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Pese a que en la avenida Guillermo Pareja hay personal de la ATM, nadie controla los buses ni se percata de cómo van los pasajeros.Flor Layedra

Ir hacinados en el transporte público, como hábito urbano

Las horas pico son los momentos del día en que las personas viajan incómodas. Aumento de las frecuencias de las unidades, entre soluciones planteadas

Arrimados a la pared o parados a la mitad o al filo de la acera, mirando al horizonte, chequeando el teléfono celular o alzando la cabeza para divisar si a lo lejos viene el bus, varias personas se concentran en un paradero de la ciudadela Alborada, en el norte de Guayaquil. El regreso a casa suele ser muy trajinado, ya que, para muchos, conseguir un puesto en el bus en las horas pico es cuestión de suerte.

Sin embargo, para desplazarse lo más rápido posible, a veces no importa si para ello deben ir muy incómodos, parados, apretados, hacinados o en las escaleras. El hecho es que al fondo siempre hay puesto.

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Y es que esta manera de trasladarse en la ciudad, para Eugenio Hadatty, usuario de la tercera edad, ya es una costumbre, aunque manifiesta que casi siempre los buses llevan a más gente de lo que la capacidad les permite. “A veces tenemos la facilidad y la comodidad, pero en otras ocasiones no”, comenta.

Que el bus tuviera aire acondicionado sería una maravilla, pero no se soporta el calor. Y aunque uno puede ir de pie, a veces abusivamente nos llevan colgando de la puerta.

Joel Medina, usuario de bus urbano

En cambio, a la usuaria Ana Campoverde le incomoda que a los choferes de estos medios de transporte no les importe que la capacidad sea sobrepasada. “Un bus, acá en el norte, que tiene el sistema de aire acondicionado, no se llenaba antes, pero ahora sí, se llena mucho y nos toca ir parados”, cuenta la ciudadana.

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A esto se suma que cuando le toca ir de pie, algunos hombres se acercan mucho a las mujeres y es incómodo, advierte Campoverde. Además, hay que empujar e ir apretado, aunque le ha tocado ir agarrada de la puerta, menciona Carmen Cruz, también usuaria del transporte urbano.

A pesar de que ya no tienen espacio para llevar más pasajeros, los conductores igual los llevan, denuncia Cruz, pero “cuando ellos así lo quieren, porque hay ocasiones en que no paran”.

Mientras ellos esperan pacientemente a que aparezcan sus buses, ya que no todos pasan con frecuencia, un conductor de la línea 125 detiene su marcha y se aparca en el paradero.

El autobús va lleno. Son las 17:50. Las puertas se abren, muchos tratan de subir rápidamente mientras el semáforo todavía permanece en rojo.

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Apretados. Los usuarios tratan de acomodarse en el espacio que el bus les ofrece, con tal de llegar rápido a sus destinos. En su gran mayoría, estas unidades no tienen sistemas de aire acondicionado.Flor Layedra

Para Ítalo Nazareno, conductor del bus, es difícil transportar a las personas en Guayaquil, principalmente porque el tráfico es un poco pesado, las calles están dañadas y a esto se suma el calor. Al día hace cuatro recorridos para la cooperativa, donde laboran 80 personas.

Aunque para muchos la solución es que existan más unidades en las calles, Nazareno cree que eso no es posible, ya que adquirir un bus es muy caro y se trabajaría a pérdida. Un bus nuevo está sobre los $ 125.000, señala, por lo que a su criterio sería mejor que subiera el número de frecuencias.

En las horas pico es cuando hay mayor problema, pero igual hay que llevarlos porque de lo contrario no tienen en qué transportarse. Muy pocas personas se quejan.

Ítalo Nazareno, conductor de la línea 125 

En cambio, otro conductor de la línea 125 no quiso hablar. Su bus estaba muy lleno. Incluso un pasajero llevaba el torso prácticamente afuera de la unidad, casi sentado en la ventana y agarrado de los vidrios de esta. A pesar de que a lo largo de la avenida Guillermo Pareja había personal de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM), este bus siguió su camino y recogiendo más personas.

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EXPRESO solicitó una entrevista con la ATM, pero indicaron que “no podían debido a que la titular estaba atendiendo, durante toda la semana, reuniones por el evento climático El Niño”. El Diario también trató de comunicarse con el representante de la Federación de Transportadores Urbanos del Guayas, pero hasta el cierre de la edición no respondió al requerimiento.

Federico von Buchwald, consultor en tráfico y transporte, y decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, señala que los sistemas de transporte están diseñados para que vayan de pie seis pasajeros por metro cuadrado, aunque con ese parámetro ya se topan entre sí; pero si se incrementa la cantidad de personas dentro, la situación se vuelve más incómoda.

Aunque en el bus la capacidad es para 58 personas de pie, en realidad van como mínimo 70 personas y como máximo 90 en las horas pico, pero no se lleva más gente.

Luis Paredes, conductor de la línea 85

El experto sostiene que en las grandes ciudades es normal que en las horas pico haya un gran número de personas por metro cuadrado en las unidades, pero suele ser por dos horas en la mañana y hasta tres en la tarde. Por ello, a su criterio, incrementar la cantidad de buses elevaría el precio del pasaje, ya que solamente trabajarían en dichos horarios, lo cual no es rentable.

Ante esto, Von Buchwald recomienda que los horarios de entrada y salida se difieran para viajar con cierta comodidad, pero esto depende de la voluntad de las empresas, explica.

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