Cañas en Las Garzas
Fundaciones, animalistas y moradores se sumaron en colocar cañas provisionales para las aves.CORTESÍA

Caso Las Garzas: instalan 'refugios' para las aves mientras avanza la denuncia penal

Colectivos crean perchas de caña para las aves; el cabildo formalizó el proceso por la poda ilegal

La sociedad civil y el Municipio de Guayaquil han respondido, cada uno desde su ámbito, al daño ecológico causado por la poda drástica de nueve árboles en la ciudadela Las Garzas.

Cañas para que las aves no duerman en el piso y no se los coman los gatos

La tarde del viernes 15 de agosto, miembros de los colectivos Proyecto Sacha y Rescate Animal Ecuador, junto a moradores de la zona, instalaron "puentes" de caña guadúa entre los troncos mutilados. Según publicaron en sus redes sociales, el objetivo es ofrecer a las aves una alternativa de percha segura para dormir, ya que la presencia de gatos en la ciudadela las pone en riesgo si intentan pernoctar en el suelo.

Esta solución, explican, es temporal y busca darles un plazo de aproximadamente diez días para que puedan reubicarse.

Aquiles Álvarez Garzas

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Avanza la denuncia penal por las aves afectadas

Esta acción ciudadana se da mientras el Municipio de Guayaquil avanza con el proceso legal. El cabildo presentó formalmente una denuncia ante la Fiscalía del Guayas por la poda ilegal de los nueve ficus, acción que provocó un "daño significativo al hábitat de la biodiversidad". La denuncia se fundamenta en el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal, que sanciona los daños graves a la flora y fauna silvestres.

Un informe técnico de la Dirección General de Ambiente reveló que los árboles servían como refugios, dormideros y sitios de descanso para diversas especies de aves, entre ellas: mosquero picudo, vaquero brilloso, cacique lomiamarillo, carpintero carinegro, clarinero coligrande y vaquero gigante.

Tras la intervención, se constató que cientos de estas aves fueron obligadas a posarse en techos, balcones y tendidos eléctricos, evidenciando un cambio drástico en sus patrones de descanso y alimentación.

El análisis de los especialistas municipales también determinó que la eliminación casi total de las copas y ramas no solo generó la pérdida de hábitat, sino que provocó un estrés severo en los árboles restantes, dejándolos con riesgo de pudrición, infestación por plagas y debilitamiento estructural.

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