Obras mal estado
Skatepark. La pista del Suburbio, en Guayaquil, permanece rayada, con grieta y vacía. Allí solo acuden a beber y consumir drogas.Miguel Canales / EXPRESO

Los cadáveres urbanos que laceran al barrio

Hay obras mal planificadas en Guayaquil y Quito que nadie las usa y son un peligro. Unas no cumplieron su fin y son el refugio de adictos. Otras ni siquiera se construyeron pese a la promesa

Cadáveres urbanos. Elefantes blancos. Obras sin rumbo ni planificación. Así son catalogadas por los ciudadanos de Guayaquil y Quito, algunas edificaciones municipales que, en el mejor de los casos, se hicieron, pero permanecen en el olvido; o, como pasa en la mayoría, se han convertido en refugios de adictos; se quedaron a medio hacer o ni siquiera se les ‘metió mano’ para empezarlas a construir.

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En el Puerto Principal, una de las obras que más reclamos genera, por el estado deprimente en el que se encuentra, es el parque de skate inaugurado a finales de 2011 en las calles 29 y la J, junto al cementerio Ángel María Canals, en el Suburbio Oeste de Guayaquil; una obra donde reina el silencio y los únicos caminantes que en ella se ven (porque patinadores no hay ni uno), son los consumidores de droga, que incluso han convertido esta área de 3.200 metros cuadrados en su vivienda.

EXPRESO estuvo en el sitio y constató por qué habitantes como Ronald Bernavé, quien habita a una cuadra del lugar, prefiere pasar de largo y hasta mirando hacia otro lado: jamás a la puerta. Jamás hacia el interior de la pista porque -advierte- “hay gente que es capaz de dispararte”.

“Hay mucha gente mala, cuidado, no entren”, fue la advertencia que Bernavé le dio a un equipo de este Diario, que apenas ingresó, se percató de que las 4 rampas existentes están garabateadas y con palabras obscenas; y en sus bases, tanto o más que en las mismas camineras laterales y el suelo, había desde excremento humano, preservativos usados, botellas de licor, así como pipas artesanales.

Allí, entre rampa y rampa, este equipo también vio a un hombre con los pantalones abajo; y a escasos tres o cuatro metros, se encontraban tres individuos más que, al percatarse de la cámara, se treparon en una moto y salieron despavoridos.

“Esto pasa a diario, y de noche se escuchan gritos o de supuesto placer o de terror. Aquí cerquita hay una UPC que no se abastece para controlar lo que pasa. Y es que al interior, todo es una mierda. El barrio tiene patinadores, niñas que hacen skate. Pero ante la falta de acción municipal, de esta y la anterior administración, que nunca han hecho nada por recuperar este espacio, se ven obligados a brincar y hacer sus piruetas en las veredas. Qué tontería, ¿no?”, se cuestionó Adelaida Bermeo, también residente.

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Plaza de la Música. En el sitio prevalece la oscuridad. Los shows brillan por la ausencia.Miguel Canales / EXPRESO

En el mismo sector, sobre la avenida Assad Bucaram (calle 29), a unos metros del parque, otra obra que llama la atención, pero no porque se encuentre en mal estado (salvo por la maleza que ha empezado a crecer y supera ya el metro de altura), es la estación de la Troncal 4 de la Metrovía, que prevé conectar al Batallón del Suburbio con el centro de la ciudad; y cuya estructura, pese a estar lista, no funciona.

En Guayaquil son varias las estructuras que se han construido por construir, ha faltado medir si funcionarán o de qué programas necesitan para mantenerse a salvo. Ha faltado monitorear si su razón de ser se ha ido cumpliendo.

Paúl Palacios, ciudadano

Las paradas y la terminal están construidas, dentro de ellas hay guardianía, la obra tiene iluminación, pero en el sitio no hay unidades ni pasajeros.

Ahora vivo en Quito, pero vengo siempre a mi ciudad, y me apena ver que hay espacios perdidos, como el parque del skate y de la Música, que espantan al ciudadano y no dan cabida al encuentro de amigos; aun cuando es tan necesario.

Yelitza Manosalvas, guayaquileña
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En junio del año pasado, en un recorrido por esta obra, cuya costo fue de más de $ 16 millones, la alcaldesa Cynthia Viteri, como lo publicó entonces este Diario, dijo que esperaba que la obra empiece a funcionar a finales de 2021; pero pasa el tiempo y no se ve a un solo vehículo rodar. “Si ya está todo, si ya la plata fue invertida, ¿qué está esperando la Municipalidad? Nuestros impuestos están ahí: estamos pagando la guardianía, la iluminación, todo. ¿Por qué? ¿Por qué si no funciona? ¿Por qué si el servicio debe estar operativo ya? ¿Acaso no hubo planificación y ya no saben qué hacer con la obra?”, criticó Lorenzo García, quien habita cerca de la estación.

Para mí son elefantes blancos lo que en su momento se construyeron y por eso están en completo abandono. La planificación es una palabra que la Alcaldía la pasa de largo, y mientras tanto, los ciudadanos nos quedamos escasos de sitios de distracción.

Mariana Delgado, adulta mayor, guayaquileña

Frente a esta situación, EXPRESO solicitó al Cabildo una entrevista con la alcaldesa, el vicealcalde Josué Sánchez o el director de Obras Públicas, para que explique qué pasará con estas obras y cómo se la recuperará, y qué se hará de forma inmediata para revertir la situación, pero hasta el cierre de esta edición, no hubo respuesta.

A la Plaza de la Música, que se creó para rendir homenaje a los músicos locales, le ha faltado precisamente eso: dar cabida al arte, que el sitio sirva de punto de encuentro. El sitio genera tanto temor, pese a tener un lindo entorno natural que lo rodea.

Xavier Zurita, líder del barrio Garay

A las autoridades también se les comunicó que este Diario buscaba una respuesta a la interrogante de por qué la Plaza de la Música, ese espacio construido en la administración del alcalde Jaime Nebot para diversas presentaciones artísticas y culturales del sector, no había cumplido su fin: el de dar cabida al arte, como reclaman los vecinos; pero tampoco hubo respuesta a ello.

Nadie sabe qué pasará con la troncal 4 de la Metrovía, ya lista, con iluminación y personal que la resguarda. Lleva meses así, en silencio; y no hay quien confirme si la obra quedará allí, como una edificación muerta, o el servicio sí nos lo darán.

Édgar Chique,ciudadano que vive cerca de la troncal 4

En el lugar, sin embargo, lo que sí sobran son las protestas frente a por qué, ni antes ni después de la pandemia, la agenda de festejos oficiales ha pasado por alto al barrio.

Si hablamos del parque lineal que se conecta con la Plaza de la Música, este tiene algunos quiebres. Que la zona no se enlace con los otros parques lineales de la ciudad, tampoco ayuda. Si no hay nada, si no hay vida, la edificación se pierde.

Lili Carbonell, magíster en Arquitectura y Hábitat Sustentable

Julián Verdesoto, quien habita en el barrio Garay, asegura que la música y las bandas han tocado únicamente cuando se hacen los desfiles náuticos por las fiestas de julio y octubre, y el resto el sitio, que va desde el Puente del Velero hasta el puente de la calle 17, queda muerto.

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Parque Bicentenario. Así de solitario permanece a diario, apenas unos cuantos se atreven a visitarlo.GUSTAVO GUAMAN / EXPRESO

“El barrio Garay es un barrio de artistas. De aquí salieron cantantes como Julio Jaramillo y ahora siguen viviendo aquí representantes locales del pasillo. Sin embargo, esa parte de la cultura ha sido olvidada. Ante la falta de actos, ante la escasez de programas y de facilidad para que organicemos shows incluso, nadie lo recorre. El sitio es sumamente peligroso. Hay sujetos que te amenazan, todos armados. ¿Por qué no hay un ser de la Municipalidad que se atreva a rescatarlo? Un ser. Hay tantos concejales y ni uno solo, se pregunta hasta cuándo se va a permitir que la Plaza de la Música se esté convirtiendo en elefante blanco”, se quejó León Villaroel, quien vive a 3 cuadras del área.

Nos hemos cansado de pedir ayuda a la Alcaldía, a los concejales, a la Gobernación. A todos les hemos alertado de lo que implica vivir junto al skatepark del Suburbio, un sitio que al poco tiempo de inaugurado se dañó, murió, pero que necesita renacer.

Rumiñahui Ortiz, presidente de la Federación de barrios Febil

Pero estos escenarios no son exclusivos del Puerto Principal, en la capital el escenario está calcado y, en algunos casos, es peor.

Las autoridades tienen que cumplir lo que ofrecieron y no solo hacerlo por política, como ha pasado. Aquí, en la capital, hacen supuestamente obras, para justificar el gasto de la plata; más no por utilidad para la ciudadanía.

Washington Carrillo, usuaria del parque Los Tubos
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Byron Dávila visita el parque metropolitano del sur desde hace cuatro años. Dice que a más de ser un espacio casi anónimo y muerto, acceder a él es un privilegio de pocos. Solo de aquellos que tienen vehículo propio, porque líneas de buses no existen hacia ese extremo sur de la urbe. Este espacio verde se ubica en la avenida Simón Bolívar, sector El Troje, cerca de la salida de Quito, hacia el cantón Mejía. Cuenta con 663 hectáreas. Senderos. Miradores. Y una granja.

Hicieron la obra y nos ponen a los ciudadanos en la condición de ver cómo llegamos y tampoco es así. Si hacen algo que sea pensando en todo y no solo en poner por poner. No hay buses para ir acá y eso hace que esto sea muerto.

María Guamán, usuaria del parque metropolitano del Sur

Según Dávila, es una improvisación de obra. “Las autoridades no tomaron en serio su edificación. Es algo mal hecho. No hubo una planificación, un estudio correcto para considerar las variables como el transporte y otras cosas. Esta es una zona abandonada. Muerta”, se queja.

No se pueden seguir aplicando proyectos improvisados. La ciudad ya ha colapsado y seguirá haciéndolo si no se toman medidas urgentes y ahora. La mala gestión hace de estos espacios unos cadáveres urbanos, que molestan y ahuyentan.

Diego Mafla, arquitecto y urbanista

David Játiva concuerda. Él trota por los senderos todos los días, junto a su mascota, desde las 07:00, y ha sido testigo de las peripecias que hace la gente que quiere acceder al punto.

El parque metropolitano del Sur es de tipo ecológico y la ubicación lo favorece. Puede ser que la falta de transporte ocasione una problemática para que luzca muerto. Gestionaremos una solución con la Secretaría de Movilidad.

Lorena Izurieta, directora de parques metropolitanos de la Epmmop

“La gente que no tiene carro coge un bus que llega hasta el barrio Divino Niño, a 10 minutos a pie del parque. Desde ese punto bajan caminando sobre la avenida, que es un peligro por la cantidad de carros que circulan a alta velocidad. Es un gran espacio, pero inaccesible. Así no sirve de mucho”, puntualiza.

Parece que las modificaciones se han hecho a dedo. Señalaron un lugar, el que mejor les pareció y pusieron una “laguna”, juegos en otro lado, pero nada está ordenado. Las baterías sanitarias no son suficientes. Esto es una improvisación.

Daniel Laguasi, usuario parque Bicentenario

Este es uno de los espacios a los que el urbanista y arquitecto Diego Mafla califica de “no lugar”. Es decir, “sitios degradados que no tienen vitalidad urbana. Sin soluciones viales. Donde no hay interacción social”.

Según Mafla, esto es producto del desconocimiento que existe en el Cabildo. De la falta de asesoría técnica y de la ausencia de proyectos urbanos que se ajusten a la realidad. “Quito es una ciudad compleja, descuidada y extensa. A veces ponen estas construcciones como “soluciones”, pero acaban siendo inútiles”, añade.

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Parque Los Tubos. El área está botada y en ella se refugian los consumidores y delincuentes.GUSTAVO GUAMAN / EXPRESO

En el norte, en el parque Bicentenario, la situación no es diferente. Para usuarios como Jorge Cueva, este espacio no es más que un “proyecto improvisado y hecho al apuro”. Lo califica como “intento fallido de parque”, por las adecuaciones antitécnicas que se han hecho, como la laguna central, en donde se realizó una excavación profunda, se llenó de agua, pero no se consideró un sistema de filtración y limpieza.

Plaza de la MúsicaEn el sitio, la comunidad alerta a los visitantes de lo que allí ocurre. Saben incluso quiénes son los delincuentes y si están o no armados.

Hoy en día, el agua está empozada. Verde y con basura. En un recorrido realizado por EXPRESO se verificó que a un costado se abrió un pequeño desfogue para descargar el exceso de agua, la misma que cae hacia una zona verde que luce como ciénaga. Asimismo, en otros puntos del parque se han formado lagunas naturales, producto del exceso de lluvias. La falta de señalética es evidente. La pista de aterrizaje, hoy pista multiusos, luce descuidada y con baches.

Costo
Aproximadamente 16 millones de dólares ha costado construir la troncal 4 de la Metrovía.
Foto de Sistema Granas (8143066)

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“Nos ofrecieron un megaproyecto urbano y no cumplen. Ya son muchos años desde que salió el aeropuerto y no vemos nada. Necesitamos devolverle la vida a la zona. Esto luce muerto entre semana y de nada nos sirve que se llene solo los domingos”, agrega Cueva.

Lorena Izurieta, directora de parques metropolitanos, afirma que la falta de presupuesto es lo que retrasa el avance de la obra que inicialmente se ofreció. Además, sostiene que el proyecto ganador que se aplicaría en este espacio de 73 hectáreas “es ambicioso y no tan técnico, porque se sigue modificando para que se adapte al entorno”.

MantenimientoCerca de 35.000 dólares cuesta mantener el desolado parque Bicentenario, en la capital.

No hemos improvisado. Todo ha sido hecho sobre una norma. Se han hecho adecuaciones, pero la consolidación de un parque lleva tiempo y presupuesto. La inversión inicial que hicieron las autoridades de ese entonces fue de $ 8,5 millones. Mes a mes mantenemos las instalaciones en buen estado con cerca de $ 35.000”, aclara.

Pero no todo está perdido, sostiene Mafla, al hacer énfasis en que la solución radica en aplicar un proyecto que no sea solo de papel, para no degradar aún más a la zona.

“No se puede improvisar. Poner edificaciones por doquier para que queden en el abandono. Esto es producto de la falta de seriedad de las autoridades para elegir el proyecto ganador sobre el cual se está trabajando. En este espacio deberían existir áreas acuáticas, recreacionales. Parques temáticos de calidad. Esto ayudaría a que se active el comercio. Proyectos de vivienda aledaños, hotelería. No puede seguir colapsando la ciudad”, enfatiza.

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Washington Carrillo transita por el parque de los tubos, sector Solanda, sur de la ciudad, desde hace ocho años. Recuerda que hace cuatro aún estaba visible y accesible la quebrada Río Grande en este punto, y que tiempo después fue rellenada.

Según cuenta, “supuestamente para construir el mejor parque de la zona”. Pero el tiempo ha pasado y no hay indicios de que la obra llegue. En cambio, la delincuencia sí ha avanzado a pasos agigantados, y en lugar de tener un parque, los moradores cuentan con una guarida de maleantes y mendigos.

“Esto se está convirtiendo en una zona muerta. Lo rellenaron y se olvidaron de cumplir con el ofrecimiento. Si no iban a hacer nada, para qué hicieron tanto alboroto. Solo empeoraron la situación”.

Según los vecinos, desde que se realizó el relleno, las autoridades ni siquiera han pasado una podadora. El mantenimiento de la hierba que crece en el lugar es nulo, pese a que forma un solo cuerpo con el actual parque de los tubos.

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Izurieta aclara al respecto que la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) no puede intervenir en la limpieza porque no está legalizado el uso de suelo como espacio de recreación y tampoco cuenta con un equipamiento de parque.

Mediante un comunicado, la entidad aclaró que la obra fue realizada por la empresa Metro de Quito y que desconocen sobre los futuros proyectos que ahí se ejecutarán.

FALTÓ PENSAR EN EL ENTORNO

Para la urbanista Lili Carbonell, la razón por la que ni la Plaza de la Música ni el skatepark del Suburbio salen del estado de abandono en el que se encuentran, es porque ninguno ofrece nada, al igual que sus entornos, y los espacios, además, están plagados de quiebres abruptos. “En ninguna de las dos áreas hay agendas culturales, shows, agendas deportivas, que promuevan y sirvan de imán a las familias y al turista. En los alrededores de ambos, no hay más que casas y callejones grises y hasta con basura. No hubo planificación integral, faltó análisis, y allí el por qué de todo”, piensa.