
Masacre en El Empalme: la violencia se mueve y expertos alertan sobre más crímenes
Especialista sugiere fortalecer organización comunitaria en Ecuador para combatir la violencia
La ola de violencia mantiene de rodillas a Ecuador. Esta vez, una nueva masacre se registró en la parroquia Guayas, del cantón El Empalme, provincia del Guayas. El ataque dejó 17 personas muertas y al menos 14 heridas, un hecho que vuelve a conmocionar al país.
Y no es para menos: esta misma provincia ya vivió otra matanza este mes. El pasado 19 de julio, en Playas, 11 personas fueron asesinadas dentro de un billar.
Para los habitantes de la parroquia Guayas, la escena parecía salida de una película de terror. Los cuerpos quedaron tendidos dentro del bar La Clínica, donde se encontraban alrededor de 40 personas.
La balacera fue indiscriminada, sin piedad ni reparo en a quién impactaban las balas, incluso entre personas ajenas a hechos violentos.
El ataque desató una rápida movilización policial. Unidades llegaron desde el propio cantón El Empalme, e incluso intervinieron equipos especializados de la Dinased, provenientes de Milagro.
La violencia en Ecuador se desplaza, dice experto
Para Jorge Villacreses, experto en seguridad, la criminalidad “está migrando”. Él lo atribuye al seguimiento que ejercen actualmente la Policía y las Fuerzas Armadas. “Las mafias han cambiado de ubicación, y es ahí donde, desgraciadamente, estamos viendo estos casos”, explica.
Villacreses, también presidente de la Cámara de Empresas de Seguridad Privada del país, advierte que El Empalme es un cantón con altos niveles de riesgo e inseguridad, y recuerda que es un territorio fronterizo. “Debe ser intervenido”, sostiene. Y lanza una advertencia: “Creo que vamos a seguir viendo nuevos cantones y nuevos tipos de matanzas como las que estamos observando”.
Masacres replican lo sucedido en cárceles
Daniel Pontón, docente de la Escuela de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), considera que estas matanzas no responden únicamente a disputas entre bandas o actos de venganza, sino que están marcadas por el odio. “Entrar a matar, incluso de forma accidental, ya no es solo parte del juego criminal: son actos de violencia cargados de pasión y odio”, señala.
Pontón recuerda que este tipo de crímenes masivos comenzó en las cárceles del país, con asesinatos cometidos con extrema crueldad. “Las masacres que ahora vemos son una extensión de esa práctica”, afirma.
“Ya no es un ‘ojo por ojo’, sino verdaderas masacres, similares al genocidio”, añade.
Como ejemplo, cita la matanza ocurrida en marzo pasado en Socio Vivienda 2, en el noroeste de Guayaquil, donde murieron 22 personas.
Comparando con lo vivido en Colombia y El Salvador en décadas pasadas, Pontón cree que Ecuador aún enfrentará varios años de picos de violencia. “Es como una pandemia: a veces no se sabe qué es lo que hace bajar un pico”, reflexiona.
Por eso, sostiene que es crucial fortalecer el trabajo de organizaciones de la sociedad civil y proyectos de acción comunitaria. “Eso ayudará a retomar el control de los barrios”, manifiesta.
“La sociedad civil tiene un rol clave en la construcción de agendas de política pública. No es lo mismo lo que ocurre en Manta, Durán o Esmeraldas”, advierte.
“Ganarle terreno a la delincuencia significa que la organización social tenga mayor protagonismo”, insiste.
Consciente de que las bandas criminales amenazan a quienes los denuncian, Pontón reitera que es vital el respaldo del Estado para impulsar acciones ciudadanas en el ámbito educativo, social y de recuperación de espacios públicos.
Mientras eso no ocurra, no solo continuarán los hechos violentos, sino que “se genera un inmovilismo social, porque se espera que el Estado lo resuelva todo”, afirma.
Pontón va más allá: la sociedad civil debe exigir rendición de cuentas a las autoridades. “Eso implica involucrarse en una problemática que no solo compete a las instituciones de seguridad, sino a toda la comunidad”, subraya.
Reconoce además que las organizaciones criminales han extendido su control mediante la extorsión y otras prácticas de intimidación.
“La violencia se ha instalado en todos los espacios porque siempre es un evento que impacta, y en Ecuador adopta múltiples formas”, concluye.
Ecuador sigue con el desafío de comenzar a resolver esta violencia que, aunque parece interminable, exige soluciones urgentes para evitar más muertes.
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