Depresión conducción
Las emociones controladas son vitales al instante de conducir un vehículo.Cortesía

En Ruta: Las consecuencias de conducir con depresión o ansiedad en las carreteras

Expertos aseguran que pese a la preparación, una afectación emocional es de alto riesgo. Es preferible no conducir

Está depresivo. Vive un luto profundo. En sí, experimenta una emoción adversa que afecta su estado anímico: no conduzca. Hacerlo aumenta la probabilidad de sufrir un siniestro de tránsito, tal como cuando ignora los denominados factores de riesgo, entre ellos conducir usando el celular, la ingesta de alcohol o el exceso la velocidad.

Esta precaución se encasilla en la denominada ‘conciencia vial’. Así lo asegura Diego Naranjo, experto en Educación y Seguridad Vial, quien explica que una persona se puede saber de memoria la Ley de Tránsito o el Código Orgánico Integral Penal, pero si un día sale con un pesar profundo no va a ejercer una buena conducción. Es por eso, que es vital que quien conduzca tenga las emociones controladas.

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“Quien se encuentre anímicamente afectado debe abstenerse de manejar, pues el riesgo de generar un siniestro de tránsito es muy alto. Es fundamental hacer conciencia”, recalca; y además, expone que ese es un tema del que poco se habla, pero es importante al momento de proteger la vida, no solo de quien conduce, sino de la comunidad.

Bajo esta premisa es que cuando se analiza la seguridad en la conducción se consideran tres factores: el humano, que abarca el 95%, pues genera las acciones basadas en la salud y en los aspectos psicológicos y fisiológicos. Otra es el vehículo en un 3%, ya que debe ser seguro. Por ejemplo, si va a emprender un viaje se debe revisar la parte mecánica, llantas, fluidos y otros componentes. Y finalmente, pero no menos importante: el vial, que es apenas del 2% y se puede trabajar andando a la defensiva.

Bladimir Vásquez, experto en el área de servicio de vehículos, coincide con estos puntos. Y es que, dice, operar un carro, sea liviano o pesado, es una responsabilidad que no debe tomarse a la ligera; por eso, “mientras más preparada está la persona para ubicarse ante el volante, más capacitada está para afrontar los desafíos que eso implica”.

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Más allá de saber manejar el vehículo a la perfección, sostiene, los buenos conductores deben tener destrezas que incrementen su seguridad y la de los ocupantes, siendo la paciencia y la concentración, una de las más importantes.

Según dice, la fortaleza emocional es vital ante la adversidad, para evitar maniobras inadecuadas o bruscas en una vía o carretera, pues esto puede poner en peligro la integridad del conductor, sus acompañantes o los bienes que esté transportando, en caso de ser chofer de carga, explica Vásquez.

Todo conductor debe recordar, aseguran los profesionales, que en la ruta, en la ciudad o fuera de ella, confluyen muchos factores y actores: la idea es conducir a la defensiva, no creer que, porque hemos sido capacitados, no va a pasar nada. Hay que estar prevenidos ante cualquier omisión o falta de preparación de otros conductores; o alguna adversidad natural.

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