
Incendios forestales en Guayaquil: Más 3.000 emergencias consumen los pulmones verdes
En tres años, se han consumido más de 5.000 hectáreas. Especialistas alertan sobre daños irreparables en flora y fauna
A Guayaquil no solo le afecta la calidad del aire que respira, sino también otra emergencia ambiental que, en los últimos años, ha generado alarma: los incendios forestales. Estos siniestros van en aumento y ponen en riesgo los pocos ‘pulmones verdes’ que le quedan a la ciudad.
Cifras que revelan la problemática
Entre enero de 2022 y el 15 de octubre de 2025, el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG) ha registrado 3.177 emergencias forestales que han devorado más de 5.000 hectáreas de vegetación.
Las cifras son desalentadoras: en 2022 se reportaron 729 incendios; en 2023, 587; en 2024, 1.293; y hasta el 15 de octubre de este año ya se contabilizan 568 nuevos siniestros. Es decir, no hay una reducción significativa que frene esta problemática.
Los especialistas alertan las consecuencias
Guayaquil es vulnerable debido a la presencia de bosques secos, explica el biólogo César Cascante, quien agrega que esta condición facilita la propagación del fuego. “Cada hectárea quemada significa más calor, menos sombra, más contaminación y una peor calidad de vida”, advierte. Según el experto, las consecuencias incluyen la alteración de microclimas, la reducción de nutrientes del suelo y el aumento del esmog sobre la ciudad.
Además de la negligencia humana, incide la insuficiente vigilancia de las autoridades. “Muchas veces estos incendios empiezan por quemas de basura, de maleza o por covachas asentadas en terrenos baldíos. Hay muy poco control y vigilancia. Eso es competencia del Municipio y de las autoridades ambientales”, enfatiza Cascante.
Los Bomberos buscan dar respuestas rápidas a los incendios
El desarrollo urbano irregular también ha contribuido a la pérdida de áreas verdes. Así lo lamenta el mayor Carlos Salazar, jefe de la División Forestal y Ambiental del Cuerpo de Bomberos. “La negligencia en el uso del fuego es otro problema. La gente quema cables y basura, y eso genera incendios que luego se salen de control”, señala. El uniformado recordó los incendios en Casas Viejas, que dejaron a la urbe con un fuerte olor a plástico y caucho quemado.
experto
Pese a los avances tecnológicos y a la mejora en la respuesta ante emergencias, Salazar admite que la prevención sigue siendo la gran deuda. “Estamos actuando más rápido, y por eso el terreno consumido por el fuego ha disminuido. Además, contamos con más tecnología para evitar su rápida propagación. Sin embargo, se necesita educación ambiental y control ciudadano”, indica.
El ingeniero ambientalista Xavier Salgado, experto en agroecología y desarrollo sostenible, coincide en que la respuesta institucional ha sido insuficiente. “Guayaquil necesita reestructurar un cuerpo real de guardabosques y guardaparques que monitoreen las zonas de riesgo. Si no hay presencia en los cerros ni control sobre las actividades ilegales, los incendios seguirán ocurriendo”, dice, al tiempo que alerta que las próximas olas de calor podrían agravar aún más la situación.

El Municipio responde y explica la situación
Por ello, EXPRESO solicitó una entrevista al Municipio de Guayaquil, pero esta fue derivada a Segura EP y atendida por Álex Anchundia, quien aseguró que, según cifras de la institución, los siniestros han disminuido. “Hay un decremento de incendios y de hectáreas afectadas. Se trabaja en campañas de prevención y la activación de la línea 181 para que la ciudadanía denuncie y se pueda trabajar de forma rápida”.
Al consultarle sobre los guardabosques, Anchundia precisó que el Municipio cuenta con 25 agentes de control metropolitano capacitados para esta función y se despliegan en el cerro Paraíso, Chongón, Narcisa de Jesús y cerro Colorado. La multa por provocar incendios forestales puede ascender hasta los $20.000.
La ingeniera ambiental Alejandra Martínez, presidenta del Grupo de Monitoreo de Fauna Silvestre en Huila (Colombia), advierte que los incendios no solo afectan a las personas, sino que destruyen ecosistemas completos. “Provocan mortandad de especies animales, pérdida de hábitat, de refugios y de fuentes de alimento. Los incendios generan un colapso ecológico que tardará décadas en recuperarse”, sostiene la especialista internacional.
Mientras tanto, los habitantes de los sectores cercanos viven entre la preocupación y el miedo de que el fuego se extienda. “Da miedo que las llamas lleguen hasta las casas o, peor aún, que haya víctimas. Ya lo hemos visto en otros países, donde se debe evacuar por completo. Estamos cerca de eso si no se hace algo”, alerta Yadira Quijije, residente de Samanes, quien, como muchos, considera que las acciones que el Cabildo dice tomar resultan insuficientes.
Los especialistas y ciudadanos coinciden en que Guayaquil necesita más que reacciones: una política ambiental sostenida, vigilancia activa, educación y sanciones reales. De lo contrario, el humo que hoy cubre el cielo será solamente el inicio de un futuro sin áreas verdes, sin bosques, sin fauna y sin aire limpio que respirar.
