
¿Cómo pueden las autoridades garantizar la seguridad de transportistas en Guayaquil?
Expertos proponen desde paradas fijas y escáneres hasta un cambio cultural. La tecnología y el apoyo judicial son claves
La violencia contra los transportistas en Guayaquil ha escalado a un punto crítico. El asesinato de Jhon Trejo y Segundo Murillo, conductor y cobrador de la línea 85, en Bastión Popular, es solo el reflejo más reciente de una realidad marcada por el miedo y la extorsión.
Una estadística que preocupa
Según Christian Sarmiento, presidente de la Fetug, cerca del 80 % de las 114 rutas de la ciudad ya están contaminadas por las "vacunas", una situación que ha obligado a alterar horarios y a trabajar en un estado de zozobra permanente. Ante este panorama, la pregunta es ineludible: ¿qué acciones concretas pueden implementar las autoridades para devolver la paz a quienes recorren la ciudad? EXPRESO consultó a dos expertos en seguridad para trazar una hoja de ruta.

Control municipal y tecnología: las propuestas de Wagner Bravo
Para el experto en seguridad Wagner Bravo, la solución empieza por una reestructuración de la operación del transporte urbano. Sostiene que se debe imponer disciplina a través de medidas tecnológicas y de control municipal. "Hay que comenzar a controlar desde el municipio dónde se parquean los vehículos y las paradas de los buses", afirma.
Una de sus propuestas centrales es la implementación de un sistema de paradas fijas con horarios exactos. "A tal hora, en tal lugar para el vehículo, no para donde quiere, ni a subir ni a bajar", explica Bravo. Esta medida no solo ordenaría el servicio, sino que abriría la puerta a controles más estrictos, como la instalación de escáneres en paradas estratégicas para detectar armas.
Adicionalmente, sugiere el uso de tecnología para monitorear las unidades en tiempo real. "Hay sistemas computarizados que tienen los buses", detalla. Estos mecanismos, complementados con GPS y radios de intercomunicación, permitirían detectar anomalías. "Si un bus está detenido en un lugar más de 3 o 4 minutos, ya debe dar las alertas correspondientes para que fuerzas de reacción de la Policía puedan actuar".
Bravo también subraya la necesidad de que la Policía Nacional se concentre en su rol de combatir la delincuencia en las carreteras y zonas críticas, dejando la gestión del tránsito a las agencias municipales para no duplicar esfuerzos.
Jairo Mancero: "La seguridad la hacemos todos"
Por su parte, el analista Jairo Mancero enfatiza que la responsabilidad es compartida. "La seguridad la hacemos todos, no solamente las autoridades", comenta. A su juicio, cualquier estrategia será inútil si no va acompañada de un cambio cultural por parte de la ciudadanía.
Mancero argumenta que, por más que se implementen controles y tecnología, "si es que la gente no tiene una cultura de cumplimiento de estas normas y estos protocolos, va a ser prácticamente imposible que las autoridades puedan garantizar la seguridad".
El experto señala que el éxito de las operaciones de las fuerzas del orden depende de un ecosistema de apoyo que, actualmente, presenta fisuras. Sostiene que para erradicar a los grupos delictivos se requiere voluntad política, social y, sobre todo, judicial. "Las leyes se contraponen a estas acciones y no tienen un apoyo efectivo", critica, refiriéndose a las argucias legales que a menudo favorecen a los infractores.
La solución, concluye Mancero, debe ser integral y abarcar todos los frentes: "Apoyo político, apoyo social, cambio cultural y, sobre todo, el apoyo de la parte judicial para que todas estas operaciones que hacen las fuerzas legales no queden en vano".
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