
Crítica de cine. Una batalla tras otra, ¿la cinta más fuerte de Paul Thomas Anderson?
Leonardo DiCaprio, Sean Penn y Benicio del Toro brillan en Una batalla tras otra, el filme polémico de Paul Thomas Anderson
Un centro de detención para inmigrantes, guardias militares merodeaban las vallas metálicas. Un grupo se infiltraba y anunciaba la revolución. Uno de ellos era Perfidia Beverly Hills (Teyana Taylor). Bob Ferguson (Leonardo DiCaprio, Óscar 2015 por El renacido) era un experto en explosiones de esa caterva revolucionaria radical llamada Los 75 Franceses.
Mientras se embarcaba en misiones encubiertas junto a la apasionada Perfidia, se enamoraban y tenían una hija, Willa. El enfrentamiento de ella con el despiadado y pervertido coronel Steven Lockjaw (Sean Penn) ponía en riesgo al grupo y obligaba a Ferguson a huir con su hija.
Dieciséis años después, Bob reside en un pueblo con otro apellido, criando a su hija (Chase Infiniti, en su debut cinematográfico). Paranoico, a menudo drogado y viendo siempre en televisión el filme italiano de 1966 La batalla de Argel, Bob advierte a Willa que se mantenga alerta.
Está seguro de que Lockjaw continúa persiguiéndola, convencido de que su captura podría ingresarlo a un grupo secreto y adinerado, cuyos miembros eran todos blancos y racistas, autodenominados Los Aventureros Navideños.
Cuando el coronel despliega todo su poder de fuego sobre Backtar Cross, Bob intenta salvar a Willa con la ayuda de su ingenioso instructor de karate, Sensei Sergio St. Carlos (Benicio del Toro, Óscar secundario 2000 por Tráfico), y de la reaparecida Deandra (Regina Hall).
Una batalla tras otra, la crítica de Jorge Suárez
Septiembre se inició con el Festival Cinematográfico de Toronto y Hollywood suspendió los estrenos de superhéroes para dar paso a filmes de prestigio. Entre ellos, Una batalla tras otra, dirigida por Paul Thomas Anderson, ese mago del cine ganador de un BAFTA, un Grammy, una Palma de Oro, tres Globos de Oro, 11 nominaciones al Óscar, además de Osos de Berlín y otros galardones.
Su nueva apuesta para 2026 engloba paradojas: es ambiciosa, audaz, reflexiva, desafiante, intensa hasta el aturdimiento. Según la prensa estadounidense, “puede abrumar a los espectadores”, pero también es uno de los mejores largometrajes del año y seguro candidato a los premios de la Academia.
Una batalla tras otra refleja la política migratoria actual y la xenofobia, mezclando con habilidad lo serio con lo risible. Tiene violencia en exceso, pero el amor entre padre e hija resulta conmovedor, sobre todo cuando deben superar la brecha generacional para salvarse.
Las actuaciones son destacadas. DiCaprio demuestra su faceta cómica y luego transmite la zozobra en primeros planos. Del Toro aporta humanidad y profundidad existencial. Penn ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera. Infiniti, optimista y fresca, promete una larga trayectoria actoral.
La música refuerza la atmósfera, aunque el sonido llega a ser atronador. La fotografía, de tonos sobrios, apuesta por la verdad.
En rueda de prensa, DiCaprio resumió el espíritu del filme: “Si hay algo de política en esta película, creo que trata de cómo algunas personas siguen ancladas en sus costumbres y otras han abrazado el futuro”.
- Calificación: * * * *
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