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Gisella Yapur
Gisella Yapur incentiva la cultura cafetera desde Urdesa, en la Perla del Pacífico.Gerardo Menoscal

Gisella Yapur: “Al guayaquileño no le faltan las salidas por un café”

Ella y su abuela abrieron Pandora Coffee House, una cafetería en la que unieron los conceptos de negocio y gastronomía.

Decir que nació en Guayaquil, va mas allá de lo que dice su cédula de identidad. Para Gisella Yapur, aquello involucra vivencias, costumbres y la cultura que lleva consigo. Y eso es lo que ella quiere que los guayaquileños comprendan a través del sabor del café.

Esa bebida le gustó desde siempre. Su aroma y su sabor en cada charla compartida la cautivaron, pero no le apasionaba en su totalidad hasta que emprendió en su proyecto.

Bajo el nombre Pandora Coffee House, ella incentiva la cultura cafetera desde una de las calles de Urdesa, en el Puerto Principal. Entrar allí es como vivir una experiencia a través de los diferentes productos que ha ido creando.

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No lo hizo sola. Detras del proyecto está también su abuela, una mujer de 86 años a la que muchos conocen como ‘La Boli’ que suele estar por las tardes en el lugar.

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En diálogo con EXPRESIONES, Gisella conversa sobre sus inicios en este rubro que entró en auge tras la pandemia, pues las cafeterías parecían prometedoras. Al menos así fue para ellas a pesar de los desafíos.

TODO NACE EN UNA TIENDA DE REGALOS

Primero fueron los dulces y postres. Le gustó la cocina a temprana edad, dice que desde los 5 o 6 años. “Eso viene influenciado por mi mami, la cocina era nuestro lugar favorito. Me recuerdo preparando tortas y también platos”. cuenta.

Tenía claro entonces la carrera que estudiaría. Se apuntó a Gastronomía en la Escuela de los Chefs y con lo aprendido, de a poco, empezó a hacer sus propias creaciones que subía a su red social para receptar pedidos.

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“Tanto a mi abuela, madre y a mí nos apasionan las cafeterías y en cada viaje, siempre armamos un plan para conocer una nueva. Somos muy cafeteras”, confiesa.

La Boli, por su parte, tuvo una tienda de regalos por más de 35 años. Se llamaba Pandora Shop y quiso darle otro giro.

Urdesa fue creciendo y abundaron oficinas y negocios. “Entonces mi abuela, sin consultar, porque ella es muy decidida, decidió transformar la tienda en una cafetería. Cuando ya tenía más o menos todo armado, me contó lo que estaba haciendo y me preguntó si quería ser parte de su proyecto”. La respuesta fue inmediata: “De una, sin miedo”, le dijo.

Se ocuparon entonces de lo que hacía falta para poner a funcionar el local.

Han pasado tres años desde ese 1 de octubre, cuando Pandora Coffee House abrió sus puertas... incluso para las mascotas.

EL PRETEXTO PARA UNA TAZA

Cuenta que son más de veinte creaciones que ha hecho en base al café y que van mas allá del capuccino y mocaccino. Lo mismo ocurre con los dulces y postres y los bocaditos de sal.

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“Si la receta pega, se queda en el menú. Siempre estoy buscando el elemento diferenciador. Ahora he sacado más platos no solo para desayuno, sino brunch. Y he añadido cocteles”, añade.

Así va conquistando paladares de clientes que llegan de diferentes lugares de la ciudad.

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“En el tema salado, el guayaco es tradicional. Le gusta la tortilla de verde o yuca, con el huevo frito encima, por ejemplo. Pero en lo dulce, en cambio, se arriesga y quiere probar recetas nuevas. Pero lo que no le falta en sus conversaciones es el café”, explica.

A ella tampoco. Cada vez que se reúne con su mamá y su abuela, el aroma de esa bebida está con ella, como cómplice de esos encuentros para ponerse al día.

“Ese es nuestro momento. Y creo que de la mayoría de los guayaquileños... Es que alrededor del café surgen grandes conversaciones”, concluye.

ESTO NO TERMINA AHÍ

Gisella dice que su abuela y ella son como el Ying y el Yang. Y eso ha sido la clave para mantenerse juntas en este proyecto. La Boli pone su trayectoria en los negocios, Gisella su experiencia en la gastronómica.

Los altibajos no han faltado. “Cuando abrimos en 2020, tuvimos que resistir el encierro del rebrote y toques de queda que nos obligaban a cerrar a las 18:00 para irnos a las casas... Hubo días en los que uno se desanimaba o estresaba por las ventas. Pero mi abuela siempre estaba ahí, dándonos fuerza”.

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Para enganchar a más clientes dieron el salto a las redes sociales y así llegaron a clientes de otros sectores de la ciudad, incluso por delivery.

Como dos cabezas piensan mejor que una, ya están armando en equipo lo siguiente con lo que sorprenderán. “Hemos crecido... Para las tardes el siguiente paso es hacer almuerzos”, dice a modo de confesión.

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