Guayaquil

¿Es igual una misa virtual a una presencial? Los feligreses responden

Las dos modalidades ofrecen particulares diferencias y ventajas a los creyentes. En lo espiritual, estos reconocen que no son lo mismo.

Screenshot-Misa Santo Tomas de Aquino
El padre Julián Ballesta, párroco de la iglesia Santo Tomás de Aquino, de Guayaquil, durante una de las misas transmitidas en línea.Nelson Tubay

Físicamente, si la iglesia Santo Tomás de Aquino estuviera llena, a la misa de los sábados en la noche asistirían como máximo 300 personas, que es su capacidad. Virtualmente, a la eucaristía online que en ese horario ofrece la parroquia desde el cierre de los templos por la pandemia, se conectan unos 700 seguidores. Y más, porque esta cifra se refiere solo al número de usuarios que aparecen enlazados a la transmisión desde sus casas, pero estos a su vez suelen estar acompañados de sus familiares.

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En la misa física lo que se ha multiplicado es el silencio. En la amplia nave de la iglesia solo está el padre Julián Ballesta y un monaguillo frente al altar, oficiando frente a un solitario trípode que sostiene la cámara de un teléfono celular. Un guitarrista y otra persona que apoya en la parte técnica completan el reducido grupo.

Virtualmente, en cambio, las intervenciones de los fieles se dan por cientos durante todo el oficio religioso. Las cifras, concluida la del último sábado en la noche, indicaban 4.2 mil reproducciones, 42 veces compartida y 489 comentarios.

Entre estos últimos destacan quienes reportan su participación desde otras ciudades e incluso de otros países: desde Perú, El Salvador, Honduras, España, Bolivia, Estados Unidos, etc, lo cual supone otro punto a favor de la virtualidad.

En contrapartida, nadie ha podido acercarse a confesarse. En el rito de la comunión solo participan el sacerdote, el monaguillo y los otros dos asistentes. En el de la paz, solo se ve en pantalla a los dos primeros.

“La paz del Señor esté siempre con ustedes. Démonos fraternalmente la paz...”. Seguramente, en sus casas los feligreses se dan el abrazo o el beso.

Misa virtual - Santuario Santa María Madre de Guayaquil
Una misa virtual transmitida desde la sacristía del Santuario Santa María Madre de GuayaquilCortesía

En cambio, el chat no para. Unos piden por el alma de algún familiar fallecido; otros por algún enfermo; hay quienes agradecen a Dios por mantenerlos con salud; unos al padre Ballesta por hacer ese esfuerzo; y otros solo van acompañando el ritual: “Señor, no soy digno de que entres a mi casa...”.

Por esa ausencia física de quienes irían a comulgar se pasa en menor tiempo del momento más sagrado de la misa al de la bendición final. Aquí la señal de la cruz trasciende las paredes del templo y llega a través de las redes sociales a incontables hogares y familias.

Lo que la Iglesia debe llevar a este mundo es la alegría de Cristo resucitado. 

Julián Ballesta, sacerdote

Pero en lo espiritual ¿Es una misa online igual que una virtual para los católicos? Personas que han participado en ambas responden esta duda con criterios divididos.

“No es lo mismo, porque en la Iglesia hay más recogimiento y se tiene la bendición del sacerdote y también la comunión, que es lo principal de la misa”, opina Blanca Palacios, de 85 años, quien antes de la crisis sanitaria era una asidua concurrente de las iglesias de San Francisco y San Agustín, en el centro de Guayaquil.

“La espiritualidad es más fuerte porque sabemos que a pesar de no poder estar en misa, en la iglesia, sí estamos... Es decir, no es en un lugar donde tú encuentras el amor del Padre. Es dentro de ti, en tu corazón”, expresa María Belén López, quien sigue las misas virtuales con su madre.

“Nunca va a ser igual que una misa física, pero se siente bien estar en contacto virtual con Dios”, reitera esta seguidora de las misas del Vaticano.

No es en un lugar donde encuentras el amor del Padre. Es dentro de ti, en tu corazón.  

María Belen López, comunicadora

“Sí, porque depende mucho de la fe de cada uno”, responde con convicción Patricia Chancay Cedeño, una parvularia manabita que escucha las misas por la Radio Son, de Manta.

No obstante, reconoce que de la misa presencial echa en falta comulgar: “Recibir la sangre y el cuerpo de Jesús”.

“Es muy diferente, pero habrá que acostumbrarse a la nueva normalidad incluso, a la hora de rezar”, manifiesta con resignación Luz Gallegos, una lojana de 86 años, con más de la mitad de ellos en Guayaquil.

“Es muy diferente, pero habrá que acostumbrarse a la nueva normalidad incluso, a la hora de rezar.

Luz Gallegos, ama de casa

Con costumbres católicas enraizadas, como rezar a diario en familia y hasta con partes en latín, era infaltable en la misa dominical. Acudía a la de la iglesia Nuestra Señora de la Paz, en la ciudadela Morán Valverde, en el sur de la ciudad.

En estos días, la mayoría de iglesias ha reabierto sus puertas para permitir el ingreso de los católicos a orar por 15 minutos, con medidas de bioseguridad. Pero durante los duros meses de marzo y abril, la conexión virtual con su iglesia sirvió de alivio espiritual para miles de guayaquileños que sufrieron pérdidas y enfermedades de familiares y amigos.

EL SACERDOTE: "Lo importante es que se unió la familia"

El padre Julián Ballesta dice que sus ayudantes se ocupan de la parte tecnológica y que él es ajeno a ella. Por lo mismo evita opinar sobre si es igual una misa virtual que una presencial y enfatiza que lo importante, al final, es que la modalidad promovió la unión de la familia.

“Ciertamente muchas familias me han dicho que las misas les han ayudado. Pero no se olvide que la familia cristiana es la primera iglesia doméstica. Lo importante es que se han reunido para orar”.

Ballesta enfatiza que la misión de la Iglesia es llevar al mundo la alegría de la resurrección de Jesús. Y que la suya es seguir haciéndolo, sea en forma presencial o virtual.

“Ciertamente muchas familias me han dicho que las misas les han ayudado. Pero no se olvide que la familia cristiana es la primera iglesia doméstica. Lo importante es que se han reunido para orar”.Julián Ballesta, sacerdote