
La violencia no para: casi 2.000 homicidios solo en la Zona 8 este año
La violencia en Guayaquil y sus municipios vecinos sigue creciendo, impactando a miles de familias
Cerca del mediodía del pasado jueves 7 de agosto, un nuevo hecho violento conmocionó el centro de Guayaquil. Jordan Barreto, de 28 años y hijo del propietario de un negocio de venta de llantas y aros, fue asesinado a tiros en las calles Quito, entre Manabí y Ayacucho.
Según reportes preliminares, Barreto recibió al menos ocho impactos de bala calibre 9 milímetros. Gravemente herido, fue trasladado de urgencia a una casa de salud cercana, donde minutos después se confirmó su deceso.
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El ataque, perpetrado a plena luz del día y en una zona concurrida, provocó pánico entre comerciantes, transeúntes y residentes del sector, que fueron testigos de la violencia. De acuerdo con la Policía, dos sicarios en motocicleta interceptaron a la víctima frente al negocio familiar. Uno descendió, le dijo “A ti te andábamos buscando” y disparó antes de huir junto a su cómplice.
Las investigaciones preliminares señalan que Barreto tenía antecedentes penales por asociación ilícita, tras una detención en 2015. Sin embargo, las motivaciones del crimen aún son materia de investigación y no se descarta ninguna hipótesis, desde ajuste de cuentas hasta otros motivos.
Guayaquil y la Zona 8: cifras alarmantes de violencia
Con este asesinato, la denominada Zona 8, que abarca Guayaquil, Durán y Samborondón, suma ya 1.994 muertes violentas en lo que va del año, según cifras oficiales. Esto representa casi el 40 % de los homicidios registrados en todo Ecuador, lo que convierte a esta zona en una de las más afectadas por la violencia.
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El aumento de homicidios no solo golpea a Guayaquil. Ecuador cerró el primer semestre de 2025 con 4.619 asesinatos, la cifra más alta en un periodo similar en su historia, pese a los estados de excepción sucesivos decretados para combatir al crimen organizado.
El Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), según una publicación de la agencia de noticias EFE, informó que estos homicidios representan un incremento del 47 % respecto al mismo periodo de 2024, cuando se contabilizaron 3.143 casos. Esto significa un promedio de más de 25 asesinatos diarios, una alarmante cifra que si se mantiene, llevaría a Ecuador a tener un índice de homicidios de 52 por cada 100.000 habitantes, el más alto de Latinoamérica y de su propia historia.
Armas de fuego y jóvenes, protagonistas de la violencia
El reporte del OECO indica que la mayoría de asesinatos (4.079) se cometieron con armas de fuego, cifra que aumentó un 5 % respecto al año anterior. Le siguen los homicidios con armas blancas (311), armas contundentes (61) y otros medios.
En cuanto a las víctimas, el grupo más afectado es el de jóvenes entre 25 y 29 años, que representan el 19,2 % de los homicidios, seguidos por personas entre 20 y 24 años (17,49 %). De forma preocupante, los asesinatos de menores y jóvenes hasta 19 años aumentaron un punto porcentual en 2025, sumando 504 casos, un 68 % más que en el mismo periodo de 2024.
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Fragmentación criminal y enfrentamientos mortales
Para los especialistas en materia de seguridad, los enfrentamientos entre Los Choneros y Los Lobos, las dos principales estructuras criminales del país, han desatado una ola de matanzas en provincias como Guayas y Manabí, dejando más de 30 muertos en semanas recientes.
Lo que comenzó a finales de 2020 como una proliferación de bandas dedicadas al narcotráfico, ha evolucionado hacia una diversificación delictiva que incluye secuestros, extorsiones y minería ilegal, agravando la inseguridad en Ecuador.
Sonia Castañedas, quien habita en Pascuales, en Guayaquil, por ejemplo, dice no saber ya qué hacer ni a donde acudir para no sentirse más vulnerable. "Pascuales, años atrás, era una zona tranquila. Había comunidad, pero ahora todo es bala y amenazas. Yo quiero irme de aquí, pero no sé a donde. Siento que toda la ciudad está hundida en violencia. Aquí, en mi barrio, mis vecinos comerciantes están amenazados. Hay 'vacunas' por todos lados", señaló.
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Roberto Mera, guayaquileño y habitante del suburbio, coincide. Él es una de las víctimas de las extorsiones. Hace un mes tuvo que cerrar su negocio familiar, un restaurante, a causa de las amenazas que recibió. "Pagué los primeros mil dólares que me pidieron. A los tres meses, me pidieron $ 3.000 y los di. Hice un préstamo y los di. Hace un mes me pidieron 5.000. Y como no los tenía, me mandaron fotos de mis hijos saliendo de la escuela. Cerré. No podía más, no tenía cómo. No podía ni dormir. La vida de ellos, de nosotros, vale más que cualquier negocio. Hoy son vendedor informal. Vivo para subsistir... Solo espero, ruego, que las cosas mejoren. Como yo, son muchos. Y siento que nadie lamentablemente tiene un plan integral, mayor, que logre frenar esta guerra. Los operativos no son suficientes", precisó.
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