
Alejandro Gentile: “Uruguay e Italia se encuentran en la mesa ecuatoriana”
Desde Cuenca y Guayaquil recrea la esencia del asado uruguayo y la tradición italiana en su restaurante Gentile.
En tiempos donde la cocina busca sorprender, Gentile invita a reconectar con lo esencial: el origen, el calor del hogar, el encuentro. Con locales en Cuenca y Guayaquil, este restaurante uruguayo-italiano no solo ofrece platos exquisitos; ofrece memorias servidas en platos humeantes.
Alejandro Gentile, chef de la marca, nació en Montevideo en una familia donde la comida era el centro de todo. Su abuela paterna, italiana, reunía cada domingo a hijos y nietos para cocinar, conversar y compartir. Si alguien no asistía, ella misma lo iba a buscar. Desde esos rituales, la cocina se transformó en su primer lenguaje emocional. A los 14 años, Alejandro ya preparaba canelones, y recibía con orgullo a sus amigos en casa para servirles como un anfitrión en formación.
Pero la pasión fue más allá del afecto familiar. Su primer restaurante lo abrió a los 19 años, en su ciudad natal. Desde entonces, suma más de 30 años en el mundo gastronómico y, de esos, 20 los ha transitado en Ecuador con varios emprendimientos.
Con su esposa Alejandra González, decidió abrir Gentile en plena pandemia, el 1 de septiembre de 2020, en Guayaquil, y tiempo después en la capital azuaya donde actualmente residen. Lo hicieron con una visión clara: ofrecer una experiencia donde cada plato contara una historia. Ella se encarga de formar al equipo de servicio; él, de traducir su linaje gastronómico en recetas con alma.
La propuesta es sencilla pero profunda: carnes uruguayas, pastas italianas, cocción al carbón y una atmósfera que no se olvida. “No competimos solo con el plato. Competimos con la experiencia”, dice Alejandro. Su menú, entre 10 y 12 cortes de carne y pastas que se pueden combinar a gusto, es solo el principio. Lo que sucede en la mesa es un viaje emocional al corazón de dos culturas.
La entrevista
En Uruguay, la carne es casi sagrada. ¿Cómo trasladan esa tradición a Ecuador?
Traemos cortes desde Uruguay, como picaña o colita de cuadril, pero también trabajamos con carne ecuatoriana madurada aquí. Logramos desarrollar un sistema para que algunos cortes locales se maduren 30 días a cero grado. Eso mejora muchísimo la calidad. Además, hacemos nuestros propios embutidos: chistorra, morcilla, chorizo… todo con receta propia.
¿Cómo es el menú de Gentile?
Nuestra base es fusionar carnes uruguayas con pastas italianas. Tenemos entre 10 y 12 cortes de carne, y cuatro tipos de pasta: fetuccini, espagueti, ravioli y sorrentino. Puedes armarlo como quieras: más carne que pasta, o al revés. Al final, Uruguay e Italia se encuentran en la mesa ecuatoriana.

¿Todo va a la parrilla?
Sí, todo al grill, con carbón. Y aunque digamos “asado” o “parrilla”, es lo mismo. Lo que cambia es la palabra. Para nosotros, el asado siempre es sinónimo de encuentro, de compartir.
Tienen una carta que promete un plato promedio en 30 minutos. ¿Cómo equilibran eso con no ser comida rápida?
Se prepara todo en el momento, desde cero. Por eso aclaramos que no somos comida rápida: cuidamos el proceso y el producto. Cuando arrancamos, no queríamos lanzar delivery sin estar seguros de que la experiencia iba a ser la correcta.
¿El público ecuatoriano es exigente con las carnes?
¡Muchísimo! Conoce de sabores, pide carnes a término blue, sabe lo que quiere. Y en Cuenca, donde estamos nosotros, hay un gran porcentaje de extranjeros, sobre todo americanos. Ellos también saben y esperan calidad.
Con más de 30 años en la gastronomía, ¿cuál diría que es el momento más lindo en la cocina?
Cuando arranca el día y prendemos el fuego. Es como resetearse.
¿Y el secreto para sostener este sueño en el tiempo?
No bajar los brazos. Rodearse de un buen equipo. Hay personas que trabajan con nosotros desde antes de la pandemia. Ya somos más de 15 entre los dos locales, y todo lo que hacemos es en familia. La cocina sigue siendo ese lugar donde se conversa, se crea y se comparte.