
Miércoles de Ceniza: las lluvias torrenciales no frenan la devoción en Guayaquil
Así vivieron esta fecha los fieles que acudieron a la Catedral del Puerto Principal
Ni la lluvia impidió que los fieles acudieran a los santuarios de Guayaquil para conmemorar el Miércoles de Ceniza este 5 de marzo. Esta fecha marca el inicio de la Cuaresma, un periodo de reflexión y preparación que culminará en la Semana Santa. Según lo previsto, esta se celebrará desde el 13 de abril, con el Domingo de Ramos, y concluirá el 20 de abril con el Domingo de Resurrección.
Uno de los puntos donde se llevó a cabo este rito, de marcar la frente de los fieles católicos, fue la Catedral del Puerto Principal, ubicada en el corazón de la urbe, donde decenas de ciudadanos visitaron este lugar.
En contra de todo pronóstico, los fieles atravesaron calles inundadas y fuertes lluvias para, en el caso de muchos, llevar a cabo esta tradición anual.
Para Mariela Cevallos, de 83 años, ella se movilizó junto a su hija de 61 años hacia la Catedral para cumplir con lo que ella denomina su obligación como católica. “No importa que llueve, truene o relampaguee, yo vine para entregarme a Dios en este día y pedir no solo por la paz de mi familia, sino también por la de todo el país, que en este momento vive situaciones de caos por el invierno y la inseguridad; ahora más que nunca, necesitamos una salvación pronto”, asevera.
Unidos por la inseguridad
Al igual que ella, Óscar Montalván, de 67 años, junto a Olga Rendón, de 63 años, llegaron juntos a este templo desde temprano, a pesar de la fuerte lluvia, para entregar sus corazones a la religión en la que creen. “Vinimos desde Sauces 9, tuvimos que mojarnos los pies un poco porque todo estaba inundado, pero llegamos a la catedral desde las 08:00 para alcanzar una de las primeras misas del día y planeamos quedarnos por aquí, en el centro, hasta las 13:00 para luego volver a casa. Nosotros hemos acudido aquí año tras año, especialmente cuando más hemos necesitado renovar nuestra fe y pedirle a Dios que nos ayude a todos los ecuatorianos, por toda la delincuencia que ha azotado al país”, comenta Montalván.

Por su parte, Martín Ortega vino junto a su hijo de 15 años para recordar a quienes se han ido. “Yo venía todos los años junto a mi esposa para pedir por nuestra familia, salud y seguridad, pero ella se fue antes que yo, y ahora me he quedado solo con mi hijo. Ella falleció a inicios de 2024, víctima de la delincuencia. No he perdido mi fe, al contrario, me he hecho más devoto y me he aferrado a la familia que aún tengo, y solo ruego porque mi hijo pueda crecer lleno de amor, y que este país pueda sanar”, relata.
Al igual que ellos, el resto de ciudadanos pidió por paz, salud y prosperidad en sus hogares, pero el pedido que más peso tuvo entre todos fue la necesidad de que la ola delictiva que se vive en el país y en la ciudad se detenga de una vez por todas. “No quiero sentirme solo con calma en mi casa o en la iglesia, quiero salir a un parque y no estar mirando de un lado a otro, poder disfrutar con calma del aire libre, algo que no hago desde hace varios años”, indica el ciudadano Alfonso Loor.
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