La violencia y el terror no solo están en los exteriores de las unidades educativas, también se presentan dentro de estas. Así lo demuestran los hechos de las últimas semanas, cuando un estudiante fue asesinado a pocos metros del plantel, mientras que otro menor amenazó con un revólver a un compañero durante el recreo. A diario se reportan agresiones entre alumnos y se detectan amenazas de bombas y ‘masacres’ efectuadas por los mismos chicos, a través de las redes sociales.

Más allá de los controles policiales que al momento hay en los alrededores de ciertos centros educativos, EXPRESO consultó a educadores y especialistas en materia de seguridad, sobre qué medidas debería implementar el Ministerio de Educación para garantizar la seguridad de los chicos dentro de los establecimientos escolares.

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• 1. LIDERAZGO Y AUTORIDAD

Martha Córdova, presidenta de la Federación de Establecimientos de Educación Particular Laica (Fedepal), dice que el Ministerio de Educación debe devolver a los directivos de las instituciones educativas la autoridad que tenían para actuar de manera inmediata en situaciones de indisciplinas y aquellas que trastoquen la convivencia dentro del colegio. 

Recuerda que ese liderazgo lo perdieron cuando en 2011 entró en vigencia la nueva Ley Orgánica de Educación Intercultural, aprobada en el gobierno de Rafael Correa, cuando a los directivos le ‘ataron las manos’ en la toma de decisiones. 

Anteriormente, si un chico se comportaba mal, era severamente sancionado o expulsado de manera inmediata. Ahora los rectores no pueden actuar ni sancionar, solo se dedican a elaborar expedientes y realizar una serie de trámites burocráticos para enviarlos al Distrito Educativo, que es el ente que toma las decisiones en situaciones como las que están viviendo los planteles. 

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“Pueden pasar meses para que haya el castigo para el infractor; pero hasta que aquello suceda, este permanece tranquilo dentro del aula. El reglamento defiende al agresor y nadie garantiza una pena ejemplar para él”, lamenta.

• 2. REQUISA DE MOCHILAS

El exministro de Educación, Ivo Orellana, cree que se deben implementar las requisas de las mochilas, para saber qué hay dentro de estas, sin que aquello sea considerado una violación al derecho y privacidad, una arbitrariedad o un acto ofensivo contra el alumno.

Dice que esto puede ser una medida que impida al estudiante llevar cosas indebidas a la escuela o colegio que pongan en peligro la vida de sus compañeros y maestros. 

El también educador explica que en los estadios se hacen cacheos para evitar que alguien ingrese con correas; mientras que en las calles se realizan controles públicos de vehículos y motocicletas para proteger a la colectividad. 

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“Si el estudiante es parte de la comunidad, ¿por qué no permitir que las autoridades educativas establezcan esos tipos de controles?, especialmente si estamos viendo que a diario se dan malos comportamientos de los chicos que ponen en peligro a todos”, reflexiona. 

Orellana concuerda con Córdova en el sentido de que hay que revisar aquellas disposiciones contempladas en el Reglamento a la Ley de Educación, que prácticamente impiden que los directivos puedan realizar ciertos tipos de controles respecto a determinados comportamientos estudiantiles (porte de armas) dentro de los planteles. 

Reconoce que mientras el maestro siga ‘atado de manos’, el alumno seguirá con este tipo de actividades ilícitas.

• 3. POLICÍA JUVENIL

Abraham Correa, general en servicio pasivo de la Policía y especialista en seguridad, sugiere que se reactive la Policía Juvenil para que, al igual como lo hizo hace algunos años, controle los centros educativos. 

Este cuerpo policial debe trabajar coordinadamente con los directores de los planteles para saber cómo están los alumnos y si asistieron o no a clases; debe tener una relación estrecha con los padres de familia para saber el motivo de la inasistencia, analizar los problemas internos que los alumnos tengan con profesores, compañeros y las relaciones que puedan darse con organizaciones delictivas exteriores.

Con este control, los chicos se van a enderezar, la situación va a cambiar y van a andar en sus actividades sin problemas, porque estarán bien vigilados. La Policía Juvenil debe tener como aliada la tecnología moderna, implementar detectores y requisa.

• 4. TORNIQUETES DIGITALES

El coronel y experto en seguridad, Rodrigo Braganza, recomienda que cada colegio tenga una central de monitoreo propia con el número de pantallas que guarden relación a la cantidad de estudiantes; y que en la parte externa se coloquen cámaras coordinadas directamente con la Policía. 

Aconseja colocar controles de accesos con tecnología moderna como: torniquetes inteligentes que se activen a través de tarjetas de identificación, cámaras con reconocimiento facial, código QR, detector de metales, entre otros. 

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Además, sugiere que cada plantel realice supervisión periódica y aleatoria de las mochilas, contratar guardianía privada y contar con sus propios protocolos de acuerdo a su realidad. “La policía no puede poner un patrullero en cada escuela. Las autoridades y profesores deben asumir su liderazgo para que ayuden a mantener la paz en el sistema educativo”, acota.

• 5. FOMENTAR EL DEPORTE

Juan Carlos Rodríguez, exsubsecretario de Educación, asegura que no es necesario llenar los colegios de policías o que el ministerio ponga detectores de metales o algo similar en los planteles para prevenir actos inseguros. 

Si fuera por eso, reflexiona, en Estados Unidos no pasaría nada y, sin embargo, es uno de los países en donde más se presentan situaciones peligrosas por la libertad de portar armas. 

Por ello, menciona que la prevención es la clave para garantizar la seguridad de los estudiantes dentro de los planteles educativos. Y sugiere que se reactiven programas de fomento al deporte, donde todos los chicos participen. Además, propone trabajar en campañas preventivas de manera sostenidas y no aisladas. 

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“El Gobierno se llena de planes pilotos o de estrategias de prueba, cuando hay que tener planes mucho más sostenidos para que los alumnos no abandonen la escuela", enfatiza, al recomendar que hay que trabajar con la comunidad, estudiantes y padres de familia, para que los niños y jóvenes entiendan que el mundo delincuencial no los conduce a nada bueno. 

También, recalca que se deben construir oportunidades para que sepan que formarse y estudiar tiene alguna recompensa. “Podemos tener todas las cámaras de seguridad, detectores de metales, pero si los jóvenes no tienen una proyección de su plan de vida, difícilmente podremos ganar la batalla que enfrentamos contra el crimen organizado y bandas delincuenciales”, puntualiza.