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DENISE ROSALES ESCRITORA
Denise Rosales es novelista y cuentista. Tiene estudios en Filosofía y Letras. Es conocida por su novela Los vértices del triángulo. Su obra ha sido incluida en varias antologías.Cortesía

'Galopando con castañuelas', el retorno literario de Denise Rosales

Tras décadas de silencio, la autora ecuatoriana regresa con un libro de relatos y un poemario titulado El vuelo del insomnio

Una médium y un hombre despechado que transforman una sesión de baño purificador en lujuria, un personaje que pasa del amor al crimen y un viajero entre planos y planetas son algunos de los seres que abren los relatos de Galopando con castañuelas, el libro con el que Denise Rosales retoma la escritura después de décadas de silencio. Es un regreso inesperado para una autora que, durante años, postergó la narrativa sin dejar de escribir en otros territorios, y que vuelve ahora con una colección que surgió a lo largo de una década de talleres, ejercicios y reencuentros consigo misma.

Rosales recuerda que volver a la literatura no fue una decisión sencilla. “Me costó muchísimo”, dice. “No quiero decir que era una etapa que había cerrado, pero sí que había pospuesto por razones personales”. En 1994 publicó Los vértices del triángulo, novela que tuvo una fuerte repercusión. Aunque fue celebrada por lectores y críticos, también generó reacciones adversas. “Tuvo un rechazo muy fuerte dentro de mi círculo cercano, de mi familia, y ese rechazo me produjo un temor muy grande. Me pareció más importante sanar primero antes de volver a escribir, sobre todo a publicar”.

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A partir de entonces su vida tomó otros rumbos. Se dedicó a leer y escribir sobre espiritualidad y abrió la página Otras Dimensiones, que llegó a tener medio millón de seguidores. También se involucró en diversas terapias alternativas. “Hice de todo lo que te puedas imaginar: Reiki, biodanza, programación neurolingüística… Todo para sanarme, porque yo me había quedado fracturada por la escritura”. Aun así, nunca abandonó del todo las palabras: mientras exploraba la espiritualidad, anotaba ideas y registros personales, sin intención de convertirlos en un libro.

Su reencuentro con la narrativa ocurrió por casualidad, al volver a tomar talleres literarios. De ese proceso surgieron los relatos que conforman Galopando con castañuelas. Durante diez años los escribió, los dejó descansar y los retomó. “Empecé a soltarme y empecé a narrar estos cuentos cortos”, cuenta. “Los escogí en base a los que me parecieron mejores o más complejos y los diferencié por temáticas. Así fui colocándolos como me pareció mejor”. Entre ellos incluyó textos de narrativa personal surgidos de un taller reciente: “La narrativa personal es atreverte a ser valiente y poner tu nombre. Me parece que se requiere muchísimo valor para ser honesto al escribir”.

El duro proceso de volver al ojo público

La publicación del libro también tuvo su propio peso emocional. “En el lanzamiento estaba con los nervios de punta, tenía náuseas. Pero finalmente lo hice y creo que fue poner las cosas en su lugar”. Lo que más la sorprendió fue la reacción del público: “Me llamó muchísimo la atención el cariño de la gente. Muchos no sabían de mi trayectoria como escritora y para muchos era una novedad. Estaban ahí por mí. Me sentí amada”.

Mientras Galopando con castañuelas tomaba forma, Rosales encontró un nuevo impulso en la poesía. Ingresó a un taller virtual con Ernesto Carrión y de ahí nació El vuelo del insomnio. “Para mí la poesía es respirar”, afirma. “Puedo pasarme escribiendo poesía. Es adentrarme en el conocimiento de mí misma, en quién soy y por qué existo”. El poemario surgió en un periodo de insomnio y lo escribió de un tirón.

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Aunque no asegura que este sea un retorno definitivo a las letras, ya tiene un nuevo proyecto terminado: una novela titulada El umbral, actualmente en etapa de corrección. Ambientada en México, la historia la ha llevado a investigar modismos y formas de diálogo. Su deseo es enviarla a editoriales grandes: “Quiero aventurarme a las grandes ligas”.

Por ahora planea tomarse un descanso y, más adelante, trabajar en la reedición de Los vértices del triángulo. “Siento que esa novela, ahora en esta época, no tendría la misma recepción que tuvo cuando se publicó, y creo que merece una nueva oportunidad”. Mientras tanto, Galopando con castañuelas seguirá su propio curso: “Así son los libros: te pertenecen hasta que se publican”.

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