
Samborondón: Residentes denuncian colapso vial por exceso de construcciones
Solo en un año, el Municipio ha dado 30 permisos de construcción. Residentes alegan que a causa de eso, el tráfico se caotiza
El vertiginoso crecimiento comercial de Samborondón no solo ha significado la construcción de 30 nuevas edificaciones en un solo año, sino que también ha generado un aumento de molestias ciudadanas derivadas del desorden urbanístico y la saturación vial. Según denuncias de los vecinos y análisis de especialistas, el exceso de edificaciones se traduce en tráfico insoportable, pérdida de calidad de vida y una sensación general de caos urbano que preocupa a quienes residen en la zona.
En Samborondón ya se contabilizan alrededor de 80 plazas comerciales, según cifras oficiales del Municipio. En apenas una década, esta arteria se transformó en un imán de negocios de todo tipo, desde centros comerciales y supermercados hasta restaurantes y locales de entretenimiento, mientras que su infraestructura vial ha quedado rezagada frente al crecimiento desmedido.
La ciudadanía critica la planificación del Municipio
La falta de planificación a gran escala es visible en los embotellamientos diarios, que complican la movilidad tanto de conductores como de peatones, como publicó EXPRESO. Los habitantes critican que el Cabildo ha otorgado permisos de construcción de manera indiscriminada, sin tomar en cuenta el impacto sobre la circulación ni sobre la calidad de vida de los vecinos.
“No entiendo cómo siguen levantando centros comerciales cuando ya no hay espacio ni para circular. No hay cómo moverse. Todo está congestionado”, señala Mirella Cornejo, residente de Ciudad Celeste, una de las zonas más saturadas, donde plazas, gasolineras y locales comerciales se acumulan junto a urbanizaciones, aumentando la dificultad para transitar. Para muchos vecinos, cada nuevo proyecto parece agravar un problema que ya se percibe como insostenible.
Raúl Escalante, morador de la etapa La Marina, describe su día a día como un verdadero calvario. “Hay que soportar al menos dos horas de tráfico entre ida y vuelta para llegar a Guayaquil. Ya no son solo las urbanizaciones; los comercios empeoran el caos vial. Cada semáforo, cada cruce, se ha convertido en un cuello de botella”, lamenta. La preocupación de Escalante es compartida por muchos, que temen que la expansión del Nuevo Samborondón, colindante con Ciudad Celeste, convierta a esta zona en otro punto de congestión permanente.
“Se supone que esta área debe estar bien planificada. ¿Pero qué pasa si seguimos llenándola de más plazas comerciales? Este debería ser un espacio donde se priorice al peatón, la vida comunitaria y las áreas verdes. ¿Será lo mismo que en la arteria principal? No repitan esos errores. No entiendo cómo en un solo año se haya podido dar permiso para levantar treinta espacios comerciales. ¡Treinta! ¿Qué les pasa?”, cuestiona Noelia Silva, residente de la zona, quien afirma que la planificación prometida se ve desbordada por la realidad del crecimiento sin control.

El Municipio asegura realizar todo en base a estudios
Desde el Municipio, la arquitecta Liliana Guerrero, directora de Edificaciones y Regulación Urbana, defendió la aprobación de proyectos comerciales. Manifestó que solo en el último año se emitieron permisos para construir 30 edificaciones y que “aún existe un 35 % de terreno libre por desarrollar”, asegurando que cada proyecto cuenta con estudios previos que evalúan su impacto.
La funcionaria enfatizó que “todo está planificado y ordenado” y que el posible caos vial se evaluará una vez que concluya la regeneración integral de la avenida, cuyos trabajos se reanudaron tras meses de paralización debido a la falta de asfalto, un problema derivado del sismo de abril pasado y los retrasos en la Refinería de Esmeraldas.
directora Municipal
“No podemos medir las afectaciones aún porque algunos carriles de desaceleración no están habilitados. Habrá que esperar para ver el panorama completo. Todo se ha hecho bajo planificación, que se puede consultar en la página web del Municipio”, señaló Guerrero, aunque los vecinos consideran que los argumentos no son suficientes. Para ellos, la saturación vial es evidente y los efectos del crecimiento desmedido ya se sienten en el día a día.
Uno de los reclamos más frecuentes es la falta de áreas verdes. Guerrero reconoció que no está previsto ningún parque municipal nuevo, debido a que la mayoría de los terrenos disponibles son privados.
Sin embargo, aseguró que cada urbanización y zona comercial construida debe incluir un porcentaje de espacio verde, aunque los residentes consideran que esto no es suficiente para compensar el impacto ambiental y la densidad de construcciones en la avenida.

Especialista sugiere posibles soluciones
El urbanista Ricardo Cajape advierte que es insostenible el modelo de desarrollo aplicado en Samborondón. Según él, la saturación de plazas comerciales provoca “sobrecarga estructural en la red vial, comprometiendo la capacidad operativa del corredor, sin posibilidad de expansión física”.
Para el especialista, solo medidas urgentes de gestión de movilidad podrían mitigar el problema, como la regulación de horarios de carga y descarga, la restricción de accesos en franjas horarias y la incorporación de tecnologías inteligentes para controlar y ordenar el tránsito.
“Estas acciones deben integrarse en un plan maestro de movilidad urbana, con controles constantes y ajustes según la demanda. Sin ello, cualquier expansión comercial adicional solo empeorará la situación”, sostiene Cajape, subrayando la necesidad de una planificación integral antes de aprobar más proyectos.
La realidad que se palpa en La Puntilla
EXPRESO recorrió varios puntos críticos y constató que el colapso vial ya es evidente, incluso antes de que nuevas construcciones entren en funcionamiento. En el kilómetro 1 de La Puntilla, detrás de la Plaza Bocca, una obra avanza sobre una vía estrecha rodeada de locales y urbanizaciones. Para los vecinos, este es un punto donde ya no cabía un negocio más, y cada nuevo proyecto aumenta la presión sobre una calle que ya funciona al límite.
“La zona de Los Arcos es una de las más conflictivas. ¿Cómo es posible que allí se levante otra construcción? La vía quedará angostísima. Solo en esa área hay tres o cuatro plazas comerciales, incluidos dos malls, un teatro, un zoológico y un área de restaurantes, a los que a veces es imposible acceder por falta de parqueos y problemas de movilidad”, dice un residente preocupado por la saturación actual.
Situaciones similares se observan alrededor de Plaza Lagos, donde se levanta otro megaproyecto. Actualmente, en ciertos horarios el tránsito colapsa debido al exceso de vehículos. Los vecinos alertan que el problema únicamente empeorará con cada inauguración de nuevas plazas
“Está bien crecer y desarrollarse, pero hay un exceso y no se está haciendo de manera equilibrada. Todos somos los afectados por esta situación”, reflexiona Javier Pin, líder de una de las ciudadelas de La Puntilla.