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Los especialistas. Los biólogos Mauricio Macías y Natalia Molina fueron los autores de esta investigación científica, de la que también participó y es coautor William Galvis, de Colombia.Christian Vinueza

Los manglares de Guayaquil como cuna de la ciencia en el mundo

En esos ecosistemas fueron halladas dos especies nuevas de arañas. La UEES estuvo a cargo de la investigación, la primera desarrollada en América

Ahora hay una razón más para proteger a los manglares de Guayaquil, que desde hace varias semanas están en la mira de la ciencia y el mundo por vivir en ellos dos especies de arañas recién descubiertas (únicas en el planeta); y que confirman que estos ecosistemas, en el país vulnerados, no son otra cosa que una fuente infinita de vida.

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Que son capaces de almacenar cinco veces más carbono que cualquier otra comunidad de seres vivos, y que son el supermercado de la naturaleza por habitar en ellos los peces que sirven de alimento al hombre; han sido los motivos prioritarios por los que biólogos y ambientalistas han exigido su preservación por años. Esta vez, la investigación ejecutada por los miembros del proyecto Manglares del Ecuador, de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), ratifica que urge que las autoridades, del Gobierno local y central, vuelquen su mirada hacia estos espacios del que ahora se habla en la revista científica Arachnology.

Natalia Molina es la docente de la escuela de Ciencias Ambientales de la UEES y la directora del proyecto, con el que se hizo el estudio -el primero en América y uno de los primeros, asimismo, en el planeta (hay registro solo de exploraciones similares en los manglares del sudeste asiático)- que reveló que existen dos tipos de arácnidos pequeñitos, de colores marrones y de no más de dos centímetros, que crecen en los manglares de las islas Santay y Puná.

Las arañas son las indicadoras de la buena salud del ecosistema. Ahí, otra razón para recuperar el manglar.

Natalia Molina
bióloga e investigadora

“Quisimos determinar cuál era la biodiversidad de los manglares. Muchas veces habíamos visto arañas, pero no sabíamos de qué tipo eran. Por eso, entre 2019 y 2021, realizamos el primer estudio en los manglares de Esmeraldas, Manabí, Guayas y El Oro, identificando siete especies que se reportan por primera vez para el Ecuador. Y otras dos que descubrimos, del género Chapoda, que son las arañas saltadoras, que no habían sido jamás descritas y son totalmente nuevas para la ciencia”, detalla Molina a EXPRESO, quien de la mano del investigador y experto en aracnología Mauricio Macías, de Ecuador; por casi dos años se adentraron en los manglares para tomar muestras y luego analizarlas. En este último proceso, por ser extremadamente inusual en el país estudiar a las arañas, el especialista y coautor de la investigación, William Galvis, de Colombia, arribó a Guayaquil para ayudar a confirmar el hallazgo.

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Las especies. Fueron exploradas por meses en los manglares de toda la Costa, hallando las arañas jamás registradas por la ciencia en Puná y Santay, en Guayaquil.Christian Vinueza
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El país vecino estaba más familiarizado entonces con estudiar a los artrópodos. Hoy en Ecuador y tras hacerse públicos los avances del proyecto y el tipo de insectos que pueda haber en el territorio, el interés de los biólogos fue tal que incluso se ha formado ya el núcleo de Aracnología dentro de la Sociedad Entomológica del Ecuador.

Las muestras de las especies, denominadas Chapoda santay y Chapoda guancavilca, por ser colectadas en territorios del pueblo Guancavilca, están depositadas en el Museo del Inabio (Instituto Nacional de Biodiversidad) en Quito.

700 tipos de arañas
están reportadas. Las 7 ahora descubiertas existían, pero no habían sido aún registradas.

Macías detalla que para capturar las especies, que fueron miles de miles en cada exploración, se acercaban a 10.000, utilizaron unas especies de sábanas que se colocaban bajo los manglares y se agitaban hasta que los organismos caigan. Tras esa técnica, denominada agitación de follaje, las especies fueron preservadas en alcohol y, en el laboratorio de la UEES, fueron analizando la morfología a través de microscopios.

Aunque hubiese sido mejor hacer las exploraciones en la noche, que es cuando las arañas más salen, los especialistas hicieron sus recorridos en lanchas por la mañana; no solo porque el mangle ecuatoriano es intransitable y les impedía caminar, como sí lo hacen en otros países, sino por cuestiones de seguridad.

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En Ecuador, 700 tipos de arañas han sido registradas. Es posible que haya más. Que el manglar sea intransitable dificulta hacer estudios con más facilidad o rapidez.Christian Vinueza

“Hay piratas, te roban, hay narcotráfico. Se usan estas rutas para esto y, además, teníamos en contra que las mareas subían y bajaban con frecuencia. Tuvimos varios factores en contra, pero lo logramos”, asegura Molina, quien durante la entrevista, en repetidas ocasiones, hace énfasis en la necesidad de las autoridades cuiden los bosques.

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“Esta revelación, más allá de demostrar el valor de nuestra biodiversidad, es un llamado a cuidar lo que hay y a recuperar lo que perdido”, sentencia la catedrática, quien sueña con que Guayaquil tenga un manglar recuperado, no solo en el estero Salado, sino en Santay, cuyo borde estuvo repleto de mangle.

“Los daños ahora no se dan solo en la ciudad, donde hay desarrollo y se cree que el ecosistema es más vulnerable. Se da también en las zonas protegidas”, detalla al revelar las cifras que certifican el estado de vulnerabilidad.

Según los últimos estudios efectuados por el equipo que conforma el programa, alrededor de un 30 % de cobertura vegetal de manglar se ha destruido en el país. A eso se suman las salinas, que son parte del mismo ecosistema y, precisamente, el área donde se cría el cangrejo en estado juvenil, y han desaparecido en un 91 %. “Sumadas ambas, podemos decir que el 50 % del manglar de Ecuador se ha perdido. Por eso llegó la hora de recuperarlo, el manglar y su biodiversidad es nuestro pasaporte a la supervivencia”, alerta.

Ahora que se ha publicado el estudio, los especialistas se preparan para la siguiente fase, que es la de reconocer si la Chapoda santay y la Chapoda guancavilca están en otros bosques del país, y si son nativas o endémicas.

Para los especialistas, sería fabuloso que los municipios, que son los que tienen la competencia del uso de suelo, tengan una ordenanza como la que ya tuvo Guayaquil y resguardaba estos espacios de formación vegetal leñosa.

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“El Puerto Principal tiene la mayor cantidad de manglar urbano y en Guayas, por ser el Golfo de Guayaquil el estuario más importante del Pacífico Sur, está concentrado el 64 % de mangle. Sé que hubo una ordenanza por los años 60 para proteger los ramales del estero Salado, pero el urbanismo ahora está sobre los manglares. El Municipio de Guayaquil, si nos enfocamos en esta ciudad, debe ya recuperar esa ordenanza para mantener un borde de defensa. No necesitamos ponerle más cemento a los ecosistemas. Lograr que los manglares sean categorizados como parques nacionales, que es la máxima categoría de amparo, es un gran paso”, menciona Molina, que demanda, como lo ha hecho ya la ciudadanía, que haya voluntad política.

  • La INVERSIÓN DEL PROYECTO

La UEES, que financió el estudio, tiene un fondo destinado a la investigación. De allí que hay proyectos, como este, ejecutados por los docentes; pero también hay otros, denominados semilla, al que pueden aplicar los estudiantes. Tras el hallazgo, una gran cantidad de estudiantes de la facultad de Ciencias Ambientales ha hecho sus tesis inspiradas en las arañas.