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Carolina Aguirre.
Carolina Aguirre.Cortesía

Carolina Aguirre, la estilista revela los secretos de algunas famosas

Es experta en cabellos. A algunas conocidas les haría cambios urgentes

La estilista Carolina Aguirre (47), máster en Colorimetría Orgánica, descubrió de niña el rumbo que iba a tomar su vida, cortando el cabello de sus muñecas Barbie y peinando a su madre (Esther), tías y amigas. Sus padres aspiraban a que sea contadora, pero ella odiaba los números.

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En el colegio Francisco de Orellana estudió la secundaria y en las tardes iba a una academia artesanal. “Mi papá (Eduardo) creía que yo estaba aprendiendo a coser. Sin que se diera cuenta, me cambié a Belleza con la alcahuetería de mi mamá. Él me compró una máquina, yo un día compré un mantel y se lo mostré. Estaba feliz porque creyó que lo había cosido. Cuando se enteró de la verdad, se enojó mucho, luego me perdonó”.

Ya de adulta, Carolina dejó un trabajo con un sueldo fijo y se aventuró a abrir su negocio propio para compartir más tiempo con sus hijas y porque tenía clientas fijas aunque, según ella, aquello fue más esclavizante. Tiene 25 años en este oficio y se convirtió en una experta preparándose en Argentina, Brasil, Reino Unido y Emiratos Árabes.

Por su experiencia, modelos, presentadoras, reinas de belleza, políticos e influencers permiten que les toque sus cabellos.

No todo en su vida ha sido color de rosa. Cuando el mundo se encerró por la pandemia de COVID-19, perdió a sus seres más queridos: su esposo Xavier Martínez, su padre, su suegra (María Padilla) y una tía (María Eugenia Aguirre).

Viuda, tiene cinco hijas: Diana Carolina; la chef Carla Paulina; María de los Ángeles, que estudia actuación y música en Colombia; Eva y María Denisse, todavía estudiante de colegio. Además, once chihuahuas.

Carolina Aguirre.
Con sus hijas Carla Paulina, Eva, Diana Carolina, María de los Ángeles y María Denisse.Cortesía

Diana Carolina y Eva trabajan con ella y son los pilares de la peluquería.

"Virginia es muy práctica, Silvana está bien puesta"

La influencer y actriz Viviana Salame: “Siempre se cambia de color. Un día va y pide un tono, luego otro. Además cambia el look porque participa en comerciales. Lo artístico es divertido, pero a la vez complicado porque exige cuidado. Generalmente coloco colores estratégicos para que se vea un cambio y si hacen otro rápidamente no se afecte el cabello. No recomiendo cambios drásticos”.

Miss Ecuador 2008, Doménica Saporiti:Me lanzó al estrellato. Trabajamos desde que ella era soltera, en 'Combate'. Nunca hicimos canjes, me pagaba y recomendaba. Le encantaban los tratamientos porque en RTS la peinaban a diario. Un peinado puede dejar hasta calva por la plancha y el secador”.

La presentadora y Miss Ecuador 2018, Virginia Limongi: “Es muy práctica, siempre anda corriendo. Cuando no tiene mucho tiempo, prefiere que le indique qué se debe hacer en casa con determinados productos y acude para hacerse tratamientos personalizados, cada veinte días. Lo tiene todo claro”.

La reina de Guayaquil, Sabina González: “Se le recomienda iluminaciones, por el color de su piel”.

Miss Ecuador International 2022, Georgette Kalil Roha: “Es muy exigente, le gusta verse fresca, hay que sorprenderla con una propuesta de look y corte diferentes”.

La cantante Silvana Ibarra: “Le encanta estar bien puesta, lucir bella, bien peinada y los tratamientos con productos orgánicos”.

Miss Ecuador 2013, Constanza Báez: “Le gusta que su cabello se vea destacado con iluminaciones”.

La presentadora Emiliana Valdez:Perdía el cabello, la atendió un médico y está expuesta a peinados diarios en Combate. Necesitaba tratamientos”.

La gobernadora de Los Ríos, Connie Jiménez: “Opta por un look en degradé, impecable en su cuidado”.

La actriz Érika Vélez: “Es súper exigente, pregunta cada detalle, quiere saberlo todo, para qué sirve tal champú o tratamiento”.

“Mónica Palencia tiene un rostro imponente"

La primera dama, Lavinia de Noboa: “El color rubio es el de ella, cualquier estilo le queda bien. Su look es fresco, va con su piel y destaca sus ojos”.

La ministra del Interior, Mónica Palencia: “Su cabello es muy fino y muy oscuro, lo que endurece sus facciones. Tiene un rostro imponente. Debería hacerse un buen corte, con destellos de colores chocolate o dorados”.

La prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga: “Tiene una piel bronceada, el color negro no le favorece. Debería optar por castaño, en la gama del chocolate oscuro”.

El alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez: “Lo dejo como está, a él y al presidente Daniel Noboa no les cambiaría nada (risas)”.

El ministro de Deporte, Andrés Guschmer: “Me encantan sus cejas y cabello negro. Esa es su marca, proyecta ser único”.

La presentadora Gaby Díaz: “Tiene un lindo rostro, le queda bien el rubio, le haría un contorno más delicado para suavizar las facciones. Por un año le haría tratamientos intensivos”.

La presentadora Michela Pincay: “No la veo rubia, le haría tratamientos”.

La estilista y maquilladora Cuty Ycaza: “Debería optar por un rubio más natural, es guapa y tiene unos ojos hermosos”.

Con Teresa Valencia aprendió a decir que no

Carolina Aguirre.
Carolina es experta en Colorimetría Orgánica.Cortesía

Siempre las mujeres, famosas o no famosas, tienen sus exigencias o necedades.

Algunas vienen con una foto de internet para que haga en su cabello lo mismo que se ve en la imagen. Les recalco que nunca ofrezco algo que no les favorezca. A veces se enojan y toca explicar que no puedo ser deshonesta y aplicar colores o hacer en su pelo algo que tal vez por su tono de piel no les queda, y que va a endurecer sus facciones. Cuando llegan a mis manos, finalmente se dejan asesorar, porque han pasado por malas experiencias por ponerse exigentes al punto de que atemorizan a los estilistas. He tenido que hablarles claro.

¿Entonces toca ponerse firme para evitar los berrinches?

Aprendí a decir no y a ponerme los pantalones. Casi al inicio de mi carrera, me tocó atender a la diseñadora Teresa Valencia, a quien le cambié el tono del pelo, de castaño a rubio. Eran las dos de la mañana cuando se vio en el espejo. Empezó a gritar, creo que hasta los vecinos se levantaron, quería que le baje el color. Le dije que antes de tomar cualquier decisión primero pida la opinión de sus allegados. A las pocas horas me llamó para decirme que amaba lo que le había hecho. Había levantado a todo el mundo. Aprendí a decir ‘no’ gracias a Teresa Valencia.

Los cabellos más hermosos, según su criterio...

El de Lavinia de Noboa me gusta. A Jasú Montero es un maestro el que le trabaja su pelo, ya que siempre se hace cambios y se mantiene saludable. Meche Pesantes lleva el protector térmico a todos lados. Tiene uno en la cartera. En el carro, en el canal y en su casa tiene otros (risas).

¿No faltará alguna cochina que llega con piojos?

No es famosa, pero es una joven muy hermosa. Cuando le lavé el cabello, vi unas ‘carachas’ que tenían vida. Fue una situación incómoda para las dos. 

Carolina Aguirre.
Perdió a parte de su familia en la pandemia.Cortesía

No está preparada para volver a amar

Jamás se está preparado para un golpe tan devastador como el que vivió con la muerte de sus seres queridos.

Yo trabajaba con mi esposo. Entonces no se sabía mucho de la COVID-19. Estaba conversando conmigo y jugando cartas, me dijo que sentía algo feo, que tenía miedo y me pidió que lo abrazara, ahí se desplomó encima mío. Fue fulminante, en su piel aparecieron arañitas moradas. Esos trombos propios de la enfermedad. Cuando falleció mi papi, estaba en pleno rodaje de un video de Mirella Cesa, tuve que tragarme el dolor y seguir trabajando hasta el final.

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¿Cómo se está recuperando de esa prueba tan difícil?

Con la ayuda de Dios. Sentía que me moría, que el mundo se acababa, pensaba en que mi familia desaparecía. No dejaba de ver a mis hijas, me llené de un montón de aparatos y medicamentos. Sentía náuseas y miedo, y rezaba mucho, pedía que no permitiera que una de ellas muriera antes que yo.

¿Aquella dura experiencia cerró las puertas de su corazón?

En mi vida no hay nada fuera de lo común. No tengo pretendientes, siento que no estoy preparada, siento raro. No tengo ánimos para darme otra oportunidad. Mis amigas me invitan, pero busco excusas para no ir. No hay palabras para explicar lo espantoso que fue lo que viví. Tal vez llegue otra persona, pero no sé.

Dos de sus hijas son su pilar, las que le dan la mano...

Con Diana Carolina me costó trabajar un poco. Era muy nerviosa, me pedía que hablara con tal o cual clienta para que siguiera determinadas recomendaciones. Tuve que conversar con ella para que sea más segura. Mientras que Eva se regía por lo aprendido en la academia. Nosotros trabajamos de manera diferente.

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