Mario Pineida, presente sin estar: el homenaje que rompió corazones.
Mario Pineida, presente sin estar: el homenaje que rompió corazones.Karina Defas

Mario Pineida unió a Barcelona SC e Independiente del Valle | Homenajes

La muerte del futbolista convirtió el partido en un acto de memoria, respeto y silencio

El estadio respiraba raro. Como si supiera que esa tarde no era de goles, sino de despedidas. Antes del primer pase, el nombre de Mario Pineida ya pesaba más que cualquier resultado. En las tribunas, su rostro multiplicado en cartones decía lo que nadie se animaba a pronunciar: duele que no estés. Se jugaba el Independiente del Valle vs. Barcelona en el estadio Banco Guayaquil. 

El ídolo salió de negro, como se visten las ausencias que no se aceptan. El número 2, apretado en una cinta negra, rodeó los brazos de sus compañeros. Ese número ya no volverá en 2026, pero tampoco se irá jamás.

Independiente del Valle, rival de turno, entendió el mensaje. Crespón oscuro en la manga y respeto en cada gesto. El pasillo fue más que protocolo: fue un abrazo silencioso. El fútbol, por una vez, fue humano.

Independiente del Valle y el letrero, “Siempre con nosotros, Marito”: la noche en que el fútbol se vistió de luto
Independiente del Valle y el letrero, “Siempre con nosotros, Marito”: la noche en que el fútbol se vistió de luto.Karina Defas

Las lágrimas de sus compañeros

Un minuto de silencio en honor a Mario Pineida se dará en el Independiente vs Barcelona.

Mario Pineida y el homenaje que le darán en el partido Independiente vs Barcelona

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El cartelón amarillo lo resumió todo: “Llevaste con orgullo la camiseta”. Y cuando ambos equipos se juntaron para la foto, el mensaje caló hondo: “Siempre con nosotros, Marito”. No hubo colores. Solo dolor compartido.

El minuto de silencio fue eterno. El estadio quedó suspendido en el aire. Nadie respiraba fuerte. Joao Rojas miró al vacío. Octavio Rivero se quebró. El llanto del goleador fue el de todos. Brayan Carabalí bajó la cabeza, vencido. En las gradas, padres, hijos y desconocidos lloraron juntos.

Mario Pineida se fue a los 33 años, demasiado pronto, demasiado injusto. Pero esa noche volvió. En el silencio, en las lágrimas, en el fútbol que entendió que hay nombres que no mueren. Marito vive. En la memoria. En la camiseta. En el corazón.

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