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Las investigaciones buscaban desarrollar proyectos para contener las muertes que al año dejan otras enfermedades.GERARD JULIEN / AFP

Coronavirus: El Covid-19 frena la lucha contra otras epidemias

La malaria, el sida y la tuberculosis matan a millones de personas al año en todo el mundo, el trabajo para vencerlas se ha minimizado por la pandemia.

El coronavirus ha detenido la rutina a la que el mundo estaba acostumbrado, lo que ha provocado bajadas y desniveles en la economía, producción y muchas otras áreas esenciales para sostener a las sociedades. Y si bien la ciencia no ha parado de trabajar por ponerle fin a esta situación, sí se ha visto afectada en la lucha que la misma sigue contra otras enfermedades que todos los años causan millones de muertes en distintas partes del mundo.

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Y precisamente eso es lo que ha pasado con el investigador Carlos Chaccour, experto en malaria del Instituto de Salud Global de Barcelona, quien, teniendo una idea, desarrollándola por tres años, obteniendo finalmente la financiación y a un paso de tomar un avión con destino a Mozambique; todo se le ve derrumbado con el estallido de esta pandemia.

Todo esto correspondía al proyecto que Chaccour pretendía aplicar en comunidades rurales y que estaba llevando a cabo para probar un producto que elimina a los mosquitos transmisores de malaria, con la idea de comprobar su eficiencia en la población infantil. “Como poco se retrasará un año. Es imposible hacer ese trabajo en este momento. Para empezar, representaría un gasto superior en medidas de protección para los trabajadores. Puede ser muy peligroso”, señala.

“No sabemos aún qué va a pasar con el financiador. De momento nos ha dicho que nos sigue pagando los sueldos, pero hay mucha incertidumbre”, apunta Chaccour. Y eso no es todo, la emergencia generada por el coronavirus amenaza con tirar al suelo avances conquistados a lo largo de las últimas décadas en atención e investigación, especialmente en el campo de las tres grandes pandemias vigentes de la humanidad: malaria, sida y tuberculosis.

Casi tres millones de personas -principalmente en África Subsahariana y Asia- mueren al año por estas enfermedades. A pesar de que no existe una conclusión sobre lo que el coronavirus puede causar en pacientes con estas condiciones, todo apunta a que son especialmente vulnerables; puesto que, por ejemplo, las personas que viven con VIH están inmunodeprimidas, y las que tienen tuberculosis sufren de problemas respiratorios.

“El impacto de la Covid-19 podría hacer descarrilar el progreso conseguido en VIH, tuberculosis y malaria y provocar muertes adicionales, a través de la coinfección con personas que ya son vulnerables, a la interrupción del tratamiento y de las cadenas de suministro de medicamentos”, admite Françoise Vanni, directora de relaciones internacionales del Fondo Global para la lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis.

Este organismo es una especie de alcancía en la que países y entidades privadas aportan donaciones en la lucha contra estas pandemias. A finales del año pasado alcanzó una cifra récord de recaudación al alcanzar los 14.000 millones de dólares. “No tememos que se reduzca el apoyo de los donantes. La última recaudación mostró el compromiso a la hora de combatir epidemias”, recalca Vanni.

La experta enfatiza que todas las inversiones que se destinen a combatir el coronavirus son complementarias a la lucha contra estas enfermedades. Pensamiento que comparte con Kevin Osborne, director de la Sociedad Internacional de VIH: "Se pueden dar casos de que la infraestructura necesaria para dar respuesta a la Covid-19 contribuya a los recursos existentes para el VIH (pruebas comunitarias, clínicas locales, cadenas de suministro), pero la atención a la Covid-19 no debería reemplazar o desplazar los servicios de VIH".

Otro posible avance que se ha visto afectado por la crisis se desarrollaba en España. Hace solo dos meses, se anunciaba que ese país lideraría el mayor proyecto en la historia de Europa contra la tuberculosis. “El proyecto sigue, pero nos encontramos en una especie de parón. Las actividades en hospitales y laboratorios se han paralizado. Las universidades están cerradas, el instituto Pasteur… Los analistas de datos y programadores son los que pueden avanzar”, detalla Juan José Vaquero, coordinador del proyecto.

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Los ensayos de este programa, que estaban programados inicialmente para este año en muchas partes del mundo y ahora como mínimo, se trasladan a 2021. “Se estima que un tercio de la población mundial está infectada con tuberculosis, aunque no muestre síntomas. En este escenario, abandonar la lucha contra la tuberculosis sería muy arriesgado. Si la descuidamos, podemos volver a la situación en la que estábamos hace 20 años”, advierte el experto. Y si los avances conseguidos en estas tres grandes epidemias corren el riesgo de sufrir retrocesos, las llamadas enfermedades desatendidas, aún más.

Íñigo Lasa es director general de Anesvad, una ONG española que se vuelca principalmente en estas dolencias olvidadas en Benín, Togo, Costa de Marfil y Ghana reconoce que "es pronto para decirlo, pero tememos que lo que ya de por sí está olvidado, se olvide un poco más".

"Uno de los elementos positivos es que muchas de las recomendaciones que se están dando para combatir el coronavirus sirven también para las enfermedades tropicales olvidadas, así que pueden surgir sinergias beneficiosas", apunta. Y cree que hay esperanzas ya que no todo está parado y la reunión que mantendrán las principales organizaciones en el mundo dedicadas a estas dolencias desatendidas se mantiene.

Uno de los principales afectados puede ser el continente africano. Algunas de las primeras medidas adoptadas por esta región fueron el cierre de fronteras, la revocación de visas y la expatriación de parte del personal extranjero.

Durante la epidemia del ébola, los hospitales africanos se convirtieron en lugares de los que la gente huía porque los asociaban con más contagios. Esto puede suceder también en esta ocasión, como sostiene Vanni, del Fondo Global: “Los padres con niños con posible malaria pueden tener miedo de llevarlos a clínicas. En el 2014, por ejemplo, las muertes adicionales por VIH, tuberculosis y malaria como consecuencia indirecta de brote de ébola, excedieron las muertes causadas directamente por esa enfermedad”.

Ahora todos estos problemas son una realidad y Chaccour se lamenta de que Europa vaya a ser consciente con el coronavirus de lo que supone que una sola enfermedad colapse su sistema sanitario. “En muchos países africanos llevan años viviendo esta misma situación con la malaria”.