Artesanos de monigotes piden intervención municipal
Los artistas de la calle 6 de Marzo se quejan de las pocas ventas
Los artesanos de los monigotes de la calle 6 de Marzo no están contentos este año. En esa zona del centro-sur de Guayaquil, las ventas están bajas y los precios de arriendo de locales son altos, coincidieron. Ellos piden al Municipio que intervenga.
Milton Morán, quien tiene 18 años de experiencia en la elaboración de monigotes, piensa que la falta de ventas radica en la ausencia de regulación municipal. “Aquí lo que hace falta es que el Municipio venga a censar y regular el cobro por los puestos, porque aquí hay mucha gente que cobra lo que quiere solo por la vereda. Aparte por la bodega se paga un adicional”, dice.
Morán cree que es tarea del cabildo medir los puestos de cada comerciante y acordar con los propietarios la regularización de nuevos alquileres durante la época de fin de año.
“Nosotros estamos dispuestos a pagar una tasa al Municipio para que nos mida los puestos y nos pongan un valor justo. Solo queremos que el Municipio intervenga”, reitera el artesano.
A eso suma que, por ejemplo, cada vez haya menos espacio para comerciantes y mayor competencia. “Está bien. Todos tenemos derecho a trabajar, pero regulados. Aquí se han dado casos en los que hasta se van de puñetes”, relata.
Jhon Villagrán, quien lleva dos décadas como artesano, asegura que este año el local donde exhibe sus monigotes le ha salido caro en comparación con años anteriores.
“Me salió carísimo, como en $ 400. Hay abuso por parte de los dueños de casa porque saben que uno necesita vender. Fuera bueno que la alcaldesa ponga orden en ese sentido para que todos trabajemos con valores justos”, sostiene.
Según Villagrán, la inversión que él hace cada fin de año para fabricar los muñecos tradicionales supera los $ 1.000. De esa cifra, afirma, le alcanza para pagar materiales y el local. “Lo que se gana es mínimo. Antes era más rentable”.
Por su parte, Flavio Solís, quien tiene siete años en el negocio de los monigotes, coincide en que desde hace tres años las ganancias han ido decayendo. “Nos quedamos con los muñecos. No perdemos, pero tampoco estamos ganando”.
Los muñecos que no son vendidos, asegura Solís, son quemados luego del 6 de enero. “Aquí usted viene y ya se ve toda la quemazón”, explica.
Este año, algunos de los artesanos han optado también por apuntarse a los concursos de monigotes que realiza la Municipalidad, para conseguir remunerar su labor.