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Las Monjas. En una extensión de cien metros, es posible ver al menos 7 desniveles en esta calle. Todos, en las alcantarillas.Miguel Canales Leon

Zigzagueando entre los baches de metal de la ciudad

Tienen tapas, pero desniveladas o rotas. Los carros caen en ellas, como si fueran huecos. Reprochan el trabajo ejecutado  

 Conducir en Guayaquil no es para nada amigable. Lo han dicho decenas de veces los conductores que hoy, frente a la llegada de un nuevo año, exigen a la Alcaldía remediar los trabajos mal ejecutados sobre las vías. Que ha sido más que suficiente tener que convivir por décadas con los baches, advierten, para hoy tener que aceptar que hay otros huecos que son de metal y tienen que también sortear, para no accidentarse.

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“Me harté de vivir así, de ver que las tapas de las alcantarillas están por debajo del nivel del asfalto, invitándonos a caer en ellas, como si fueran el túnel de un videojuego. Hasta cuándo la mediocridad, me pregunto. ¿Acaso el Municipio no ve lo que hace ni cómo lo hace?”, se queja el habitante de Los Ceibos, Arturo Segovia; quien se cuestiona lo mismo cada que pasa por la calle Las Monjas, en el tramo que va desde Circunvalación Sur hasta la Víctor Emilio Estrada (apenas dos cuadras), en donde hay siete hoyos de este tipo.

Allí, teniendo en cuenta la cercanía que hay entre uno y otro y la profundidad de algunos, los conductores no tienen otra opción que ir frenando y zigzagueando. EXPRESO estuvo en el sitio y, de hecho, solo escuchaba los autos frenar. Ante tal escenario, hubo ciclistas y motociclistas que barajaron la idea de subirse a la acera.

Hay calles donde las cubiertas y el asfalto están al mismo nivel. Si hay otras en donde no pasa igual, es porque simplemente el trabajo está mal hecho, no hubo seguimiento ni sanción. 

Juan Villacís,
conductor

“Sé que está mal, que estoy fregando y quitándole espacio al peatón..., pero mire esto, es horrible. Caigo en uno de estos desniveles y me mato. Ya me ha pasado”, sentenció David Rojas, mientras buscaba la forma de salir de la vía.

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Peatones. El desnivel visible en la foto ha hecho caer a los caminantes y ciclistas en repetidas ocasiones.Miguel Canales

En otro punto de Urdesa, en la calle Ilanes, entre la Víctor Emilio Estrada y la calle Dr. Enrique Ortega, Julián Maridueña intenta mantener el equilibrio y los cinco sentidos bien puestos para evitar accidentarse. Hace una semana, el conductor que iba delante suyo frenó inesperadamente para no caer sobre las cubiertas de las alcantarillas que se encuentran en el camino, algunas hundidas y en mal estado; y a consecuencia de ello, también frenó y un ciclista se fue sobre su auto.

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No los culpé y nadie nos culpó. Todos señalamos a la actual administración. Y es que nadie puede decir que a consecuencia de asfaltar la calle, las tapas quedan abajo, no. Porque en otras zonas, la calle y las cubiertas están al mismo nivel, todo al ras. Lo que pasa es que lo hacen mal, o quizás a propósito, para luego quitar de nuevo todo el asfalto, raspar la vía y empezar de cero, con nuevo y tremendo presupuesto”, lamentó el habitante de Urdesa, Roque Tinajero.

La ciudadanía.El problema, a decir de la ciudadanía, es visible en todas las calles de Guayaquil; aun en aquellas recién regeneradas. No hay planificación previa, lamentan.

Frente a este escenario, este Diario preguntó al Municipio si existe alguien que monitoreé y fiscalice estas acciones, y qué pasa cuando evidentemente el resultado del trabajo no es el idóneo; si tienen mapeadas las calles y áreas más afectadas, y qué se está haciendo para contrarrestar las molestias, que causan incluso accidentes, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Por evitar caer en estos hoyos de metal, los conductores de autos se abren o cierran mucho, y eso nos desequilibra. Nos caemos... El problema siempre es peor en las noches.

Gabriel Moreno,
ciclista

Para la ciudadanía, que no se actúe aun cuando el problema es evidente, refleja nada más que quemeimportismo. “No creo que la alcaldesa Cynthia Viteri o el vicealcalde Josué Sánchez, tengan que esperar a que uno haga pública su queja para que ahí recién la vean. Por favor, si basta con subirse a un carro para ir brincando como canguro. Y es que no solo las alcantarillas y las vías desgastadas nos generan ese efecto; lo hacen también los huecos ocasionados por el deterioro de las uniones de los puentes, otro mal que no se va ni nadie soluciona”, sentenció Omar Vélez, conductor y habitante de la Pradera.

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Tungurahua. En esta calle guayaquileña, en cambio, prevalecen las estructuras dañadas: rotas y hasta con las puntas del metal expuesto.Miguel Canales Leon
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En algunos tramos de las calles Los Ríos, Colón, Esmeraldas y Tungurahua, la escena se replica. De hecho, en este último punto, en el tramo que va desde Portete hasta José Gómez Valverde, el vendedor de gas Emilio Arellano se agarra bien de su triciclo para no caerse, ni derribar lo que halla a su paso.

“El desgaste del concreto en los alrededores de la cubierta de los colectores son una trampa. He caído varias veces en ellas, porque los carros para evitar hacerlo, zigzaguean las estructuras con tal brusquedad que me obligan a buscar las orillas de las aceras para sentirme seguro. Y las veredas que tampoco están bien construidas, que están desniveladas, me hacen perder el equilibrio... ¿En conclusión? Es un enredo manejar aquí”, piensa.

El riesgo a que te des contra el carro de al frente o se den contra ti, es común desde que hay estos orificios; que incluso sobresalen en calles regeneradas. Recién bacheadas.

José Intriago,
conductor

A juicio de los ciclista Gabriel Moreno y Humberto Sandoval, es hora de que el Cabildo haga borrón y cuenta nueva y empiece a hacer los correctivos, priorizándolo sobre otras obras previstas para la ciudad. “¿Por qué será que no destinaron lo invertido en pintar los postes de Urdesa en un asfaltado apropiado? ¿Por qué será que poco se toma en serio el tema de la movilidad? Indispensable para crecer como sociedad”, señala Sandoval.