Venta de comida a un dólar
Los vendedores ambulantes cargan la comida en contenedores.Amelia Andrade

Almuerzos a $ 1 convierten al centro en comedor ambulante

Quienes los consumen, apelan al ahorro.  Médicos y líderes en turismo critican la falta de control municipal y de Salud. Hablan de competencia desleal

Eduardo Cobos levanta la tapa de la tarrina amarilla de foam. No sale humo. La comida que fue almacenada allí, horas antes, ya no está caliente. Respinga la nariz e inhala para comprobar que el seco de pollo con ensalada rusa no esté descompuesto.

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Son las 13:30 del viernes 28 de febrero de 2020 y en el centro de Guayaquil pululan los hambrientos en busca de almuerzos. En la funda donde Vilma Torres guardó 50 tarrinas iguales, repletas de cuatro variedades de platillos para vender a un dólar, solo quedan cinco. Eduardo ya comió, pero le compra una a Vilma para regalársela a una familia venezolana que a esa hora no ha probado bocado.

La cocinera guayaquileña se instala a diario, desde hace un año, atrás de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de la calle Pedro Carbo y 9 de Octubre, para vender platos fuertes más jugo en funda en $ 1, y almuerzos completos en $ 2.

Yo no recomendaría comprar comida en la calle si esta no tiene la garantía del caso: una buena preparación, manipulación y conservación de alimentos.

Ernesto Carrasco,
Presidente de la Federación Médica Ecuatoriana
Foto de Sistema Granas(31296292)

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En el sitio no hay mesas, ni sillas. Solo llegan Vilma y otras tres familiares, desde el suburbio, con enormes sacos repletos de comida. Ejecutivos, trabajadores, comerciantes, vendedores ambulantes, estudiantes y quien tenga hambre y un dólar en el bolsillo se amontonan desde las 11:00, cuando ellas llegan, a pedir los alimentos.

Los que tienen donde comer recogen su recipiente y se marchan. Quienes no, como el taxista Orlando Burgos, se acomodan en portales, piletas, aceras y bancas de la plaza Rocafuerte y sus alrededores.

El centro, en aquel parque frente a la iglesia San Francisco, se convierte en un comedor informal donde se mezcla el esmog vehicular del mediodía, el hedor a orina de portales usados como baños públicos y los condimentos de los vendedores informales que ofrecen desde chaulafán hasta arroz con menestra y carne.

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Venta de comida ambulante
Trabajadores y transeúntes del centro de la ciudad se sienta en bancas a comer.Amelia Andrade

Vilma y sus familiares no son las únicas. Es imposible contar cuántos comerciantes ambulantes de lo que ya se conoce como el ‘dolarazo’ recorren este sector con contenedores que almacenan de 30 a 50 tarrinas. La mayoría son venezolanos, según Gustavo Zúñiga, director de Aseo Cantonal, Mercados y Servicios Especiales del Municipio de Guayaquil. Añade que, por eso, su control y regulación es una tarea que el cabildo no ha podido efectuar.

Esta actividad está violando, en principio, dos ordenanzas municipales. La primera es la que prohíbe la venta ambulante en diferentes zonas, entre ellas la 9 de Octubre. La segunda, aprobada y publicada en septiembre de 2018, la que regula el comercio y entrega de productos plásticos de un solo uso, especialmente los utilizados para almacenar comida.

Las ventas de nuestros negocios han bajado. No me parece justo que mientras nosotros tengamos que pagar impuestos, otros no sean regulados.

Olga Guamán,
trabajadora de un restaurante en el centro

Ernesto Carrasco, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, explicó que el expendio de alimentos sin regulación está poniendo en riesgo la salud de los guayaquileños. “Ya es conocido que este tipo de envases son tóxicos”, sentencia, sobre todo si se exponen a otros componentes calientes.

A esto se añade la manipulación incorrecta de los alimentos, que podría ser una fuente de transmisión de enfermedades como la hepatitis y afecciones gastrointestinales. “No hay una certificación de que estos alimentos hayan sido preparados bajo adecuadas normas de higiene. Además, el ambiente no favorece su conservación”, precisa.

La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) es la encargada de vigilar que se cumpla la Normativa Sanitaria para Alimentos Procesados. EXPRESO se comunicó con el Departamento de Comunicación de la entidad para conocer qué tipo de control aplicaban a este expendio de comida, y hasta el cierre de esta edición no contestaron.

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No obstante, clientes fijos de los ‘dolarazos’, como Javier Tomalá, confían en el tratamiento que Vilma y su familia dan a los alimentos porque, asegura, come a diario allí y no ha sentido afecciones a su salud.

Su crítica se direcciona a los extranjeros que, comenta, no se aseguran de que la basura que queda luego de comer sea recogida en la zona. Vilma, por ejemplo, le regala un plato al personal de aseo municipal para que le ayude a recoger las tarrinas que se amontonan en los tachos de la calle Pedro Carbo.

VENTA DE COMIDA BARATA 4
Los vendedores caminan con carretillas para llevar los contenedores.Amelia Andrade

Pero el panorama en los alrededores de la plaza Rocafuerte es distinto: tachos repletos de tarrinas, servilletas en el suelo, cucharas, restos de comida esparcidos en el pavimento.

Para Holbach Muñeton, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas y de la Federación Nacional de Cámaras, además de dar un mal aspecto al centro de la ciudad, la actividad es una competencia desleal para los restaurantes que pagan impuestos y cumplen normas de higiene en el centro.

El problema, insiste Tomalá, es que a muchos ciudadanos, como él, no les alcanza el dinero para almorzar en estos sitios donde esta comida no cuesta menos de 2,50 dólares.

Según un análisis que realizó una entidad bancaria el año pasado, a través de su Programa de Educación Financiera ‘Aprende’, un ciudadano que consume alimentos fuera de casa gasta al mes 125 dólares, si suma el promedio 3 dólares por almuerzo y otros 2 para la compra de snacks y bebidas. Para Tomalá, es impensable gastar esta cifra.

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Eso ha llevado a que comerciantes como Raúl Suconota, quien tiene un restaurante en la zona, deje de ofertar almuerzos dentro de su menú y solo se quede con platos a la carta. Asegura que otros negocios han cerrado sus puertas a causa de este fenómeno que ha convertido al centro en una feria libre de alimentos sin regulación.

VENTA DE COMIDA BARATA 3
Los vendedores ofrecen una variedad de platillos: chaulafán, secos de carne, pollo, mariscos, entre otros.Amelia Andrade