
Guayaquil congela el impuesto predial hasta 2027
El Concejo Cantonal además debate una nueva ordenanza ambiental para ordenar la gestión climática y de residuos en la ciudad
El Concejo Municipal de Guayaquil aprobó este lunes 8 de diciembre mantener congelado el impuesto predial para 2026 y 2027. La decisión, ratificada en segundo debate y presidida por la vicealcaldesa Tatiana Coronel, implica que los dueños de predios urbanos y rurales que no hayan tenido cambios físicos o tipológicos pagarán lo mismo que en el bienio actual.
La concejala Soledad Diab detalló que en el caso de los predios rurales se mantendrán tanto el valor del predial como los adicionales. Sin embargo, advirtió que podrían producirse variaciones si hay actualizaciones de avalúo o presencia de infraestructura bioacuática. Aun así, cualquier incremento tendrá un límite: no podrá superar el 100% de lo pagado en el periodo anterior.
En la misma sesión, el Concejo dio paso —en primer debate— al proyecto de ordenanza que busca establecer un marco de políticas ambientales para Guayaquil.
La edil Nelly Pullas explicó que la propuesta reúne seis líneas de acción: producción y consumo sostenibles, conservación del patrimonio natural, manejo del agua, control de la contaminación, acción climática y fortalecimiento de la gobernanza ambiental.
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Según Pullas, esta normativa busca ordenar los esfuerzos municipales en temas como cambio climático, educación ambiental, protección de ecosistemas, movilidad sostenible y gestión de residuos con enfoque de economía circular.
- Antes del debate, el cuerpo edilicio expresó su solidaridad con la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, por el fallecimiento de su padre, Roosevelt Aguiñaga Villafuerte.

Para la ciudadanía, resulta indispensable que se ejecuten controles y sanciones para quienes "enferman los cuerpos de agua de Guayaquil", entre ellos el estero Salado, víctima de la contaminación en repetidas ocasiones.
“Además de los cerros, que pocos cuidan en la ciudad, el estero Salado sufre a causa de los derrames de aceites, grasas e hidrocarburos. Al final, todos somos testigos de cómo sufre este cuerpo de agua que lucha por sobrevivir, pero nadie es sancionado. Siempre se ha dicho que las empresas lanzan estos químicos al agua, que son sus residuos, su basura, la que va a parar allá porque no hay el debido control de filtración ni de recolección de desechos. Vierten su basura al ecosistema y ya. Y cuando hay un derrame, ni el Municipio ni ninguna otra autoridad multa: no saben ni siquiera el origen del daño. Y ese es nuestro mayor problema. Por ahí hay que empezar a controlar”, señaló Sonia Pino, residente de Urdesa.
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