
"Eco de huesos", pieza de danza que rinde tributo a la memoria de los abacaleros
La Compañía Nacional de Danza estrena la obra, creada como reparación simbólica por el Caso Furukawa
La masa avanza. El eco de la caída resuena. Lo que duele no se habla; se repite. Esas líneas resumen el pulso de Eco de huesos, la nueva creación de la Compañía Nacional de Danza (CND), que se estrenará la próxima semana en la capital. Cada una propone un viaje físico y simbólico hacia la memoria de los trabajadores abacaleros del Caso Furukawa.
En 2021, un juez declaró culpable a la empresa japonesa Furukawa y al Estado ecuatoriano por violaciones a los derechos humanos de más de cien trabajadores que, durante medio siglo, vivieron bajo un sistema de servidumbre moderno. Aquel fallo, ratificado por la Corte Constitucional, exigió no solo reparaciones económicas, sino también gestos simbólicos que preserven la memoria de esa lucha.
El cuerpo como testimonio
En ese contexto surge Eco de huesos, pieza encargada por la Corte Constitucional como una de las reparaciones simbólicas al caso. Su directora, Cristina Baquerizo, define la obra como una reflexión sobre las formas en que la esclavitud sigue manifestándose: “El arte tiene la capacidad de registrar y dar testimonio de los hechos históricos que han marcado a la humanidad, y de provocar la reflexión crítica sobre ellos”, explica.
Baquerizo y el equipo creativo —integrado por el compositor Mauricio Proaño, el iluminador Santiago Vergara y la diseñadora de vestuario Juana Arias— desarrollaron un proceso que incluyó ensayos abiertos y visitas a las antiguas haciendas abacaleras. Allí, el elenco de doce bailarines escuchó las voces de los afectados, recogió gestos, silencios y huellas para trasladarlos al lenguaje de la danza contemporánea.
El resultado es una obra donde la corporalidad sustituye la palabra: movimientos fracturados, desplazamientos forzados, resistencias que emergen desde la repetición. Eco de huesos busca dar voz a quienes fueron silenciados, y convertir el escenario en un espacio de denuncia y dignidad.
En palabras de la coreógrafa, “casos como Furukawa Nunca Más evidencian que estas prácticas no son parte del pasado, sino una herida abierta en nuestro presente”. Con esta obra, la danza se convierte en una forma de resistencia y de justicia simbólica.
Las funciones serán el 23 y 24 de octubre a las 19:00 en el Teatro de la Compañía Nacional de Danza (Río Coca E10-59 y París), y el 28 de octubre en el Teatro México, en Chimbacalle. Entrada libre hasta completar aforo.
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