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La vida de Chuck, dirigida por Mike Flanagan
La vida de Chuck ha sido descrita como "una fábula de corte moderno envuelta en un cuento de hadas".Cortesía

Crítica de cine. La vida de Chuck, ¿la mejor adaptación de Stephen King?

Lee la crítica de 'La vida de Chuck', dirigida por Mike Flanagan, adaptación emotiva y reflexiva del relato de Stephen King

California se hunde en el Pacífico. Miami, la Florida, es lóbrego pantanal. Sorpresivamente han germinado vallas publicitarias en las que se lee “Gracias ‘Chuck’ Krantz. ¡39 años maravillosos! ¡Gracias Chuck!”.

El problema es que, en esos momentos apocalípticos que vive la humanidad... ¡nadie sabe quién es el tipejo! (Tom Hiddleston lo interpreta).

Durante los aprietos saben que el fulano es un contador de 39 años, que vive casado, tiene dos hijos, Brian y Ginny (Q’orianka Kilcher y Antonio Raúl Corbo). Marty Anderson (Chiwetel Ejiofor), maestro de escuela, ve cómo el orbe se destruye. 

Al mismo tiempo, carecen de televisión, nones de internet. Los celulares no marchan… ¡un caos! Se llega a saber que Chuck está muriendo, víctima de un tumor cerebral. 

En el nirvana, las estrellas se desvanecen. Este segmento viene a ser el tercer acto de La vida de Chuck, con el que empieza la película (Se dirigirá luego al ayer y ese ayer se mezclará con el futuro). El episodio se llama ¡Gracias Chuck!

Luego viene Músicos callejeros para siempre (Acto II). Chuck tropieza con un baterista (Taylor Gordon), cuyo ritmo lo hace bailar. En realidad es lo que siempre quiso ser y apoyado por su abuela vieron juntos Las modelos (1944), con Rita Hayworth y Gene Kelly.

Se llega entonces al Acto I, al que llaman Contengo multitudes: Chuck es un niño que pierde a sus padres y debe ir a vivir con sus abuelos paternos. Albie (Mark Hamill), que bebe por demás, y Sarah (Mia Sara), que es quien lo hace aprender el paso Moonwalk que popularizase Michael Jackson. 

Todo esto se convierte en los recuerdos que se van forjando a través de los años (a todos nos pasa igual). Llegará el final, momento en el cual recibirá como obsequio la anhelada llave de la cúpula de la casa a él regalada y donde verá su…

La vida de Chuck según la crítica de Jorge Suárez

Largometraje que unifica el drama, la fantasía, el terror y la ciencia ficción. Lo adornan con aromas campestres que, según el boletín de prensa, honran los versos del célebre Walt Whitman. Adelanto: su argumento está basado en un libro de Stephen King

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Su tesis lo acerca mucho a El curioso caso de Benjamin Button (2008), donde nace un anciano cuya madre, al verlo, decide botarlo y alguien lo recoge. El proceso de ese filme exhibe una vejez prematura y el sujeto irá rejuveneciendo hasta morir hecho un espermatozoide. ¿La vio usted?

Aquel Tercer Acto, y primero en mostrarse, aplica la visión que tiene su director, Mike Flanagan, del argumento y lo maneja sin prisa alguna, más bien da lugar a que las conversaciones amorosas, reflexivas aparten al cinéfilo de la angustia que va experimentando. 

Este ‘hoy’, en su retrospectiva, hará nacer al ayer, luego el futuro, pero siempre narrado por una voz en off (la de Nick Offerman) que envuelve rápidamente al espectador.

Sobresale el trabajo de Mark Hamill (¿lo recuerdan en La guerra de las galaxias, 1977?), que representa la adultez. Aunque alguien haya criticado su forma de representarlo, yo la encontré aceptable.

Sobresalen Jacob Tremblay (cuando Chuck tiene 17 años) y Benjamin Pajak (a los 11). Las actrices, impecables, solo resta aplaudirlas.

En el Acto II, el montajista no descansa y hace que despliegue la exuberancia de un musical, pues la escena es contagiosa. En cambio, los amantes del cine de terror, pensando que fueron a ver ese género, opinarán que no están viendo lo buscado y sentirán que hay demasiados personajes, tantos que temerán confundirse.

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Y justo, en este acto, se ve la ventaja que tiene Flanagan al contratar para sus películas al mismo equipo actoral: ese grupo humano actúa con precisión y ello le da bríos a La vida de Chuck, que ganó en Toronto el Premio del Público. 

En este acto sobresalen los actores que reviven su adolescencia y juventud. Hiddleston, en cambio, muestra toda su profundidad emocional.

Finalmente llega Contengo multitudes, Acto I de la tragedia… Es la infancia y adolescencia de Chuck, y Flanagan deja en pantalla su mensaje: la vida tiene que ser vivida al máximo, pues jamás se sabe lo que vendrá, que Dios creó el mundo solo para que los humanos vivan sus momentos de felicidad.

En resumen: vaya a verla. Esta película es la mejor adaptación que el cine haya hecho sobre un libro de Stephen King.

“Es una fábula de corte moderno envuelta en un cuento de hadas”, escriben en los Estados Unidos. Amplifico: es sincera, cálida, sensitiva, aunque esté manejada en forma tal que lo llevará a usted a usar el pañuelo y no exactamente para sonarse la nariz, sino… para secarse los ojos. También lo hará pensar sobre la vida.

  • Calificación_ * * * * 

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