
La ciudad que huele a plástico: el otro rostro de la contaminación en Guayaquil
El hedor a caucho quemado reaviva la problemática de la contaminación. Respirar en Guayaquil se vuelve un riesgo cotidiano
El hedor a plástico y caucho quemado dejó a Guayaquil fastidiada desde el domingo 12 hasta el lunes 13 de octubre, tras un incendio registrado en el sector de Casas Viejas, en la vía a la costa, donde se descubrió un vertedero ilegal.
Durante horas, ciudadanos reportaron mareos, dolores de cabeza y, sobre todo, sintieron la insuficiente reacción de las autoridades para prevenir o tomar medidas frente a la emergencia. Muchos se cuestionaron la contaminación ambiental que esto desencadena.
Más allá del siniestro, este episodio vuelve a poner sobre la mesa problemas que la ciudad arrastra desde hace años, como la calidad del aire y la vulnerabilidad de la ciudad.
¿Pero por qué se forman los botaderos clandestinos y cómo podrían detectarse antes de que ocurran incendios? Julián Pérez Correa, jefe de Biodiversidad de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Espol, señala que una de las razones es porque no llega el servicio o porque existen otras actividades que inciden, como por ejemplo los desechos de escombros de construcciones.
Ante esto, sugiere que es posible poner en marcha brigadas que monitoreen las zonas donde no llega la gestión de recolección de desechos y poder ubicar así los puntos de acumulación, que por lo general, dice, se encuentran en zonas rurales y donde el acceso es limitado.
Al respecto de qué tipo de control o monitoreo ambiental debería implementar la Prefectura o el Municipio para evitar estos focos contaminantes, dice que se debe tratar de ubicar aquellas zonas donde no existe o no llega la gestión correcta, además de disponer de recursos y personal técnico.
“Y evidenciar, una vez que se descubra el foco, qué tipo de contaminación presenta. Tiene que haber un proceso de restauración ecológica, otro tema en el que también incide el Ministerio de Ambiente”, analiza el académico.
“Una raya más al tigre: Guayaquil lleva años respirando aire contaminado”
Francisco Andino, exministro de Salud, es crítico con la situación que vivió la ciudad. Al consultarle sobre si Guayaquil olió aire contaminado el fin de semana producto de aquella quema, dice que eso fue “una raya más al tigre”, pues “Guayaquil respira aire contaminado hace mucho tiempo”.
“Si vive en el centro, deje las ventanas abiertas y ponga un trapo blanco, para que vea el hollín que sale en ese material. Tengo amigos y compañeros que han tenido problemas respiratorios serios porque no estamos vigilando los efectos de la contaminación de todo lo que significa el combustible fósil”.
El también coordinador de protocolo del Foro Permanente de la Salud sentencia que Guayaquil necesita una ordenanza de ‘cero plástico’, además de retornar a las fundas de papel y a las botellas de vidrio. Y alertó que no pueden seguir ocurriendo estos hechos, pues prevé que habría más microbotaderos hasta en la zona. Añadió que no se ha educado a la población.
“No podemos hablar solo de ese hecho porque no se ha trabajado ninguna ordenanza que proteja el medio ambiente en la ciudad. Incluso, vetustos buses y unidades de la Metrovía están llenos de hollín, condiciones de quema de combustión fósil que hacen que existan contaminaciones. La preocupación de este hecho, en esa quema, no solo debería ponernos en alerta sobre la quema de forma puntual, sino sobre todos los efectos que pueden tener esos contaminantes: enfermedades respiratorias crónicas, bronquitis, los cánceres y trastornos neurológicos que tienen que ver inclusive con pérdida de memoria, alteraciones hormonales”, detalla.
"Guayaquil debió ser declarada en emergencia"
Andino remarca que hay grupos vulnerables, lo que a su juicio genera una ‘bomba de tiempo’ en Guayaquil. “Es una ciudad que debió ser declarada en emergencia desde hace mucho tiempo, si no por desatención, por las enfermedades de transmisión sexual, vectoriales, tuberculosis. Esperemos que las autoridades puedan tener ordenanzas y condiciones, y reparen sus buses de combustión fósil, cuando Guayaquil debería tener planta eléctrica con buses eléctricos. Tiene una gran cantidad de problemas en la contaminación del medio ambiente”, lamenta.
Espol da sus comentarios
Gladys Rincón, coordinadora de la maestría en Cambio Climático de la Espol, y Luis Domínguez, docente investigador de la institución, le explican a EXPRESO que de acuerdo con la evidencia disponible, durante las horas en que el humo del incendio fue perceptible en distintos sectores de Guayaquil “sí se produjo una degradación temporal de la calidad del aire”.
Sin embargo, para determinar si se superaron los límites establecidos en la normativa ecuatoriana o en los estándares de la US EPA, dejan claro que se requiere contar con mediciones instrumentales de concentración promedio en 24 horas. Dichos parámetros no pueden evaluarse únicamente por la presencia de olor o la visibilidad del humo.
“Sin embargo, la exposición al humo sí implica un riesgo potencial para la salud y una disminución temporal de la calidad del aire, pero solo un monitoreo técnico puede confirmar si hubo incumplimiento normativo. Por precaución, las recomendaciones habituales incluyen mantener ventanas cerradas, evitar actividades al aire libre y proteger a los grupos sensibles hasta que las condiciones se normalicen”, precisan.
¿Cuáles son los principales riesgos para la salud de inhalar aire con compuestos de plástico quemado?
Los expertos respondieron a EXPRESO que inhalar el humo de plásticos y caucho quemados expone a la población a una mezcla de contaminantes peligrosos. Cada uno tiene efectos específicos sobre la salud humana, especialmente en personas con enfermedades respiratorias, niños, personas mayores y embarazadas:
- Material particulado fino (PM₂.₅ y PM₁₀): penetra en los pulmones y el torrente sanguíneo, provocando irritación, tos, dificultad respiratoria, exacerbación del asma y aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Monóxido de carbono: reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, causando dolor de cabeza, mareo, fatiga, náusea y, en altas concentraciones, pérdida de conciencia.
- Dióxido de azufre (SO₂) y óxidos de nitrógeno (NOₓ): irritan las vías respiratorias, aumentan la frecuencia de ataques de asma y afectan la función pulmonar.
- Compuestos orgánicos volátiles (COVs): incluyen benceno, tolueno y formaldehído, que pueden causar irritación ocular y nasal, mareos y, con exposición crónica, daños hepáticos y renales o efectos cancerígenos.
- Dioxinas y furanos: se generan por la combustión incompleta de plásticos que contienen cloro (como el PVC). Son altamente tóxicos y persistentes; pueden causar alteraciones hormonales, inmunológicas y aumentar el riesgo de cáncer.
- Metales pesados (plomo, cadmio, zinc, mercurio): se adhieren al material particulado. Su inhalación puede provocar daños neurológicos, renales y en el desarrollo infantil.

En tanto, para Cristóbal Zurita, del colectivo Vía a la Costa Progresa, en esta situación el Municipio debería saber cuáles son las empresas que se dedican a eso, pero considera que “ha hecho poco o nada referente a los controles que tienen que ver con el manejo de eso”.
“Como colectivo hemos hecho puntualizaciones, reclamos en X, hemos solicitado a instituciones que tienen que ver con el control y manejo ambiental. Súmale a esto que en la vía a la costa tenemos una zona que proteger: el bosque Cerro Blanco, Cerro Azul”, concluye Zurita, quien revela a este Diario que el lunes 13 recibió reportes de vecinos con problemas de salud, pues seguían respirando el caucho quemado.
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