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Labores. Decenas de personas han cambiado las oficinas por cafeterías, ante los cortes.Miguel Canales

La jornada en Guayaquil se trastoca por los apagones

Desde oficinas en centros comerciales hasta comprar comida solo por el día, entre los cambios

Las típicas jornadas guayaquileñas han cambiado. El anuncio de racionamientos de energía eléctrica en el Ecuador, que hizo el presidente Daniel Noboa el pasado miércoles 17 de abril, ha provocado que la tónica del ciudadano se vea afectada.

En algunas viviendas ya no se puede cocinar ni adquirir los alimentos para toda la semana, como antes; en otras, las familias han tenido que agruparse para realizar las actividades; los que venden productos refrigerados han tenido que suspender su comercio y otros hasta hacen sus jornadas laborales en centro comerciales. Así, decenas de guayaquileños han tenido inconvenientes para continuar con la cotidianidad.

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Johanna Villamil, moradora de la ciudadela La Saiba, relata como esta situación ha hecho que su día a día varíe constantemente, a tal punto que ha tenido que prácticamente pasar sus tardes en un mall.

“Trabajo como maestra de idiomas en una academia y tengo agendados alumnos todos los días en la tarde. ¿Cómo trabajo si no hay luz?”, cuestiona la ciudadana, que detalla que tiene cortes de luz de 04:00 a 08:00 Y luego de 13:00 a 18:00. La solución que ha encontrado es irse a centros comerciales para dar clases. “Prácticamente, robo internet y cómo solo dan por tiempos. Debo cambiar de una cuenta a otra para poder trabajar. Es incómodo y hasta cierto punto vergonzoso, pero debo buscar la manera”, contó la mujer, de 33 años, que ironiza que entre jueves y viernes coincidió con otro grupo de trabajadores que iban al mismo sitio a hacer la misma actividad. “Ya parecía un cíber”, relató.

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Historias como las de Johanna se repiten en muchas familias guayaquileñas. Por ejemplo, Isabel García, moradora de Sauces 6, cuenta que no ha podido cocinar en su casa desde el martes pasado. “Todos estos días la luz se ha ido durante la mañana y mi cocina es de inducción y no puedo hacer nada. He tenido que gastar en almuerzos, no tengo de otra”, lamentó.

Sin embargo, Daniela Patiño, moradora del Barrio del Seguro, ha encontrado otras opciones para disminuir los costos.

“Me he transformado en la cocinera de la familia. Por los cortes, ellos no pueden cocinar, así que lo que hago es preparar la comida para todos porque a mí se me va la luz en otro horario, luego me quedo en casa de uno de mis familiares a pasar la tarde, donde hago mis actividades y cargo mi celular, y así nos alternamos en distintas casas para no vernos afectados”, relató.

Algo similar pasa en la familia Rendón, en Urdesa. “En la casa de los abuelos se come y en la mía se lava todo lo nuestro y lo de mis padres. Toca alternarse. No queda de otra”, alega Mireya Rendón, de 53 años.

En el Barrio Centenario, en el sur de la ciudad, las tiendas de abastos se repletan cuando la luz regresa, ya que las familias esperan que los productos se congelen un poco para comprarlos. “Comprar en grandes cantidades y almacenar en casa ya no se hace porque con 9 horas de corte todo se daña”, aseguran los moradores.

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Comercio. Las tiendas barriales se repletan antes de cada corte de energía.Miguel Canales

Miguel Pérez, propietario de la tienda, cuenta un poco lo que llama “la nueva normalidad”. “Minutos antes que se vaya la luz, la tienda se llena porque la gente viene a abastecerse. Nosotros hemos implementado hieleras térmicas para mantener frías algunas cosas y poder venderlas. Tememos que con los constantes cortes, los artefactos se dañen”, comentó.

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Mientras tanto, la familia Gómez Duque ha optado por volver al uso de velas para poder realizar las actividades diarias. “Como no hay internet, no hay televisión, no hay nada, lo que hacemos es leer. Cojo unas velas y practico este hábito y a mis hijos los pongo a estudiar para que se alisten al regreso a clases, están repasando. Se debe aprovechar al máximo el tiempo”, comentó la madre de familia Emiliana Duque, quien resalta también haber retomado actividades físicas en familia como mecanismo para mantener distraídos a los suyos.

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Ocio. Algunas familias aprovechan para disfrutar de juego de mesas a la luz de las velas.Miguel Canales

Otras familias del norte de Guayaquil han optado por hacer compras inesperadas, pero necesarias ante las circunstancias. “Compré varias lámparas a pilas, cargadores portátiles y ventilador a baterías. Todo esto porque se me va la luz entre las 20:00 y las 24:00”, comentó Alan Quevedo.

Mientras tanto, la familia Centeno en una urbanización de vía a Salitre optó por buscar formas de divertirse mientras duran los apagones. “Mi mamá y unas tías mías decidieron jugar bingo. Cogieron una velas, unas linternas y se quedaron de largo jugando ahí. Me pareció una buena idea para soportar el calor y el mal rato. Ahorita todo es válido”, comentó Joselyn Centeno, miembro del clan.

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