe entre la movida hiphop de ambas ciudades?

Son escenas diferentes y ambas me gustan. De acá de Quito destaco a Mugre Sur, que tiene la misma mística de A2H. Tiene su narrativa intacta y un público fiel. Pero hay pocos grupos así. Siento que en Quito cuentan mucho los ‘views’, la cosa numérica. Hay cultura rap, obviamente. Quito es raperote, pero también siento que está muy dividido, incluso los públicos. Quizás pueda decirte que en Guayaquil están más unidos y hay un esfuerzo por crear una verdadera cultura rap. Que por cierto, es más unida que la gente rocker de antaño.

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‘Contrabandista’ espacial de beats

¿Por qué decidió crear este personaje llamado Kabuto The Kid, en lugar de manejar su trabajo como beatmaker con el mismo seudónimo de MQNT?

Para hacer mis canciones de rap necesito crear la música, entonces me inventé este personaje llamado Kabuto The Kid. Me gusta pensar que es un hijo perdido de Koji Kabuto, del anime Mazinger, pero que en lugar de operar robots como su papá, se dedicó a hacer beats y a contrabandearlos a otros confines del universo. De ahí la onda espacial de las portadas.

¿Qué tipo de material samplea?

Yo me enamoré de la cultura de los samples hace unos cuatro años. Digamos que mi proyecto es una ‘curaduría de samples’. Una búsqueda de música por todo el universo, sobre todo de Asia. Hay jazz de esos países de los 70 y 80 que tiene una cromática espectacular, que por ejemplo no suena como el jazz de EE. UU. de esos mismos años. Uso samples sacados de vinilos, de internet o de la deep web. Siempre hay gente fanática que sube música vieja, de la que aprendo mucho.

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Este año sacó Disconnection, su segundo EP.

Disconnection es la parte final de Disorder, mi primer EP. Quería dejar plasmado eso para ya hacer otras cosas que tengo guardadas. Me demoré como dos años, me gusta trabajar muy a fuego lento las cosas. Todo lo hice en un estudio casero.

Siempre en plan lo-fi.

Sí. El lo-fi yo lo hago más oscuro. Básicamente es usar samples en bajas fidelidades (lo-fi viene de ‘low fidelity’) y hacerlos sonar. Incluso es algo terapéutico (para relajación, ayuda a la concentración). Hay mucho por investigar ahí. Mucha gente que no tiene nada que ver con la escena hiphop ama el lo-fi.


​Recomiendo el trabajo de Mardvk, de Otavalo, un gran productor, aparte de beatmaker y rapero. También lo que hace Dharma, quien tiene conmigo el proyecto No Sheep.

Kabuto the Kid

​Creo que tanto el rap como el metal nacen de la necesidad de combatir un poco la oscuridad del mundo. Incluso de la necesidad de expresar que es difícil vivir consigo mismo.

Kabuto the Kid