Ciencia y Tecnologia

¿Cómo será nuestra vida pospandemia? Científicos argentinos responden

Científicos de distintas entidades trabajan para conseguir una rutina de menos riesgo de contagio de coronavirus para la población

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Los científicos para desarrollar tecnologías para la protección del personal sanitario y ciudadanos.pixabay

“Va a haber todo un mundo nuevo que se va a desarrollar”, es lo que asegura Mariana Carfagnini, investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y líder de uno de los 64 proyectos financiados por el Gobierno argentino durante la pandemia por coronavirus.

Cientos de científicos argentinos trabajan para que pronto la población pueda vivir una nueva normalidad en la que haya riesgo mínimo de contagio para los civiles y el personal sanitario, hasta que una vacuna sea descubierta.

Apuntan a un futuro próximo en el que se puedan hacer los tests de coronavirus desde cabinas portátiles, los traslados sean de alta seguridad y el personal de la salud pueda estar protegido con telas “antivirus”.

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TECNOLOGÍA REDUCIR EL CONTAGIO

El alto índice de contagios entre el personal sanitario es uno de los problemas que ha afectado a muchos países en esta pandemia. Y uno de los momentos claves es durante la realización de tests para verificar si el paciente tiene el virus, según Laura Steren, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Debido a esto, ella y su equipo están desarrollando una cabina que permitirá establecer una barrera física entre pacientes y médicos, que reducirá el riesgo de contagio.

La científica explica que el plan es que el paciente esté dentro de la cabina “y cualquier aerosol que pueda emitir quede dentro y sea filtrado el exterior”, y añade que también podría ser lo contrario: el médico esperaría al paciente dentro de la cabina.

El objetivo del proyecto es que pueda utilizarse en varios escenarios: tanto en hospitales, como en lugares remotos donde la cápsula funcionaría como laboratorio portátil.

El bioingeniero Luis Pulenta trabaja con su equipo en el Hospital Rawson, en San Juan, para conseguir traslados de pacientes graves con la más alta seguridad.

Han desarrollado una cabina cerrada, que se sitúa sobre una camilla, y filtra el aire contaminado para reducir el riesgo de contagio con el personal sanitario.

Explica que llevan trabajando en el prototipo desde que “Argentina tenía tres o cuatro casos” y que el plan es fabricar 15 de estas cápsulas de distintos tamaños.

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CIENCIA PARA LA VIDA DIARIA

Los científicos no solo están trabajando por el ámbito sanitario, si no también para mejorar el día a día del resto de la población durante la pandemia.

El equipo de Carfagnini está trabajando para descubrir la capacidad de filtrado de distintas telas para que el consumidor sepa cuál es la mejor opción para hacer mascarillas caseras.

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El equipo de Carfagnini trabaja para calcular la capacidad de filtrado de partículas de algunos textiles.EFE / Inti

También trabaja en crear una especie de “sello de confianza” para las mascarillas, que indique cuáles han sido puestas a prueba y sean las más seguras, con el fin de “dar una sensación de confianza de qué es lo que me protege y que no".

Otra de las ramas del estudio se dedica a investigar la posibilidad de añadir recubrimientos antivirales que impidan la propagación del virus, a textiles de la vida cotidiana como tapicería de los asientos de un autobús.

ELABORACIÓN DE GEL ANTIVIRAL NATURAL

En la Universidad Nacional del Sur, un equipo dirigido por Verónica Lassalle y Vera Álvarez trabaja en un gel con propiedades antivirales elaborado en base a desechos del camarón.

Este polímero natural hace que el virus se quede “pegado” a la tela recubierta por el gel, y de este modo no puede expandirse, explica Álvarez.

Lasalle añade que es un proyecto en el que ya llevaban tiempo trabajando y “entonces nos pareció que es lo más rápido que podríamos sacar del laboratorio”, también destaca que podrían trabajar en un aerosol con las mismas propiedades.

La científica explica que el material es fácil de obtener porque es extraído de desechos pesqueros y que los primeros prototipos podrían estar listos en unos seis meses.

Mientras la sociedad está preocupada por el desarrollo de una vacuna que no sabe cuándo o cómo llegará, el objetivo de los científicos argentinos es trabajar para conseguir una rutina de menos riesgo para el personal de la salud y la población.