Restaurantes y tiendas a media luz con el sonido del motor a toda máquina de un generador de fondo; cafeterías llenas con ejecutivos manteniendo reuniones o trabajando con laptops... Ese fue el panorama este 18 de abril tras la suspensión de la jornada laboral decretada por el Gobierno, para hacer frente a la crisis energética que vive el país.

Si bien la actividad en el sector público se redujo al mínimo, las empresas privadas buscaron mantener sus operaciones, en la medida de lo posible: generadores de electricidad, teletrabajo para los empleados que contaban con energía en sus casas, aceptar solo pagos en efectivo mientras volvía el suministro ante la imposibilidad de transacciones con tarjeta. Todo valía para no parar.

Aunque grandes establecimientos, generalmente, utilizan generadores eléctricos propios para no verse afectados con los cortes, los apagones, según se ha explicado, generan fallos en las líneas de transmisión que permiten hacer estas transferencias. Eso obligó a que varios consumidores se volcaran a los cajeros automáticos para sacar dinero en efectivo y así poder pagar sus compras.

“Estamos trabajando, que es lo importante, no al 100 %, pero estamos trabajando. La pérdida económica hay, pero no en grado máximo porque estamos abiertos, porque estamos laborando y tampoco queremos perder nuestra clientela”, aseguró Yuri Carrasco, propietario de Kayú, un negocio de comida saludable, ubicado al norte de Quito.

Ya hay un primer cálculo de las pérdidas. Los establecimientos comerciales del país dejan de vender hasta 20 millones de dólares por hora cuando existen cortes eléctricos. Así lo estima Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) que, frente a la crisis, estudia alternativas para mermar el impacto.

“Un golpe fuerte a las agendas de cada uno porque el feriado se comunicó con horas de anticipación. Nosotros ya teníamos planificados trabajos que realizar y esto nos ha complicado. Incluso en el tema de las comunicaciones, las plataformas están caídas”, aseguró David Lalaleo, un abogado en libre ejercicio profesional.

Guayaquil vivió una situación parecida. Este 18 de abril, pasadas las 09:00, las zonas céntricas del Puerto Principal, que aglomeran el principal movimiento comercial, amanecieron apagadas. Calles como Venezuela y José Mascote, al igual que la zona de la Bahía, sitios conocidos históricamente por albergar un gran número de locales, estaban desiertas; pero no fue hasta las 10:00 que el sector se levantó.

Aun con el anuncio del presidente Daniel Noboa de suspender la jornada laboral este jueves 18 y viernes 19 de abril, debido a la crisis energética, los guayaquileños salieron a las calles a cumplir con sus actividades diarias, otros a sus respectivos trabajos, pues muchos de ellos viven del día a día.

Los locales de la Bahía, unos equipados de generadores y otros atendiendo a oscuras, llamaban y recibían a la clientela, que “hay que comer de algo”, concordaron.

En la calle Quito, trabajadores de los negocios de cerámica explicaron que sus ventas bajaron en relación con la semana pasada. “No había cómo cobrar para ciertos clientes y otros no se animaban a entrar por ver el local apagado”, dijo un trabajador del sector.

Mientras que en la zona de la Bahía, en Chimborazo y Manabí, los módulos permanecían a oscuras, pero varios locales optaron por abrir; otro número de locales, permanecieron cerrados.

Para Hernán Morocho, la decisión era obvia: abrir sí o sí al público, uno no puede permitirse no laborar un día porque así lo dictó el presidente, señala. “Con o sin luz debo vender. Por suerte, yo comercializo ropa, pero aun así mis ventas bajaron un 30 %”, indica Morocho.

Asimismo, Janeth Fuertes, quien tiene un negocio de ventiladores, explica que la clientela se ha retraído, y que la principal consulta al momento de entrar a su negocio es “¿tienen ventiladores a pila?”.

“Nadie quiere ventilador a cable, porque no les sirve en los cortes, y cuando llegan se les puede dañar”, dice.

En las calles José Joaquín de Olmedo y Malecón, donde la mayoría de los locales aseveró no experimentar ceses, también hay menor movimiento.

A Omar Hurtado, quien vociferaba en este punto aun con energía los servicios que ofrece, el golpe de sus ventas le resta el ánimo. “Está sangrando el bolsillo”, aseguró.

Otros servicios esenciales, como clínicas y centros de salud privados, buscaron mantener su funcionamiento. Por ejemplo, en Dialycen, que se especializa en diálisis para pacientes con problemas renales, utilizan una planta de energía eléctrica para no dejar de dar el servicio a 140 pacientes diarios. El costo de mantener funcionado la planta asciende a 300 dólares al día, aseguró Adrián Tumbaco, trabajador del centro de salud.

• Región

Colombia cesa actividades para “cuidar el recurso”

El presidente colombiano, Gustavo Petro, propuso decretar este 19 de abril día cívico en el país para disminuir el consumo de agua y energía eléctrica, en momentos en que algunos embalses están en los niveles más bajos de su historia.

“Mañana queremos decretar un día cívico en Colombia para que la gente no utilice la energía eléctrica al máximo posible, para que podamos guardar una energía que necesitamos en los próximos días y, sobre todo, para que la gente disminuya en lo que se pueda el consumo de agua potable en estas grandes ciudades”, dijo el jefe de Estado en una ceremonia de aniversario del Comando General de las Fuerzas Militares.

Petro puntualizó que la iniciativa no es “para que no se tome agua, sino para que la tomemos en un lugar diferente a donde hay estrés hídrico”.

Según datos de XM, operador del mercado, el volumen útil de los embalses del país se ubicó el miércoles en 28,74 %.

“Así que este 19 de abril es un día cívico en Colombia, con estas características y hacia estos objetivos: cuidar el agua, simplemente cuidar el agua”, dijo Petro. 

• Investigación

“Dejaron correr el agua de la represa Mazar”

El secretario general de Comunicación, Roberto Izurieta, detalló en una entrevista concedida a Teleamazonas que se investiga posibles actos de sabotajes en el sistema eléctrico del país. Uno de los posibles actos de sabotaje que se indagan es cómo y por qué se vació la represa Mazar, durante la administración de la ministra de Energía, Andrea Arrobo: “Dejaron correr el agua, se abrieron las compuertas”, dijo el secretario de Comunicación.

Sin embargo, Izurieta no dio más detalles, pues aclaró que la Fiscalía está realizando las investigaciones y son de “carácter reservado”.

Sin embargo, José Gómez, el gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP), en la zona sur, aclaró que la información al respecto no es la adecuada. “La represa no tiene compuertas en donde pueda haber una actuación inadecuada. Además, toda la programación de los niveles la hace el Operador Nacional de Electricidad, que es el Cenace. Nosotros solo cumplimos con las disposiciones de Cenace”, sostuvo.

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