Frenton
Carlos Muñoz fue muy querido por los seguidores de Barcelona.Archivo / Expreso

Muñoz y Barcelona, un idilio que ni la muerte pudo doblegar

El 26 de diciembre se cumplen 26 años de la muerte del 'Frentón'.

La resaca navideña de 1993 es una de las más nefastas para la hinchada de Barcelona. Aquella madrugada del 26 de diciembre, radio Cristal despertaba al país con la infausta noticia. En un accidente de tránsito, ocurrido a pocos kilómetros de General Villamil (Playas), falleció Carlos Muñoz Martínez, el delantero que apenas tres días antes anotaba un hat trick ante El Nacional, dejando al Ídolo clasificado a la Copa Libertadores de 1994. Más allá de las circunstancias personales que rodearon el accidente, el deceso del ‘Frentón’ Muñoz provocó una de las mayores manifestaciones colectivas de dolor que se recuerdan en el Puerto Principal.

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La morgue de tránsito, ubicada en la subida del cerro Santa Ana, acogió a miles de curiosos que llegaron al lugar para constatar la noticia. Muchos no podían creerlo, algunos se dieron forma para subir al techo para poder ver por un pequeño tragaluz el instante en que se le realizaba la autopsia.

“Es el man, es el man... se mató la pinta”, gritó uno de ellos. Entonces, por unos segundos, un silencio sepulcral invadió el lugar. Fue el preámbulo de interminables cánticos relacionados al Ídolo del Astillero y al deportista fallecido. Impresionantes ríos humanos se fueron sumando, a la espera de que se defina el lugar donde se velarían sus restos.

El pedido mayoritario fue llevarlo al estadio Monumental, el escenario donde vivió jornadas inolvidables, aquellas que se convirtieron en su mejor vitrina. Poco después trascendió que el encuentro ante los puros criollos sería el último con el conjunto canario, porque su traspaso a un club del extranjero estaba prácticamente cerrado.

Tenía 28 años y ya se había consolidado como figura de la selección ecuatoriana de fútbol, aunque no lo hizo en el puesto donde estaba acostumbrado, la delantera.

El director técnico Dusan Draskovic vio en él cualidades para utilizarlo como carrilero. Allí también destacó. 

La salida del féretro de la morgue marcó un momento impactante. En medio de tantas camisetas amarillas destacaron algunas azules, eran los hinchas de Emelec, quienes ese día dejaron de lado la rivalidad para mostrarse solidarios con el dolor del hermano de barrio.

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El velorio sirvió para que familiares, amigos y los fanáticos que cada domingo llenaban sus gargantas con el grito de gol generado por el deportista se despidan de él.

Las anécdotas fluyeron, pero sin duda la que más llegó al corazón de la opinión pública fue la protagonizada por la esposa de Carlos Muñoz, Violeta Vergara, quien se encontraba en los últimos meses de su segundo embarazo. En su vientre se gestaba un niño que nunca vería a su padre, pero quien con el paso de los años se fue alimentando con los relatos de quienes tuvieron la oportunidad de disfrutar de aquellos veloces desbordes, sus gambetas y la precisión que mostraba cada vez que entraba al área. Era un auténtico torturador de arqueros.

La vida continuó, Barcelona ganó otros títulos y destacó a nivel internacional, pero en la memoria de los amarillos sigue vigente el goleador inmortal.