
Educación con propósito: estudiantes crean cuentos y kits inclusivos en Guayaquil
El programa PAI del Nuevo Mundo impulsa la empatía, la creatividad y el compromiso social en las aulas
Chelys recuerda la sonrisa de un niño al tocar las texturas de su kit de pintura. No podía ver los colores, pero podía sentirlos. Ese momento fue más que una entrega: fue la confirmación de que su proyecto podía cambiar vidas. Santiago, por su parte, dibujó a Canela, un osito que habla por el bosque. A través de su cuento infantil, quiso que otros niños, como él, aprendieran a cuidar los árboles y a entender el peligro de los incendios forestales.
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Ambos tienen 17 años, estudian segundo de bachillerato en la Unidad Educativa Bilingüe Nuevo Mundo de Guayaquil y son parte del Programa de los Años Intermedios (PAI), un modelo educativo internacional que busca formar jóvenes críticos, creativos y comprometidos con su entorno.
Cuando la empatía se vuelve tangible

Chelys Real diseñó Sueños Coloridos, un kit de pintura sensorial pensado para niños con discapacidad visual y daltonismo. Combinó texturas, formas y materiales inclusivos que permiten “sentir” el color más allá de la vista. Su objetivo: que el arte también sea para quienes no pueden ver.
La estudiante donó su creación al colegio “4 de Enero” y fue testigo de cómo los niños exploraban el material con asombro y emoción. “Me di cuenta de que la inclusión no es un concepto abstracto, sino algo que se puede construir con las manos”, dijo emocionada.
Un cuento para despertar conciencia

Santiago, en cambio, apostó por las palabras. Escribió Susurros del Bosque, un cuento infantil ilustrado que narra la historia de Canela, un osito que defiende su hogar del fuego. Su objetivo era claro: crear conciencia ambiental en lectores de 7 a 8 años, justo cuando empieza a formarse la empatía por el planeta.
Además de escribir, ilustró su historia y aprendió a manejar el tiempo entre clases, tareas y creatividad. “Más allá del cuento, aprendí a organizarme, a ser constante, y a creer que un mensaje puede llegar muy lejos si se cuenta bien”, reflexionó.
La educación más allá del aula
Estos proyectos son parte del eje final del PAI, que culmina con un “proyecto personal” donde los estudiantes deben idear, desarrollar e implementar una propuesta con impacto social o ambiental. Mónica Aragundi, coordinadora del programa en Nuevo Mundo, explica que el propósito es claro: “Formar estudiantes críticos, empáticos y con conciencia global”.
El programa abarca desde séptimo hasta primero de bachillerato y promueve habilidades reales para la vida: investigación, comunicación, reflexión y trabajo colaborativo.
Pequeñas acciones, grandes cambios
La historia de Chelys y Santiago no solo muestra el potencial de una educación con enfoque humano, sino que confirma que las aulas también pueden ser semilleros de impacto social. A través del arte y los cuentos, estos jóvenes demostraron que sí se puede construir un mundo más empático desde el colegio. Que no solo sueñan con un mundo mejor, sino que empiezan a crearlo desde ya.
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