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Al menos diez árboles fueron "mochados" en Las Garzas, norte de Guayaquil.FRANCISCO FLORES

Las Garzas llora sus árboles: Poda acaba con hábitat de 40 años de historia

El alboroto de las aves sin hogar se une a las voces de reclamo de los residentes. El administrador da su versión 

“Como una película de terror”, lo describe Felipe Huerta, residente de la ciudadela Las Garzas, norte de la Guayaquil, ante los restos de nidos, ramas y hojas que yacían debajo de los diez troncos “podados”.

¿Qué ocurrió en la ciudadela Las Garzas?

La poda, ordenada sin tanta socialización  por parte de la administración de la ciudadela, ocurrió la mañana del 12 de agosto, cuando las aves que allí anidan, por su naturaleza, volaron lejos de su hogar para alimentarse. Durante la poda, vecinos notaron que el procedimiento estaba siendo excesivo, pero poco podían hacer las voces de reclamo contra el ‘mochado’ indiscriminado del personal presente.

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    Vecinos y autoridades se acercaron al sitio de la 'poda'.FRANCISCO FLORES
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    Vecinos y autoridades se acercaron al sitio de la 'poda'.FRANCISCO FLORES
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    Vecinos y autoridades se acercaron al sitio de la 'poda'.FRANCISCO FLORES

La escena alcanzó su punto más deprimente al llegar al anochecer, cuando el sollozo ensordecedor de las aves confundidas quedó captado en las cámaras de los moradores. Las golondrinas no sabían dónde posarse, e improvisaban con los tejados de las casas aledañas. Lo que fue su hogar durante cuarenta años se redujo a nada.

“Todos los días a las seis vienen las bandadas, esto lo sembramos cuando se fundó la ciudadela, y lo mandaron abajo todo. Esto es un delito penal. Una cosa es podar, y otra tirarlos abajo. Es inaudito”, comentó a este Diario Edgar Tapia, quien aseguró que fue uno de los diseñadores de Las Garzas cuando recién se cristalizó como cooperativa.

El Municipio inspeccionó el lugar

Durante el recorrido de EXPRESO la mañana de este 14 de agosto, se hizo presente en la ‘escena del crimen’ personal técnico de Parques EP (Municipio de Guayaquil), quienes preliminarmente constataron la afectación de nidos y un mal proceder. Tras una larga reunión con el administrador de la ciudadela, Benjamín Valle, se retiraron indicando que levantarían un informe que será continuado por la Dirección de Ambiente.

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Moradores expresan sus quejas a personal municipal.FRANCISCO FLORES
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La versión del administrador, sin sustento técnico

Valle, el administrador, defendió la acción como una “poda técnica” por presuntas razones de “salud”, aunque no especificó qué especialistas la avalaron ni presentó informes que lo sustenten. 

Al ser consultado por las consecuencias legales del ‘mochado’, evadió la pregunta y, en su lugar, prometió sin bases que en cinco meses los ficus tendrán una “forma geométrica”.

Respecto al destino de las miles de aves, afirmó que “buscarán su hábitat natural”, y admitió que su único plan se basó en “la seguridad, y también la esperanza” de que se reubicaran. 

Pese a que la afectación de nidos es un delito ambiental, se mostró confiado: “Pienso que no habrá ninguna (consecuencia legal). Tenemos la certeza de que no habrá problema”. Finalmente, aseguró que los vecinos “están muy satisfechos”, una versión que contradice frontalmente las denuncias y el lamento de los moradores.

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Municipio continuará la investigaciónFRANCISCO FLORES

Especialistas difieren; hay consecuencias legales 

Para Jaime Arellano, coordinador del programa Aves Urbanas de Guayaquil, la justificación del administrador carece de sustento técnico.

“Es conocimiento popular, comprobado científicamente, que cuando destruyes el hábitat de una especie, alteras el entorno”, sentenció. Explicó que este espacio no solo era un dormidero para especies como golondrinas y posiblemente loros de careta roja, sino un corredor biológico crucial conectado al Estero Salado y al cerro Paraíso.  

La tala indiscriminada, que a su juicio no califica como poda , interrumpió el ciclo de reproducción de las aves, evidenciado por la caída de nidos. Arellano desestimó el argumento de las enfermedades respiratorias, calificándolo como un "supuesto sin argumento fuerte”.

Desde la perspectiva legal, las implicaciones son serias. El abogado Julio Etcheverry, coordinador de Defensa Legal de la Fundación Protección Animal Ecuador (PAE), aclara que, si bien se debe esperar el informe técnico municipal, el Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece sanciones claras. 

"Existen sanciones para quienes afecten el Medio Ambiente y la Naturaleza", afirmó, detallando penas que van de uno a cinco años de privación de libertad por delitos contra la fauna silvestre, el agua, el suelo o la vegetación. El experto subraya que la destrucción de nidos y la afectación a la fauna urbana podrían encajar en estos tipos penales, contradiciendo la confianza del administrador en que no habrá consecuencias legales.

Pero a pesar de todo esto, el daño ha sido hecho. Para moradoras como María Paulina Nieto, este escenario exige sanciones. “Ningún argumento, ya sea desorden, salud o gustos, justifica lo que hicieron. Nunca antes que se vino a hacer mantenimiento al árbol se hizo algo así”, condenó, junto a otros ciudadanos que juntaban firmas de desaprobación de la acción del administrador de Las Garzas. 

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