Andrea Nivelo: la DJ que dejó su trabajo de oficina para seguir su pasión

Hace alrededor de un año y medio, Andrea Nivelo (34) descubrió que ser DJ era su verdadera pasión, pese a que estudió Fotografía Digital y trabajó en distintos oficios, algunos junto a su padre, Gustavo Nivelo.

Desde el colegio ya vibraba con la electrónica y soñaba con ir al mítico Tomorrowland, en Bélgica, donde tocan los DJ más importantes del planeta. Y lo logró.

Esa experiencia la marcó, cuando regresó pidió a algunos colegas que la guiaran, pocos le prestaron atención.

La historia cambió cuando apareció DJ Monillo (Pedro Pablo Gómez), con 25 años de trayectoria. Él le abrió las puertas, le enseñó… y terminó convirtiéndose en su pareja. Antes era apasionada del reguetón, pero ahora se mueve en el tech house y afro house latino, aunque no descuida otros géneros. Ahora toca en eventos corporativos, en clubes, discotecas y en pocas fiestas.

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¿Qué es lo más difícil de ser DJ?

El día a día, no tanto tocar en un escenario. El trabajo de hormiga que implica buscar la música adecuada para cada evento, según el rango de edades y el tipo de público. Yo me adapto. Encontré lo que me hace feliz y renuncié a mi trabajo de 8 a 5. No importa si la reunión o fiesta es de día o de noche, incluso voy a los coffee party que están de moda. A veces toca levantarse a las seis de la mañana, montar el equipo…

"Mi mamá armó un drama"

¿Cómo tomó su familia su decisión?

Uy… Mi mamá armó un drama. No estaba de acuerdo. Le preocupaba qué ocurriría en los meses bajos. Le dije que hay que tener fe. Además, estoy terminando mi carrera de Administración de Empresas y luego haré una maestría.

Es mejor tener un as bajo la manga por si algún día se cansa o se aburre de lo musical...

No lo creo, porque es mi pasión. Es por lo que me levanto y termino a las diez de la noche, buscando música y organizando los eventos que se vienen. Siempre hay algo que hacer. Me ha ido bien. Soy perfeccionista y cuido mi imagen. La fotografía la dejé, pero siempre está ahí; me sirve mucho en mi trabajo actual. Todo está previsto y me adapto con la vestimenta. Eso también es un plus.

Generalmente las exigencias y tendencias musicales son variadas. Eso obliga a estar actualizada.

Es importante conocer cuáles son esas tendencias. El reguetón lo siguen pidiendo. En las reuniones hay público de todas las edades. El nu-disco (subgénero de música dance de mediados de los 2000) permite conectar tanto con el público mayor como con la nueva generación.

Las anécdotas y metidas de pata no faltan.

(Risas) Lo típico. He pasado sustos porque se han desconectado cables o he presionado botones equivocados. Cuando ocurren estos accidentes, hay que sacar las habilidades de animador para que la gente siga encendida mientras se resuelve el inconveniente.

¿Es rentable este oficio?

Hay meses buenos y otros malos, pero en mi caso todo fluye. Andrea Nivelo ya es una marca. Me conocen, estoy en el mercado. Existe mucha competencia. Cuando empezó a llamarme gente que no conocía, me di cuenta de que estaba creciendo. 

Encontró su vocación, pero además el amor.

(Risas) Él (Monillo) tiene 48 años, yo 34. Nos conocimos porque en la inauguración de un restaurante le pedí que tocara reguetón. Entonces amaba ese género. Me dijo que no; me sorprendió su respuesta, nunca lo puso. Nos vimos en otros eventos y un día nos encontramos en Playas. Ahí hicimos click y me fue enseñando poco a poco.

Al parecer hubo una “doble intención”

(Risas) No de mi parte. Él estaba interesado en mí y yo en aprender, en conocer más. Si mantienes una relación es porque alguien te simpatiza, existe química. Un tiempo nos separamos, luego volvimos.

¿La relación avanzará más allá?

Por ahora estoy enfocada en mi carrera, en potencializar mi marca Andrea Nivelo, tocar en otros lados, ya sea dentro o fuera del país.

Aprenderá a tocar la batería

Siempre hay que evolucionar, porque la competencia no da tregua…

Lo sé. A partir del lunes recibiré clases particulares de batería, quiero aprender a tocar ese instrumento. Es un proceso. Lo vi en una DJ extranjera y me encantó el show que montó. Siempre hay que evolucionar y mejorar para que el público tenga un plus.

En un mundo de hombres, las mujeres son discriminadas.

Lo he sido y lo he sentido en este oficio. Aunque el cliente siempre preferirá a una mujer, quizá por ello podamos entrar un poco más rápido al mercado, pero no deja de ser complicado. Se prefiere a mujeres por imagen, por la llegada al público o por el show que ofrece. Nos volvemos en estrellas.

Pero ¿cómo ha sentido esa discriminación?

Existe competencia, se habla mucho. Prefiero mantenerme al margen, no meterme.

Usted tiene figura de deportista…

Solo me cuido, no practico deporte. No hago dietas, me alimento bien nada más. Cuando tengo una sesión de fotos o una presentación especial hago una dieta estricta.

Las malas noches pasan factura tarde o temprano…

Siempre ha sido farrera, estoy acostumbrada a la farra, no me afecta.

¿Si debe sacrificar la Navidad y el fin de año, lo hará sin problema?

Mi prioridad es el trabajo. Todavía no tengo nada previsto, a veces lo planifican al último momento. Diciembre es movido. La farra de fin de año seguramente no faltará (risas).

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