
Desinformación y parcialidad: lo que deja al descubierto el caso Alarcón–Quezada
Me pica la lengua | Opinión. El tratamiento mediático del proceso legal revela que se prefiere la falta de profesionalismo
En el proceso legal que sigue Sarah Gabriela Alarcón contra Leonardo Quezada sí existe un perdedor: el periodismo de farándula (si es que lo que hacen todavía merece llamarse así). Desde que empezó este caso han predominado la falta de profesionalismo, un preocupante nivel de desinformación y una cobertura claramente parcializada.
Para muestra, varios botones. Antes de la audiencia (el 25 de noviembre), en el espacio Lanzando veneno de La Víbora apareció un supuesto testigo que afirmaba haber visto a la participante de Soy el mejor con la expareja de Virginia Limongi, Cezar Augusto. Y, casualmente, decidió hablar justo un día antes de la diligencia.
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Todavía no terminaba la audiencia cuando ya se titulaba en medios digitales que Sarah Gabriela Alarcón había perdido el caso. La realidad es otra: la audiencia simplemente se suspendió por pedido del juez y se reprogramará para otra fecha, un trámite rutinario. Además, como ocurre en cualquier procedimiento, quienes primero presentan testimonios y pruebas son quienes acusan. Nada fuera de lo común, aunque algunos lo pinten de otra forma.
En el programa Los Hackers se victimizó a Leonardo. Y sus abogados, Karly Vargas y Giovanni Fantoni, insistieron en que la noticia del (supuesto) romance entre Sarah y el brasileño circuló un día antes de que el presentador hiciera sus comentarios en el espacio. Pero ese no es el punto. El problema nunca ha sido quién lo dijo primero, sino cómo se manejó la información. Y ahí está la verdadera diferencia.
Si los abogados sostienen que su defendido no es responsable de lo que otros dijeron antes, entonces ¿por qué no aplican el mismo criterio cuando indican que existe “linchamiento mediático” (hacia Leonardo) en la parte denunciante por los comentarios de Santiago Castro y sus compañeros de Calientitos TV? Solo lo mencionan con indirectas. Santiago es, precisamente, quien ha dicho que Leonardo irá a La Roca, entre otras afirmaciones. No tiene filtro y todos lo sabemos.

Las madres de ambas partes
Cuando Mariela Viteri conversó con los representantes legales de Leonardo, mencionó a su progenitora (doña Victoria, quien reside en Machala y que tiene 60 años) y su estado de salud. Es lógico que la señora se preocupe por su hijo, y es comprensible que la familia esté angustiada. Eso no está en duda. Pero Sarah Gabriela también tiene madre (Gabriela Pazmiño Yépez). ¿Por qué una sí merece la comprensión mediática y la otra no? ¿Por ser más joven, por tener un buen trabajo? Ambas son madres y sufren por sus hijos. Con esa omisión, Mariela quedó parcializada.
También se han mencionado las marcas que supuestamente habrían perdido ambas partes. Sarah Gabriela mantiene colaboraciones desde hace tres años; Leonardo, en cambio, difícilmente puede decir lo mismo. Las marcas suelen huir de los escándalos, y él protagoniza uno tras otro. Hoy es este caso; mañana será otro. Basta preguntar a figuras como Eduardo Andrade, Gaby Díaz, La Flaca Guerrero o Michela Pincay, que hacen lo imposible por evitar polémicas porque saben que, cuando llegan, se esfuma el dinero.
Pero incluso más importante que patrocinios y contratos, es la reputación, la que ahora es poco valorada en nuestra sociedad.
Para evitar el hostigamiento
Además se llegó a comentar que Sarah Gabriela y su madre arribaron con custodia policial. Según su abogado, Carlos Luis Sánchez, “para evitar el hostigamiento, el juez dispuso que los miembros de la policía se hagan presentes, y aquello fue sacado de contexto en ciertos medios. Ya no sorprende”.
Y, efectivamente, no sorprende. Ya ni siquiera se cumple con lo más elemental del oficio, preguntar, contrastar, verificar. Ahora simplemente se supone y se publica.
Solo Dios sabe cuál será el desenlace de este proceso, que ya se ha alargado más de lo razonable. El caso Alarcón-Quezada evidencia el colapso del ‘periodismo de farándula’, que ahora da vergüenza.
Nunca pasó...
Tras lo ocurrido, Cezar Augusto se manifestó con un contundente mensaje en las redes sociales sobre el fin de su relación con Virginia Limongi: "Mi relación terminó por otros motivos. Sarah nunca fue la tercera persona. A quienes dicen que ella fue la culpable, que me demuestren que lo fue; yo quiero las pruebas, las pruebas que no hay, porque nunca pasó”.
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