
Julián Rivera, el niño ecuatoriano que brilla en el karting mundial
Con apenas 12 años, Julián Rivera suma títulos mundiales en karting y sueña con ser profesional en la categoría
En escenas de “Fórmula 1”, con Brad Pitt como un piloto de la vieja escuela, la película revela un talante: esos locos que corren velocidades modo avión, pero sobre asfalto, bajo lluvia y asediados por otros iguales; son únicos.
Una sicóloga orienta en el tema: “hay unos perfiles que requieren, como razón de ser, competir todo el tiempo; especialmente, contra sí mismos”. De esta euforia omnipresente, hay un segundo momento: se imponen ganar.
Estas señas de carácter se expresan en niños como Julián Rivera, súper enfocados que muestran aptitudes y actitudes que otros carecen. Una de ellas, y fundamental: no tener miedo.
Jugaba a las arrolladas
Ximena Salas es la madre de Julián, quien a sus 12 años ya es figura del karting mundial. “Ni caminaba bien y al año y medio ya jugaba a las arrolladas en su bici strider; esas que son sin pedal y que impulsas con los pies. Por ahí rodaba, cada rato”, ríe.
Con tres años, en Latacunga, Julián conoció el Kartódromo Cotopaxi, de mano de su padre, también piloto. Ahí se inició, en su propio bólido. Su entrenador, Sebastián Calero, marcó los fundamentos. El futuro campeón llevaba la sabiduría y aliento de papá, Camilo.
Autopista a las estrellas
No fue sino hasta 2022, con 9 años, que Julián aceleró al sueño con un título mundial. Hoy es bicampeón del Rotax Winter Trophy, EEUU; campeón Panamericano y cuatro veces monarca de Ecuador. Eso sin contar que es el primero en correr en la FIA Academy Trophy, donde es cuarto, tras las carreras de España y Alemania, ambos circuitos de altísima competitividad.
“En la largada, siempre es el más chiquito”, comenta su madre. “Es inquieto, extrovertido, lanzado, carismático”, añade sobre su “loquito”. El pequeño es hijo único. “Le damos todo el tiempo y apoyo”.
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Julián en su propia recta

“Es muy duro (la competencia), vamos de meta en meta”, dice Julián, quien en pits tiene apoyo de empresas familiares y el amor de sus padres. “Corre y me paso suspirando”, replica la mamá. Y no es para menos: en karting, la exposición del piloto es extrema.
Actualmente Julián estudia en el Comuna School, de Quito. “Toca faltar, pero me igualo y salgo adelante en los exámenes”, cuenta, revelando al impensable: no apunta a la Fórmula 1, meta anhelada por los kartistas. “Quiero ser profesional y campeón en esto: eso sueño y me tiene feliz”, dice él. Luego, quizá busque lugar en la Indy Car, famosa categoría de monoplazas en EE.UU.
Cremona, próxima largada
Durante la entrevista para esta nota, Julián estaba en Italia, entrenando en la pista profesional de Cremona, donde correrá en septiembre. Había desayunado pan con huevos y fruta. “Papá me llevó al kartódromo, la velocidad se metió dentro de mí. De ahí, hasta ahorita”.
Julián, respecto a la peli de Brad Pitt, comenta que es muy real, que incluso se aprende de ella. “Es cierto: la experiencia hace al piloto”, concluye a sus doce años. ¡Acelera, Julián!
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